San José de Mayo - Flores ya tiene nuevo obispo desde este 22 de agosto, día en el que ha sido ordenado su V obispo diocesano, Mons. Fabián Antúnez SJ. La celebración que se pospuso una semana porque el nuevo obispo tuvo contacto con un caso positivo de COVID-19 y debió guardar cuarentena preventiva, hasta que los test dieron resultado negativo, ha sido ordenado en la Basílica Catedral y Santuario Nacional de San José, en la ciudad de San José de Mayo.

En la celebración se han hecho presentes todos los obispos del Uruguay, sacerdotes de la Diócesis y de la Compañía de Jesús a la que pertenece el nuevo Obispo. Además, pequeños grupos de delegados de las comunidades de la Diócesis y una representación de religiosos y autoridades.

La ordenación transmitida en vivo a través del Facebook y el canal de YouTube de la Diócesis de San José de Mayo-Flores, ha sido presidida por el cardenal Daniel Sturla. Al inicio de la celebración, el nuevo obispo fue acogido por un representante del clero local, pidiendo a Dios que el ministerio episcopal de Mons. Fabian sea “muy fecundo entre nosotros y que a todos nos regale un nuevo impulso misionero, que nos haga ser cada día más sensibles a los más pobres, los débiles y los más necesitados”.

El presidente de la celebración, en su homilía, afirmo que “el obispo es ante todo un cristiano”, insistiendo que “lo importante para todo cristiano es vivir el Santo Evangelio, hacer carne en nuestra vida la Palabra de Dios y configurarnos cada vez más a Jesucristo”. El cardenal Sturla le decía a quien iba a ser ordenado que ser obispo “se trata de ser fiel a la grey que te es confiada a imagen del Buen Pastor, que conoce a sus ovejas”, de ser un pastor “con el corazón de Jesús”.

El purpurado le invitó a “que seas obispo misionero”, siguiendo el ejemplo de los jesuitas, especialmente de San Francisco Javier. Según el arzobispo de Montevideo, “el episcopado llega como una sorpresa de Dios para tu vida”, algo que ha asumido el nuevo obispo para servir, como dice su lema episcopal.

El nuevo obispo, al final de la celebración agradeció la presencia de quienes estaban presentes físicamente y quienes siguieron la celebración a distancia, entre ellos su familia, afirmando que “de ellos aprendí el valor de la perseverancia en el amor, la fe que se expresa en los gestos”. También ha agradecido de manera particular a la Compañía de Jesús, a la que ha definido como “madre para mí”, viéndola como aquella que “me ha formado, me ha regalado un modo de proceder, una espiritualidad”.

Mons. Antúnez ha mostrado su gratitud a su nueva diócesis, “a tantos que en sus comunidades han mantenido vivo el Evangelio, el esfuerzo silencioso de sus pastores por llevar la Buena Noticia, los agentes pastorales”, así como de los dos obispos anteriores, presentes en la celebración. El nuevo obispo desea que “el tiempo que comenzamos sea de gracia, de crecer juntos en la cultura del encuentro, de vivir la experiencia consoladora del Señor Resucitado, que nos invita a anunciarlo y llevar su Buena Noticia a cada una de las comunidades de la diócesis”.

En un giño a su espiritualidad jesuita, ha deseado también “que podamos experimentar la consolación que nos regala el Buen Espíritu”, así como “que podamos vivir en nuestros gestos y actitudes la misericordia del Señor que sale al encuentro, en especial de los más frágiles de la diócesis”. El prelado ha mostrado su plan de visitar comunidades para “discernir caminos de crecimiento”, colocando “el enorme desafío de atraer a todos, de ir a buscar, de ser una Iglesia de puertas abiertas, puente entre los hombres y apertura al Dios trascendente”, poniendo su ministerio episcopal bajo la intercesión de San José en este año dedicado a él.