La Iglesia de Brasil celebra el 30º Grito de los Excluidos Mons. Hudson Ribeiro: "Gritamos porque somos cristianos que aman y defienden la vida"
“El grito de los excluidos es un grito de los que quieren ser oídos, que cuando gritan muchas veces son silenciados”
“El Grito de los excluidos nos llama a unir nuestros esfuerzos, a fortalecer la lucha en defensa de la democracia, en defensa de la sanidad y de una sociedad menos desigual, signo del Reino de Dios que es de todos y para todos, donde la vida siempre es lo primero”
“Estamos aquí para caminar juntos, para seguir gritando fuerte mientras no se garanticen los derechos humanos fundamentales”
“Estamos aquí para caminar juntos, para seguir gritando fuerte mientras no se garanticen los derechos humanos fundamentales”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
El7 de septiembre Brasil celebra el Día de la Independencia y desde 1995, la Iglesia católica, junto con los movimientos sociales, organiza el Grito de los Excluidos, que surgió con la Segunda Semana Social Brasileña. Se busca dar voz a aquellos que son descartados por la sociedad, que en el caso de Brasil representa un número significativo de ciudadanos, que en verdad no disfrutan de sus derechos.
30 años del Grito de los Excluidos
En este año en que el Grito de los Excluidos, que cumple 30 años, las manifestaciones se repiten en muchas ciudades del país. En Manaos, la mayor ciudad de la Amazonía brasileña, el Grito de los Excluidos, que ha tenido lugar este 5 de septiembre, Día de la Amazonía, la gente ha clamado por mejoras urgentes en la sanidad pública, que poco a poco ha sido desmantelada, lo que provoca grave sufrimiento, especialmente entre la población más vulnerable. Un grito “porque somos cristianos que aman y defienden la vida», según el obispo auxiliar de Manaos, Mons. Hudson Ribeiro.
No hay que olvidar que “el grito de los excluidos es un grito de los que quieren ser oídos, que cuando gritan muchas veces son silenciados”, subrayó el obispo auxiliar. Un grito «en defensa de la vida y de la sanidad pública y por la construcción de una sociedad justa e igualitaria”, subrayó.
La vida en primer lugar
Nadie puede olvidar que “el Grito de los excluidos nos llama a unir nuestros esfuerzos, a fortalecer la lucha en defensa de la democracia, en defensa de la sanidad y de una sociedad menos desigual, signo del Reino de Dios que es de todos y para todos, donde la vida siempre es lo primero”, un desafío para la Iglesia de Manaos y para los que estuvieron presentes para manifestarse en el centro de la ciudad, en una marcha en la que además de las pastorales de la Archidiócesis de Manaos y de los católicos, también estuvieron presentes representantes de movimientos sociales.
En palabras del obispo auxiliar, “la vida siempre está en primer lugar porque Jesucristo es el Señor de la Vida. Es Jesús mismo quien grita: He venido para que todos tengan vida y la tengan en abundancia”. Fue un grito que tuvo eco en los diversos discursos que se pronunciaron a lo largo de la caminata, gritos que representan el clamor de los vulnerables, principales víctimas de una sociedad que no garantiza la sanidad y otras políticas públicas.
Sanidad, un derecho universal
En este sentido, Mons. Hudson Ribeiro recordó que “gritamos a favor de la sanidad para todos, gritamos porque la sanidad está incluida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, recordando que aparece allí como algo inseparable del derecho a la vida, que se inspira en el valor de la igualdad entre las personas. El obispo auxiliar recordó que este derecho también está incluido en el artículo 196 de la Constitución brasileña de 1988, que establece que es un derecho de todos y un deber del Estado.
El obispo destacó la importancia de la petición del 30º Grito de los Excluidos, que exige mejoras urgentes en la sanidad pública del estado de Amazonas, insistiendo en que se trata de un derecho de la población. En sus palabras, explicó lo que implica el derecho a la sanidad en Brasil, y dijo que está asociado a otros derechos básicos, como el derecho a la educación, el derecho al saneamiento básico, el derecho a la seguridad alimentaria, el derecho al acceso al agua, el derecho a las actividades culturales, el derecho a la seguridad pública, el derecho al ocio, el derecho al cuidado del medio ambiente y el derecho de los pueblos originarios a ser respetados y cuidados”.
Cuidado de la Casa Común
Por último, Mons. Hudson Ribeiro subrayó que “estamos aquí para caminar juntos, para seguir gritando fuerte mientras no se garanticen los derechos humanos fundamentales”, invitando a la gente a gritar el lema del 30º Grito de los Excluidos: “Vida en primer lugar. Todas las formas de vida importan, pero ¿a quién le importa?”.
Un Grito por la sanidad que, en el Día de la Amazonía, reclamó también el cuidado de la Casa Común, de la querida Amazonía, denunciando que la sequía, que se prevé con consecuencias aún más graves que la sequía histórica de 2023, y los incendios, que cubren de humo Manaos y muchas otras ciudades de Brasil, son consecuencia de esa falta de cuidado, de ese interés por el lucro que domina la vida de quienes están empeñados en destruir la Amazonía y la vida de los pueblos que la habitan
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