Comentario al Evangelio del domingo Mons. Ojea: “¿Qué clase de Dios es éste que quiere dejarse comer por el hombre?”

Monseñor Ojea
Monseñor Ojea

“En esta parte la gente y los apóstoles entran en crisis acerca de la fe en Jesús

"La fe en Jesús no es la fe en una idea, ni es la fe en un cuerpo de doctrina, ni es la fe en una moral: aquello a lo que de alguna manera los judíos estaban acostumbrados a escuchar como propuesta"

“Jesús se presenta más allá de todas las decepciones, la carne que da la vida al mundo, el sentido de nuestra vida, la persona con quien vamos a encontrarnos y a quien vamos a amar para siempre”

Evangelio

Una vez más, como cada domingo, Mons. Oscar Ojea nos invita a reflexionar sobre el Evangelio de este 21º Domingo del Tiempo Común, en el que leemos “el final del capítulo sexto del Evangelio de Juan”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina nos recuerda que “en esta parte la gente y los apóstoles entran en crisis acerca de la fe en Jesús”. Eso porque “en primer lugar, Jesús se había negado a hacer nuevamente la multiplicación de los panes, de alguna manera les estaba diciendo a los discípulos que él no vive del éxito ni vive para el éxito, que él no vive para que lo coronen rey, el Señor no está colgado del protagonismo”.

En segundo lugar, nos recuerda el obispo de San Isidro, “les está diciendo el pan que yo les voy a dar en mi carne para la vida del mundo, y esto supone que la fe en Jesús no es la fe en una idea, ni es la fe en un cuerpo de doctrina, ni es la fe en una moral: aquello a lo que de alguna manera los judíos estaban acostumbrados a escuchar como propuesta. Sino que es la fe en una persona, es tomarse de una persona: ‘mi carne, la carne de Jesús que ha venido a ofrecerse a morir, a entregarse’”.

Mons. Ojea se pregunta: “¿Qué clase de Dios es éste? ¿Qué clase de Dios es éste que quiere dejarse comer por el hombre, que quiere ofrecerse en sacrificio por el hombre, que quiere amar de verdad a cada persona humana?” Según el prelado, “ahí el Señor se apega a la libertad: ¿también ustedes quieren irse?”. El presidente del episcopado argentino remarca que “les había dicho el éxito no, la idea no, el cuerpo de doctrina sólo no, la moral tampoco no, mi persona, mi carne”. 

Pedro

Ahí aparece la figura de Pedro, que “se adelanta y en nombre de todos hace esta confesión de fe, que es la confesión de fe del Evangelio de Juan, ¿a quién vamos a ir?”, según Mons. Ojea. Para él, “nuestra vida es para un quien, nuestra vida es para una persona; así como vivimos muchas veces para personas que amamos: vivo para una mujer, vivo para mi marido, vivo para mis hijos y esto es tan humano y tan profundo, vivimos para quien queremos”.

Pero junto con eso, recuerda el obispo, “también es verdad que muchas veces sufrimos y vivimos la decepción. Idealizamos a las personas y muchas veces caemos desde muy alto y nos damos cuenta que aquella persona no merece la confianza que nosotros habíamos puesto en ella en un primer momento”.

Finalmente, recuerda que “Jesús se presenta más allá de todas las decepciones, la carne que da la vida al mundo, el sentido de nuestra vida, la persona con quien vamos a encontrarnos y a quien vamos a amar para siempre”.

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