CNBB realiza debate virtual sobre un desafío cada vez más presente La Iglesia en el mundo urbano: "fermento de fraternidad en la ciudad”

Contrastes en Brasil
Contrastes en Brasil

"Reflexionar y compartir sobre temas y realidades importantes para la vida de los cristianos, y para todos aquellos de buena voluntad que desean ver y experimentar la Iglesia en salida hacia las periferias y también desean ver y experimentar un Brasil mejor, otro Brasil posible"

"Es tarea de la Iglesia hacer que el Evangelio de Jesucristo llegue al corazón de las personas, a las estructuras sociales y a las diversas culturas"

"Ser comunidad en torno a la Palabra, el Pan y la Caridad, con la misión de ser fermento de fraternidad, renovando la ciudad desde dentro con la fuerza del Evangelio"

"No vamos a la raíz de las cuestiones que impregnan el proceso de evangelización, que es un diálogo con profundidad

Celso, Aquino Junior, Dom Mol

Como todos los primeros jueves de cada mes, esta vez el segundo por la fiesta del Corpus Christi, celebrada el pasado jueves, el webinar "Panel Iglesia en Brasil" ha reflexionado este 10 de junio sobre "La Iglesia en el mundo urbano y los desafíos pastorales".

Dirigido por Mons. Joaquim Mol, el encuentro virtual contó con la participación del padre Francisco de Aquino Júnior, autor del libro "Pastoral Urbana: novos caminhos da Igreja no Brasil", y del asesor de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) en la Comisión Episcopal de Pastoral para los Laicos de la CNBB, el teólogo Celso Pinto Carias.

En mayo de 2019, la 57ª Asamblea General de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), reflexionó sobre la evangelización del mundo urbano, reflexión que forma parte de las actuales Orientaciones Generales para la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil, para el cuatrienio 2019-2023.  El tema también se trabajó en el 14º Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), celebrado en 2018 en Londrina.

Según el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Comunicación de la CNBB, el objetivo de estos encuentros virtuales mensuales es "reflexionar y compartir sobre temas y realidades importantes para la vida de los cristianos, y para todos aquellos de buena voluntad que desean ver y experimentar la Iglesia en salida hacia las periferias y también desean ver y experimentar un Brasil mejor, otro Brasil posible", insistiendo en que "aquí trabajamos a la luz del Magisterio del Papa Francisco y de la CNBB. Así nos conectamos, formando redes de intercambio de conocimientos, de fe, de buenas prácticas evangelizadoras, de buenas prácticas socio-transformadoras”.

Dom Mol

El mundo urbano es una realidad muy presente en Brasil, ya que el 85% de los brasileños viven en ciudades. Las ciudades brasileñas sufren cada vez más las consecuencias del bajo crecimiento económico y el elevado desempleo, según Mons. Mol. El prelado define el presente como "una época en la que las políticas públicas y sociales, determinadas por la receta del neoliberalismo y asumidas por el Gobierno Federal y por varios gobiernos estatales, se han reducido enormemente”.

Todo esto, según el obispo auxiliar de Belo Horizonte, hace que las ciudades brasileñas sufran violencia, dificultad de movilidad, especulación inmobiliaria, que aleja a los más pobres de los lugares principales de las ciudades. El obispo se preguntó cómo ser Iglesia en las periferias de las ciudades brasileñas, con sus impactos sociales, económicos y ambientales, que generan exclusión social y degradación del medio ambiente.

Mons. Mol presentó al padre Francisco Aquino Junior, como uno de los mayores teólogos pastoralistas de la Iglesia de Brasil, y a Celso Pinto Carias, teólogo laico, asesor nacional de las CEBs, un hombre experimentado en el camino eclesial, lleno de esperanza y confiado en que debemos avanzar en el proceso de comunitarización eclesial, porque no hay Iglesia sin comunidad, insistió el obispo.

La revolución industrial marcó el crecimiento de las ciudades, según Francisco Aquino Junior, con la desigualdad y la segregación como elementos que las definen. El modo de vida en la ciudad se desarrolla sobre la base de los bienes, de las relaciones entre las personas y de la realización de éstas en estas relaciones y la satisfacción de sus necesidades. "Esta forma segregacionista de organizar la ciudad repercute en las relaciones que las personas establecen entre sí. Tiene repercusiones en los valores y prácticas que se hacen cotidianos en la vida de las personas, y repercute en la realización o frustración de la vida humana", insiste el teólogo.  

Francisco Aquino Junior

Se preguntó cómo entender a la Iglesia en medio de esto, recordando el número 41 de las actuales Directrices Generales de la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil, donde se dice que "es tarea de la Iglesia hacer que el Evangelio de Jesucristo llegue al corazón de las personas, a las estructuras sociales y a las diversas culturas". Aquino Junior recuerda el principio de fraternidad, idea promovida por el Papa Francisco, que lleva a "relacionarse de manera armónica, sana", lo que debería repercutir en la cultura, algo "relevante en el contexto que estamos viviendo, de tanta tensión, tanta polarización, tanto odio, tanta aversión a los derechos humanos, tanta guerra en las redes sociales, a veces verdaderas milicias digitales que se están apoderando de nuestras comunidades".

El papel de la Iglesia en la ciudad es hacer que "el Evangelio llegue al corazón de la gente y se inmiscuya en la sociedad, modelando la cultura desde dentro", según el sacerdote, que citando a Pablo VI insistió en que la evangelización no puede ser un barniz. El camino privilegiado para ello, según las Directrices, es la comunidad como lugar de vida fraterna, donde uno sabe que no está solo, la comunidad como lugar de acogida y consuelo para los que viven momentos de angustia y desesperación, y como fermento de fraternidad en la ciudad, colaborando en el proceso de democratización y lucha por los derechos.

