Brasil celebra el Día de la Amazonía Mons. Jaime Spengler: “Una oración por la Querida Amazonía”

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“Un territorio sagrado que encierra abundantes signos del amor de Dios”

“Las imágenes de los pueblos indígenas en situación de inseguridad alimentaria y desnutrición, las consecuencias del desmantelamiento de las políticas públicas y el avance de proyectos que destruyen ríos y tierras, indignan”

“Detener la destrucción, escuchar a los pueblos originarios, guardianes de los bosques y tener en cuenta las orientaciones de la ciencia son responsabilidades que todos debemos asumir

"Sentimos la urgencia de dar a conocer las bellezas y riquezas de este bioma, del cual depende de alguna manera el futuro del planeta”

En la fecha en que en Brasil se celebra el Día de la Amazonía, Mons. Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre y presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), y del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), ha querido reflexionar sobre la realidad de esta región en un texto publicado por la Folha de São Paulo, que lleva por título “Una oración por la querida Amazonía”.

Mons. Spengler en la Asamblea del Celam

Responsabilidad y valentía

“Un territorio sagrado que encierra abundantes signos del amor de Dios”, así lo define Mons. Spengler, que recuerda las palabras del Papa Francisco en Querida Amazonía: "La querida Amazonía se presenta a los ojos del mundo en todo su esplendor, drama y misterio". El arzobispo de Porto Alegre hace ver que “la celebración de esta fecha nos invita a mirar el bioma amazónico con responsabilidad y valentía, reconociendo la necesidad permanente de un compromiso audaz frente a sus dramas”.

En sus palabras, el presidente del episcopado brasileño denuncia “la destrucción sistemática de la Amazonía, corazón biológico del planeta”, algo que ve en el hecho de que “el vertiginoso aumento de la deforestación y los incendios que se propagan destruyendo fauna y flora, además de ennegrecer el aire de las ciudades amazónicas, suponen graves riesgos para la salud de sus habitantes”. Junto con ello, el texto relata que “las imágenes de los pueblos indígenas en situación de inseguridad alimentaria y desnutrición, las consecuencias del desmantelamiento de las políticas públicas y el avance de proyectos que destruyen ríos y tierras, indignan”.

Calentamiento global y cambio climático

En esa perspectiva, el presidente del Celam hace un llamado a reparar en que “el abuso miope y egoísta de lo creado, con el objetivo de explotar el medio ambiente hasta el agotamiento, ha contribuido, como demuestran los estudios científicos, al calentamiento global y al cambio climático. El grito de la tierra se oye cuando se abren claros que devastan los bosques y dañan este extraordinario ecosistema”.

Ante esta realidad, el prelado brasileño ve un signo de esperanza en que en el primer semestre de este año se ha reducido un 60% en la tala de bosques. Una situación que “no debe disminuir la atención y la vigilancia, ya que la perversidad de algunos sigue buscando subterfugios que interfieren en el equilibrio de este importante bioma”. Mons. Spengler recuerda la celebración de la cumbre de los presidentes amazónicos realizada recientemente en Belém, una iniciativa que considera loable, pero ante la que insiste en que “sólo será efectiva si los gobiernos y pueblos amazónicos asumen compromisos viables para detener la destrucción”.

Pueblos indígenas en el Sínodo

Escuchar a los pueblos originarios

Por eso hace un llamamiento a la sociedad, los líderes locales y mundiales, a “mostrar sensibilidad ante la atención y los cuidados esenciales que la región está pidiendo a gritos”. En esa perspectiva, “detener la destrucción, escuchar a los pueblos originarios, guardianes de los bosques y tener en cuenta las orientaciones de la ciencia son responsabilidades que todos debemos asumir”.

Finalmente, el presidente de la CNBB insiste en que “la Iglesia en Brasil seguirá trabajando incansablemente para promover la vida abundante para todos. El compromiso de seguir a Jesucristo, especialmente frente a las amenazas a la vida, nos compromete a preservar, cultivar, proteger y cuidar este patrimonio que pertenece a todos”. Para ello, dice que “inspirados en el principio de una ecología integral y retomando los sueños del Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Postsinodal, sentimos la urgencia de dar a conocer las bellezas y riquezas de este bioma, del cual depende de alguna manera el futuro del planeta”.

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