¿Hasta cuándo vamos a dejar que el poder en la Iglesia se concentre en manos del clero? Monseñor Gabriel Marchesi: "Una Iglesia que se preocupa por sí misma, por sus leyes y privilegios, es una Iglesia que no sirve para nada”

Monseñor Marchesi
Monseñor Marchesi

"Una Iglesia que tiene sueños pequeños es una Iglesia que es como la sal que solo sirve para ser arrojada al suelo, no sirve para nada"

"La presencia de mujeres solo no la ven los ciegos. Solo aquellos que tienen prejuicios no pueden aceptarlo"

"A menudo hablamos del problema del clericalismo, de promover a los laicos, su protagonismo, pero todo esto no es suficiente si no llegamos a un camino de sinodalidad, una forma de vivir y caminar dentro de la Iglesia"

"Si pensamos que solo es bueno lo que nuestras generaciones hacen y no tenemos apertura, que las tradiciones, con t minúscula, sigan siendo las cosas más importantes dentro de la Iglesia, está claro que las dificultades continuarán"

"Mi sueño es que las CEBs puedan estar al servicio, al servicio de la vida, del bien, de la felicidad de las personas, que encuentren una forma de vida que ya no esté dominada por la ganancia, el poder, la explotación, por la desigualdad, por todo lo que estamos viendo hasta ahora"

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El Papa Francisco quiere que se asuma la sinodalidad como la manera de ser Iglesia. "Las CEBs (comunidades eclesiales de base) tienen un gran potencial para ayudar a la Iglesia a redescubrir esta dimensión fundamental de la sinodalidad, de caminar juntos". Quien dice que es Monseñor Gabriel Maschesi, obispo de Floresta, que acompaña a las CEBs de Brasil desde 2019, dentro de la Comisión Episcopal Pastoral para els Laicado de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil - CNBB.

Nacido en Italia, ha sido misionero en Brasil desde 2003, cuando llegó a la diócesis de Viana, donde trabajó hasta que fue nombrado obispo en 2013. La sinodalidad debe estar presente "no solo en lo que se debe hacer, sino también en la reflexión, al observar los signos de los tiempos, al decidir los pasos a seguir, al decidir la misión de la Iglesia ”, según Monseñor Gabriel. Las CEBs, donde está presente el diálogo, la responsabilidad de cada bautizado, ayudan a promover este caminar juntos, que se puede ofrecer a la Iglesia.

El sueño, según el obispo, debe ser el Reino de Dios, en una Iglesia que mira hacia afuera, que quiere "ponerse al servicio de una vida verdadera, de una vida digna, a favor de todas las personas". En esta Iglesia, las CEBs deben ser "levadura que ayude a toda la Iglesia a caminar junta", reconociendo la importancia de "mujeres santas, mujeres que creen en la causa, que se entregan, que sirven".

El obispo se pregunta "¿hasta cuándo vamos a dejar que el poder en la Iglesia se concentre en manos del clero?", lo que exige distribuir "la responsabilidad en una actitud sinodal". También destaca la importancia de los jóvenes, "comprender su situación, comprender su lenguaje, comprender las dificultades y también creer en lo nuevo que están trayendo". Sueña "que las CEBs pueden estar al servicio, al servicio de la vida, al servicio del bien, al servicio de la felicidad de las personas"

Abertura del Sínodo para la Amazonía

El Papa Francisco está animando la realización cada vez mayor de una Iglesia sinodal. ¿Qué papel juegan las comunidades eclesiales de base en esta nueva forma de ser Iglesia que propone el Papa Francisco?

Las CEBs tienen un gran potencial para ayudar a la Iglesia a redescubrir esta dimensión fundamental de la sinodalidad, de caminar juntos. A menudo hablamos del problema del clericalismo, de promover a los laicos, su protagonismo, pero todo esto no es suficiente si no llegamos a un camino de sinodalidad, una forma de vivir y caminar dentro de la Iglesia. No solo en lo que se debe hacer, sino también en la reflexión, al observar los signos de los tiempos, al decidir los pasos a seguir, al decidir la misión de la Iglesia, el sentido de esta inserción de la presencia de la Iglesia y el mensaje del Evangelio dentro de la vida del mundo.

