“No vamos hacia una disolución, nuestra vida va hacia un encuentro”. Así entiende Mons. Oscar Ojea el pasaje del Evangelio de este 33º Domingo del Tiempo Ordinario, en el que “nos habla de los tiempos finales”.

El obispo de San Isidro afirma que “es un encuentro en el que vamos nosotros caminando, pero el Señor viene a nuestro encuentro, el Hijo del Hombre vendrá, vendrá a buscarnos”. Según el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “así como nosotros lo buscamos a él, él también nos busca a nosotros y en un punto del camino nos encontramos”. Para Mons. Ojea, “ese es el verdadero sentido de nuestra vida, pero a este encuentro tenemos que llegar ligeros de equipaje”.

En sus palabras, en ese llegar ligeros de equipaje, recuerda la propuesta del Papa Francisco para este domingo en la Jornada del Pobre: “compartir con los hermanos más pobres, no sólo dar limosna, porque esto de alguna manera crea una cierta humillación en quien la puede recibir, sino animarnos a crear puentes y a compartir”. Según el prelado argentino, “el compartir hace fraternidad, el compartir se acerca a la justicia”.

Mons. Ojea comentó que “muchas veces la Iglesia, en algunos medios, es acusada de pobrismo, como si la Iglesia buscará no promover la dignidad del hermano más pobre sino usarlo, utilizarlo”, Insistiendo en que “nada más lejos que esto”. Para el presidente del episcopado argentino, “el compartir fraterno busca reavivar y tomar conciencia de la dignidad de nuestros hermanos más pobres, cuando digo pobres lo digo en sentido evangélico: pobres, débiles y sufrientes”.

El obispo de San Isidro advierte que “a veces, en algún sector de nuestra sociedad, se los hace culpables de su pobreza o son una carga para la sociedad”. Ante esto se pregunta: “¿a cuántos nos hace falta compartir las riquezas de los pobres? ¿Cuántas pobrezas tienen también los ricos?”. Para Mons. Ojea, “es necesario cortar el camino y tender puentes”.

En palabras del presidente del episcopado argentino, “una de las riquezas mayores de los más pobres es la solidaridad”. Por eso afirma que “tenemos que pedir al Señor que nos ayude a continuar construyendo puentes en una sociedad tan resquebrajada, en un momento tan difícil de la vida de nuestra Patria”.

Para ello pide “que no nos falte la oración, que no nos falte nuestra disponibilidad al encuentro para llegar algún día, más livianos y ágiles, al encuentro definitivo de nuestra vida para el cual todos estamos llamados, que es el encuentro pleno, pleno, con el Señor en el abrazo definitivo del cielo”.