En el corazón de la ciudad, la Iglesia se constituye como un lugar donde se aprende a vivir como hermanos y como fermento de fraternidad, rescatando y afirmando los valores fundamentales del Evangelio, la dignidad y la democratización de la ciudad, algo que hará que la Iglesia se constituya como hospital de campaña, como casa de puertas abiertas, como fermento de transformación, según Aquino Junior.

Pensar en la Iglesia en la ciudad implica considerar las ciudades concretas en las que nos encontramos, con una profunda desigualdad, que niega a una gran parte de la población las condiciones necesarias para una vida digna, decente, que genera tensiones, violencia y frustraciones. Aquino Junior recordó la insistencia del Papa Francisco en que "en el centro de la fe cristiana está la fraternidad", la forma cristiana de vivir la filiación divina. Resumió el papel de la Iglesia en la ciudad en "ser comunidad en torno a la Palabra, el Pan y la Caridad, con la misión de ser fermento de fraternidad, renovando la ciudad desde dentro con la fuerza del Evangelio".

Celso Carias

Celso Pinto Carias también insistió en que no hay preocupación por el derecho a la ciudad. Reflexionó a partir de ejemplos concretos, recordando una conversación con Mons. Sergio Castriani, recientemente fallecido, en la que el entonces arzobispo de Manaos decía que sabía muy bien cómo trabajar en las comunidades ribereñas, pero que el gran desafío era Manaos, preguntándose por el reto de articular las periferias.

Esta vida en la ciudad se concreta en la vida de las personas, como ocurrió con su hermano, conductor de autobús en aquella época, que fue invitado a ser padrino de bautismo y no pudo participar en las reuniones de preparación que se celebraron durante tres domingos, porque en la ciudad el domingo ya no es un día libre para mucha gente.

Según el profesor de la PUC-Rio, al hablar de la realidad del mundo urbano, "estamos tardando, desde el punto de vista de la evangelización, en buscar mecanismos para responder a este desafío”. Reflexionó sobre la evangelización superficial, sobre el hecho de que "no vamos a la raíz de las cuestiones que impregnan el proceso de evangelización, que es un diálogo con profundidad”. Celso Carias se preguntó qué significa ser familia en esta realidad urbana. El trabajador pasa muchas horas fuera de casa, sin tiempo libre, sin condiciones para atender las relaciones familiares. A ello se une el hecho de que muchas mujeres son cabeza de familia, lo que le lleva a afirmar que el modelo de familia tradicional excluye a muchas personas.

El teólogo insiste en la necesidad de repensar un modelo, partiendo de las Directrices, pensando en lo que significa hacer misión, ser comunidad, articular la parroquia. En este punto recordaba a José Comblin, que, en 1989, en una asesoría a la CNBB, fue uno de los primeros en plantear la cuestión de la evangelización de la ciudad. Allí, el teólogo de origen belga habló de la burocratización de las parroquias, que pueden convertirse en verdaderos cautiverios parroquiales.

Celso e Dom Mol

En este punto se refirió al Documento 100 de la CNBB, que según él aún no ha sido bien recibido, cuestionándose sobre cuántas parroquias en Brasil funcionan como una red de comunidades, insistiendo en que "este es el camino". Según Carias, "la comunidad tiene que ser el lugar del encuentro", y junto a ello "ese lugar donde las personas se reconocen en su condición humana" y "espacios de solidaridad y celebración".

"Esta forma de organizar la vida que concentra los bienes, que segrega a las personas, se alimenta de una forma muy aguda de individualismo en la que cada uno debe pensar en sí mismo", dice Aquino Junior. El teólogo reflexionaba sobre el intento de despreocupar a la gente por los demás, de romper los lazos de solidaridad, de hacer insensible a los sufrimientos de los demás, creando la cultura de la indiferencia, la cultura de lo desechable. Según él, "el individualismo acompaña y justifica la lógica del capitalismo.

Frente a esto, lo que hace posible la vida en la ciudad ante tantas tragedias son los lazos que se crean: familia, amigos, vínculos afectivos, grupos. En esta realidad, la Iglesia debe ser un lugar de unión, de fraternidad a un nivel que va más allá de la sangre, ampliando los vínculos que se basan en un Dios que es amor y comunión trinitaria. En este contexto, "la Iglesia está llamada a ser un signo de reconciliación de los seres humanos entre sí y con Dios", según el teólogo. Ve a la Iglesia como "un lugar de vínculos fundados en el Misterio amoroso de Dios y en la acción del Espíritu, que es quien une". Frente a la lógica del odio, cada vez más presente en la sociedad brasileña, la Iglesia, en este contexto, tiene que ser un fermento de fraternidad.

Ante a la cuestión del pentecostalismo, Celso Carias partió de la idea de que la espiritualidad pentecostal es una espiritualidad legítima. Por otro lado, afirmó que "la teología que sustenta el mundo pentecostal permite una flexibilidad que puede ser utilizada por los malintencionados", lo que dio lugar al neopentecostalismo. En su opinión, la lógica del poder necesita un mecanismo que lo sostenga.

De ahí la necesidad de no olvidar que el centro es el camino de Jesús, es el Reino de Dios, no para ser utilizado por los centros de poder. El camino debe pasar por tener la valentía de dialogar, incluso ante la dificultad de hacerlo, incluso con los espacios pentecostales dentro de la Iglesia católica. En su opinión, la parroquia no debe ser un lugar donde se ofrezca un único modelo espiritual, lo que ayuda a superar esta crisis que atravesamos en estos momentos.

Ciudad brasileña

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