El presidente del episcopado argentino comenta el Evangelio del domingo Mons. Ojea: “Que el Señor Jesús nos ayude a aceptar lo bueno, venga de donde venga”

Mons. Oscar Ojea
Mons. Oscar Ojea

Mons. Ojea denuncia una actitud propia del género humano “¡Esta falta de reconocer lo bueno en aquello que es propio!

“Tantas veces nosotros vemos cosas buenas a nuestro alrededor y como son demasiado cercanas, demasiado conocidas, ni las miramos, ni las valoramos"

"Creemos que conocemos a las personas, pero en realidad las vamos conociendo con el tiempo y valorando aquello que es bueno en ellas

fano-imagenes-de-jesus-1

El Evangelio de este XIV domingo del Tiempo Común relata que “Jesús vuelve a su patria, a su pueblo, vuelve a Nazaret y como era el hábito de los rabinos (Jesús era un maestro), predica en la sinagoga”.

Sucede esto “después de haber curado y resucitado, a la hija de Jairo y a la mujer que padecía hemorragia”, según Mons. Oscar Ojea, lo que hace que “la fama de Jesús se extiende por toda la región”. Las reacciones se van sucediendo, según el presidente del episcopado argentino, “esto despierta primero la admiración de muchos de sus compatriotas, pero luego la desconfianza, la rabia, se cierran en sus corazones y allí no puede hacer Jesús milagros a causa de la incredulidad”.

Estas actitudes llevan al obispo de San Isidro a pensar “qué dolor más tremendo para Jesús el haber sido rechazado por aquellos mismos con quien se había criado, compañeros de estudio, compañeros de crecimiento, familias que lo conocían de chico”. Son ellos quienes le echan en cara “de dónde le viene a éste el que ahora nos salga enseñando y aparezca curando a los enfermos”.

Mons. Ojea denuncia una actitud propia del género humano “¡Esta falta de reconocer lo bueno en aquello que es propio!”. Según el prelado argentino, “era tan normal la familia de Jesús que no podía despertar la sospecha de que detrás de Jesús había alguien grande. Ellos resisten a Jesús”.

Eso es algo también presente hoy, “tantas veces nosotros vemos cosas buenas a nuestro alrededor y como son demasiado cercanas, demasiado conocidas, ni las miramos, ni las valoramos, porque creemos que ya nos hemos apropiado de ellas desde hace tiempo”.

xiv_domingo_tiempo_ordinario_ciclo_b

El obispo de San Isidro coloca un ejemplo, que relata situaciones comunes a todos: “a mí me ha pasado muchas veces escuchar que se proponen proyectos por parte de algunas personas, pero simplemente por proponerlo esta persona o esta otra persona, más allá de que el proyecto sea bueno, queda obstaculizado, queda adversado porque no se me ocurrió a mí, porque el protagonista no fui yo, porque el protagonismo lo tiene otro, no yo, un poco la envidia pura”.

Desde ahí se pregunta: “¿De qué modo vivimos esto nosotros en nuestras comunidades, en nuestra convivencia social?”, respondiendo que “nosotros creemos que conocemos a las personas, pero en realidad las vamos conociendo con el tiempo y valorando aquello que es bueno en ellas”. En ese punto, recuerda la frase del Maestro en la parábola “¿porque tomas a mal que yo sea bueno?”

Por eso, llama a preguntarse ante el pasaje del Evangelio de este domingo: “¿Por qué los compatriotas de Jesús, aquellos que se habían criado con él de niño, no lo pudieron aceptar, sino que pusieron obstáculo a las cosas que él traía, a la maravilla de su predicación y a lo bueno de sus actos? ¿No será que creemos que la bondad la tenemos nosotros, que sale de nosotros pero que no pueden tener la iniciativa aquellos que están a nuestro lado?”.

Finalmente, trayendo las palabras del Evangelio para la vida de cada uno, pide “que el Señor Jesús con su ejemplo nos ayude para poder aceptar lo bueno, venga de donde venga”.

Volver arriba