Comentario al Evangelio del XXXII Domingo del Tiempo Ordinario Mons. Ojea: En la viuda Jesús muestra “de qué modo los pobres son maestros de vida”

Mons. Oscar Ojea
Mons. Oscar Ojea

“Varias veces Jesús, en el Evangelio, pone como ejemplo a diversas mujeres como verdaderos testimonios de vida"

"Un ejemplo concreto de cómo se vive ese mandamiento: libre, generosa, alegre, entrega todo y aparentemente se queda sin nada, pero no tiene un corazón vacío, tiene un corazón lleno de Dios”

“En esta etapa, en donde empezamos la fase diocesana del Sínodo, podamos vivir una Iglesia así, una Iglesia entregada, pero al mismo tiempo una Iglesia que con la otra mano escucha, respeta y trata de llevar adelante el programa del Reino de Dios con las dos manos”

El escriba y la viuda

Reflexionando sobre dos modelos de personas religiosas. Así comienza Mons. Oscar Ojea su reflexión sobre el Evangelio del XXXII Domingo del Tiempo Común.

“Primero está el escriba, el escriba que es soberbio, pagado de sí mismo, le gusta ocupar el primer lugar, pero además de eso es avaro, explota las viudas que son un símbolo de lo vulnerable en la sociedad de Jesús, y finalmente lo que le importa es el mismo, él es el centro y hay una dicotomía entre la plegaria y la justicia, reza, pero sin embargo explota a los débiles”, afirma el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

“Por otro lado aparece la viuda, esta viuda que con discreción y humildad echa dos moneditas en el tesoro del Templo”, afirma el obispo de San Isidro. Según el prelado, “esas dos moneditas resuenan en el alma y en el corazón de Jesús como una verdadera plegaria, da todo lo que tiene de su pobreza, lo que da no se mide por la cantidad, los otros daban mucha cantidad, se mide por la plenitud. Se da ella misma, se da toda y queda arrojada en las manos del Señor. Se podría decir que con una mano está echando las monedas, todo lo que tiene, confiando en la providencia, abandonada en Dios y con la otra mano acaricia, da ternura, da una enorme generosidad a todos aquellos que lo necesitan”.

Para el prelado argentino, “varias veces Jesús, en el Evangelio, pone como ejemplo a diversas mujeres como verdaderos testimonios de vida. Y en este caso lo hace frente a los apóstoles, como queriéndoles decir a los apóstoles de qué modo los pobres son maestros de vida”. En ese punto recordaba las palabras del Papa Francisco en la Alegría del Evangelio, “cuando nos dice que los pobres no sólo participan del sentido de la fe, sino que, de los mismos sufrimientos de Cristo, y por eso tiene mucho que enseñarnos, y tenemos que aprender a recibir el Evangelio de manos de ellos”.

Mons. Ojea en la cárcel

Recordando el Evangelio del domingo pasado, donde “el Señor nos hablaba del primer mandamiento el domingo pasado: Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con todas las fuerzas”, Mons. Ojea ve a la viuda como “un ejemplo concreto de cómo se vive ese mandamiento: libre, generosa, alegre, entrega todo y aparentemente se queda sin nada, pero no tiene un corazón vacío, tiene un corazón lleno de Dios”. Para el obispo argentino, “es rica a los ojos de Dios, dio de su pobreza todo lo que tenía para vivir, pero se llenó de Dios, está llena de amor”.

Para Mons. Ojea, “la viuda es una imagen de la Iglesia, que también es ‘viuda’ porque no está viendo a su Señor en esta peregrinación terrena. Con una mano se entrega toda, echa todo lo que tiene, la Iglesia con una parte de su corazón se entrega totalmente al esposo que va a venir, que es Jesús y con la otra mano cuida a cada uno de sus hijos”. Según el prelado, “se les ha regalado el bautismo, ella se hace responsable, la Iglesia, de acompañar a cada uno de sus hijos, bautizados”.

Finalmente pide que “en esta etapa, en donde empezamos la fase diocesana del Sínodo, podamos vivir una Iglesia así, una Iglesia entregada, pero al mismo tiempo una Iglesia que con la otra mano escucha, respeta y trata de llevar adelante el programa del Reino de Dios con las dos manos”.

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