Comentario al Evangelio del III Domingo de Pascua Mons. Ojea: “Tenemos que tener los oídos en el corazón para poder escuchar bien”

Monseñor Ojea
Monseñor Ojea

“Están tristes, decepcionados, quieren volver a su pueblo, han fracasado, había un puesto toda su esperanza en la persona de Jesús, habían dejado tantas cosas por él y, sin embargo, tristes y decepcionados, se van caminando a su pueblo, están enfrascados en una discusión”

"Jesús se hace vulnerable para ellos también, Jesús escucha la historia de su fracaso, de su tristeza de su miedo y de su bronca”

“Que podamos aprender a escuchar, es un ejercicio difícil; tenemos que hacer silencio de nosotros mismos para no estar todo el tiempo buscando confirmar lo que pensamos, lo que esperamos y tener una verdadera escucha activa de los demás que nos permita salir de los pantanos y aprender a dialogar”

En su comentario dominical Mons. Ojea señala que “nos encontramos en el Evangelio de este domingo con los peregrinos de Emaús que el mismo día de la resurrección ellos son los primeros en abandonar el lugar donde estaban los apóstoles”. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina insiste en que “están tristes, decepcionados, quieren volver a su pueblo, han fracasado, había un puesto toda su esperanza en la persona de Jesús, habían dejado tantas cosas por él y, sin embargo, tristes y decepcionados, se van caminando a su pueblo, están enfrascados en una discusión”.

Emaus

Pelearse por cualquier motivo

Analizando la realidad, el prelado señala que “cuando uno está enojado y cuando uno está triste discute por cualquier cosa, todo lo irrita. Esta situación de los discípulos en desaliento y en tristeza se parece muchísimo a la que nosotros vivimos en el país. Nos peleamos ya por cualquier cosa, el clima de violencia es muy grande, va de las palabras a algunos hechos y de alguna manera influye tremendamente en nuestro nerviosismo. En la calle mismo nos damos cuenta de ese estado de ánimo tan propenso a discutir por cualquier cosa, porque estamos enojados con lo que nos está pasando”.

Volviendo al texto, Mons. Ojea afirma que “así se presenta este compañero de camino, este extraño al que ellos no reconocen y que es Jesús.  ¿Y qué hace Jesús? Los escucha, les pregunta: ‘Cuéntenme lo que ha pasado’ ¿Cómo vos sos el único que no sabe lo que ha pasado? Pero, sin embargo, en la medida que ellos van hablando, se dan cuenta de la calidad de la escucha de ese compañero de camino. Hay una empatía muy importante, Jesús se hace vulnerable para ellos también, Jesús escucha la historia de su fracaso, de su tristeza de su miedo y de su bronca”.

Iluminados con la Palabra de Dios

Según el obispo de San Isidro, “no está fuera de lo que el Señor puede escuchar todo lo que ellos le dicen. Y luego el Señor, comienza a iluminar con la Palabra de Dios todo eso que les pasa. Y en ese momento ellos también empatizan con lo que Jesús les va les va diciendo porque después van a decir: ‘No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino’”.

“La escucha es una escucha del corazón, tenemos que tener los oídos en el corazón para poder escuchar bien, para poder aprender este ejercicio tan importante, para poder dialogar; ¿Qué es la escucha?, ¿Qué pasa en realidad y que pasaba con el corazón de estos dos?”, reflexiona Mons. Ojea. Ante ello destaca que “es tan grande la empatía que se va creando en ese camino largo que, cuando se detienen y Jesús hace además de seguir adelante, brota de ellos la hospitalidad; se les abre el corazón: ‘Quedarte con nosotros Señor porque se ha hecho tarde y el día se acaba’, y, así el Señor comparte con ellos la Eucaristía. En ese mismo momento ellos se dan cuenta de que han estado con Jesús”.

Aprender a escuchar

Desde ahí pide, “que podamos aprender a escuchar, es un ejercicio difícil; tenemos que hacer silencio de nosotros mismos para no estar todo el tiempo buscando confirmar lo que pensamos, lo que esperamos y tener una verdadera escucha activa de los demás que nos permita salir de los pantanos y aprender a dialogar”.

Finalmente recuerda que “hoy, en este tercer Domingo de pascua, vivimos en todas las parroquias el Domingo del Compartir. Es ver lo que la Iglesia argentina va haciendo a través de las distintas comunidades, tantas obras que abarca la misión de la Iglesia y nuestra posibilidad de colaborar juntos y de aportar juntos a esta tarea; por eso este domingo lo hemos llamado Domingo del Compartir”.

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