El Amor de Dios presente en una ciudad llena de dolor Jesús Eucarístico camina por las calles inundadas de Manaos, denunciando realidades que causan sufrimiento y muerte

Corpus en Manaos
Corpus en Manaos

Necesidad de que "la indiferencia, la omisión y la negligencia ante el dolor y el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los más sufrientes y empobrecidos, quede lejos de nosotros"

"La Eucaristía es para los frágiles, para los pecadores como nosotros

Se rezó por realidades que causan sufrimiento y muerte: por los enfermos, por la salud de todos y el fin de la pandemia; por los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales y las cuestiones medioambientales; por los que sufren las inundaciones; por los empobrecidos, los desempleados y los que pasan hambre; por la vida comunitaria en las parroquias y áreas misioneras

Una ciudad muy castigada en el último año por la pandemia, el hambre, la falta de empleo y de vivienda y ahora por el agua que hace estragos en la vida de la población

"Evangelizar implica comprometerse con nuestros hermanos, para mejorar la vida comunitaria, y así hacer presente el Reino de Dios en el mundo"

Procesión Corpus

Movido por su Amor, Jesús dio su vida, murió y resucitó, algo que se actualiza en la Eucaristía. Este amor se expresa en gestos concretos de acogida y solidaridad, "una exigencia en un mundo extremadamente agitado por tantas voces y sonidos que nos dicen que, ante todo, hay que hacer nuestra voluntad".

Con estas palabras se inició la celebración del Corpus Christi en la Catedral Metropolitana de Manaos, un momento que quiso mostrar la necesidad de que "la indiferencia, la omisión y la negligencia ante el dolor y el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los más sufrientes y empobrecidos, quede lejos de nosotros".

La fiesta de la Eucaristía es la fiesta del banquete, el banquete del Amor, al que estamos invitados, como recordó Mons. Leonardo Steiner en su homilía, definiendo la Eucaristía como un "encuentro de amor". Jesús está "deseoso de que todos participen en la plenitud del banquete de la vida", afirmó el arzobispo de Manaos. Recordó que "los frágiles, los pecadores aceptan participar en el banquete. La Eucaristía es para los frágiles, para los pecadores como nosotros”.

Estamos llamados a entender que Jesús es "amor gratuito, siempre disponible para toda persona que tenga hambre y necesidad de vigorizar sus fuerzas", dijo Mons. Steiner, citando las palabras del Papa Francisco. Por eso, la Eucaristía, más que los ritos, "es ante todo entrar en comunión con quien desea ardientemente estar con nosotros”. Esta comunión, según el arzobispo, se extiende a toda la Creación, como dice el Papa Francisco en Laudato Si', donde afirma que "la Creación encuentra su máxima elevación en la Eucaristía".

Mons. Leonardo Steiner

Todo esto se hizo presente en la procesión alrededor de la Catedral de Manaos después de la misa. Hubo cinco paradas en el camino, en las que se rezó por realidades que causan sufrimiento y muerte: por los enfermos, por la salud de todos y el fin de la pandemia; por los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales y las cuestiones medioambientales; por los que sufren las inundaciones; por los empobrecidos, los desempleados y los que pasan hambre; por la vida comunitaria en las parroquias y áreas misioneras.

Un pequeño grupo, acompañó a Jesús Sacramentado, saliendo al encuentro de la realidad, muy marcada en los últimos días por la mayor inundación que Manaos ha conocido desde que este fenómeno es controlado en la ciudad. Un Jesús que recorrió las “marombas” instaladas en el centro de una ciudad muy castigada en el último año por la pandemia, el hambre, la falta de empleo y de vivienda y ahora por el agua que hace estragos en la vida de la población, especialmente de los ribereños, que sufren con la inundación de sus casas y cultivos.

Con más de 465.000 muertos en el país, se hizo un llamamiento para poner fin a la pandemia, recordando a los profesionales de la salud y a quienes cuidan de los enfermos allí donde se encuentren. También se pidió mayor responsabilidad a los gobernantes en la contención de la pandemia.

La oración también recordaba a los que derramaron su sangre, "bañando las tierras amazónicas, por el bien de sus habitantes y del territorio". Se pidió que la vida de los pueblos indígenas, ribereños y quilombolas, "sea dignificada por el reconocimiento y la valoración de sus culturas", pero también "por la garantía y promoción de sus derechos fundamentales". Junto a esto, se pidió "conciencia y respeto por el medio ambiente". 

Fiesta del Corpus en Manaos

400 mil personas están sufriendo por las inundaciones en el Estado de Amazonas, consecuencia de los desastres ambientales y el cambio climático. Ante esto, imploraron a Dios que mire "con compasión a nuestro pueblo que está sufriendo por las consecuencias de las inundaciones", pidiendo a los gobernantes que tengan "sabiduría, creatividad, celo y responsabilidad" para promover el saneamiento básico y el cuidado de los arroyos y ríos, por "políticas públicas coherentes y menos intervenciones paliativas".

El sufrimiento, la marginación y el desempleo están cada vez más presentes en Brasil. Por eso, la necesidad de "dirigir nuestra mirada para escuchar sus gritos, reconocer sus necesidades, saciar su hambre y ayudarles desde el amor que nos enseñó Jesús". Es indispensable "instituir una economía que busque el bien común, en lugar de las leyes tiránicas del mercado que sólo buscan el lucro".

También se recordó, mirando a las parroquias y áreas misioneras de la Arquidiócesis, la necesidad de entender que "evangelizar implica comprometerse con nuestros hermanos, para mejorar la vida comunitaria, y así hacer presente el Reino de Dios en el mundo, promoviendo por y para todo el mundo no una caridad por prescripción, sino un verdadero desarrollo humano integral, para cada persona y para toda la persona”. Por ello, pidió la ayuda de Dios para "fortalecer nuestras comunidades y nuestra vida comunitaria", superando el egoísmo.

Procesión del Corpus

Volver arriba