Comentario al Evangelio del IV Domingo de Adviento Mons. Ojea: “María sabe esperar, ella marca el tiempo de la espera”

Monseñor Oscar Ojea
Monseñor Oscar Ojea

“Lo primero que aparece en la Virgen es que ella no controla nada, por eso tiene miedo”

“Cómo nos cuesta a nosotros no controlar

“Poder estar junto a la Virgen esperando con ella, que ella nos enseñe a esperar, que nos enseñe a abandonarnos en Dios y que nos enseñe a soñar con un futuro mejor para hacerlo más cercano”

Visitación

En su reflexión del cuarto domingo del Adviento, Mons. Oscar Ojea nos hace ver que “a medida que se acerca la Navidad toda la Iglesia se pone al lado de María, ella es la que sabe esperar, ella marca el tiempo de la espera”. Para el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “lo primero que aparece en la Virgen es que ella no controla nada, por eso tiene miedo”.

El obispo de San Isidro destaca en María que “no controla el futuro, no sabe qué va a pasar, no sabe qué le va a decir a José, no sabe qué le va a decir a sus padres, no sabe qué va a pasar en el pueblo. Puede recibir una condena a muerte y sin embargo ella se arroja en Dios, se abandona en Dios y esto lo hace porque privilegia la caridad”.

Al reflexionar sobre la visitación, Mons. Ojea ve a María “apurada, la Virgen esta apurada y esta apurada por hacer el bien, esta apurada por acercarse a su prima, esta apurada por compartir lo que le pasa”. Para el prelado argentino, “es como que esa caridad la pone en otra onda, la ayuda inmediatamente a abandonarse”. Frente a ello, llamó a reflexionar sobre “cómo nos cuesta a nosotros no controlar”.

Visitación de la Virgen María

En referencia a la pandemia, que “no termina, no podemos terminar de dominarla, vamos y venimos con una cantidad de cosas”, Mons. Ojea afirmó que “nos entristece, nos enoja, nos crispa porque no controlamos, no tenemos el control y hay tantas cosas en nuestra vida que no controlamos, y tienen que ver con nuestro corazón”. Por eso, invitó a asumir la actitud de la Virgen, de abandonarse en Dios, arrojar las preocupaciones en él y vivir la caridad que le da sentido a tu vida, a preocuparse del otro, de la otra y “ver cómo va a pasar como un limpiaparabrisas sobre el vidrio tu alma”.

El prelado argentino ha destacado otra actitud de María en el viaje, diciendo que “me imagino, habrá sido una profunda oración, solita viaja en la caravana”. Mons. Ojea imagina a María “en caravana, soñando y rezando con su hijo en su seno y en su corazón”. Ante eso se preguntó: “¿Qué mujer pobre, embarazada, no les ha contado sus sueños a los caminos?”, insistiendo en que “María allí sonaba y describía una oración nueva, la oración que ella nos hace con su hijo”.

Finalmente ha pedido al Señor, en este último domingo antes de la Navidad, “poder estar junto a la Virgen esperando con ella, que ella nos enseñe a esperar, que nos enseñe a abandonarnos en Dios y que nos enseñe a soñar con un futuro mejor para hacerlo más cercano”.

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