Creo que las CEBs tienen mucho que ofrecer a nuestra Iglesia en este sentido, porque esta postura de diálogo es parte del ADN de las comunidades, esta postura de responsabilidad, de valorar el bautismo de cada uno, lo que nos lleva a caminar juntos. Es una experiencia madurada durante muchos años y que debemos renovar y ofrecer como una experiencia vivida a esta Iglesia que quiere ser una Iglesia em salida y sinodal.

¿Qué pasos debe dar la Iglesia, especialmente las CEBs, para hacer realidad esta experiencia?

La base de todo es no tener sueños pequeños. Jesús predicó el Reino de Dios, y debemos anunciar y hacer carne la construcción de este Reino de Dios. Una Iglesia que tiene sueños pequeños es una Iglesia que es como la sal que solo sirve para ser arrojada al suelo, no sirve para nada. Una Iglesia que se preocupa por sí misma, por sus leyes y privilegios, es una Iglesia que no sirve para nada. Los pasos a seguir son mirar hacia afuera, mirar la vida y ponerse al servicio de una vida verdadera, de una vida digna en favor de todos.

La vida, la justicia, la paz, no son cosas que están fuera del Evangelio, por el contrario, son el terreno donde debe encarnarse el Evangelio. Observar más esta realidad, de acuerdo con esa expresión del Papa Francisco que a menudo se pasa por alto, para hacer de la Iglesia un hospital de campaña en este mundo que se ve afectado por muchas causas, por muchos problemas.

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Pedro Casaldáliga dice que las comunidades eclesiales de base no son una pastoral o un movimiento, sino una forma de ser Iglesia de toda la Iglesia. Pero vemos que a veces las CEBs se han convertido en grupos cerrados, cada vez más identificados con esta dinámica de pastorales y movimientos. ¿Cuáles son los cambios que deberían suceder en las comunidades eclesiales de base para hacer realidad este sueño de Pedro Casaldáliga?

Tenemos que revisar algunas cosas, porque en el pasado, en el presente, se han cometido algunos errores. Lo importante es ser levadura, las CEBs no pueden continuar experimentándose a sí mismas como algo diferente, sino levadura en la masa. Algo que se dijo desde el principio pero que ha sido difícil de aplicar en la práctica, pero las CEBs como levadura dentro de la Iglesia. Por supuesto, hay diferentes formas, diferentes carismas, diferentes espiritualidades, pero creo que el camino de las CEBs debe ser una levadura que ayude a toda la Iglesia a caminar junta, con la ayuda de las CEBs y con la ayuda de tantas otras realidades.

Lo importante es que las CEBs no se entiendan como movimiento, sino que sean levadura en todas partes, de modo que este tipo de espiritualidad, que favorece una Iglesia en salida y vivencial, pueda ser acogida, pueda ser experimentada por todos, no solo por algunos.

En Brasil, la mayoría de las comunidades eclesiales de base son lideradas por mujeres. El Papa Francisco, en Querida Amazonía, reconoce el papel decisivo que tienen las mujeres para mantener vivas a las comunidades, y la necesidad de que el papel de las mujeres sea expresamente reconocido, incluso por los obispos. ¿Puede esto convertirse en una realidad, o sigue siendo algo que queda en el papel?

La presencia de mujeres solo no la ven los ciegos. Solo aquellos que tienen prejuicios no pueden aceptarlo. De hecho, la mayoría de nuestras comunidades están dirigidas por mujeres, mujeres santas, mujeres que creen en la causa, que se entregan, que sirven, porque la mujer está naturalmente al servicio de la vida. Es un espacio que se está conquistando, está claro que la Iglesia debe dar más espacio, pero el problema, para mí, no es solo el problema de la mujer, o no es solo el problema de un sacerdote casado, es un problema de poder.

¿Hasta cuándo dejaremos que el poder en la Iglesia se concentre en manos del clero? ¿Cuándo podremos entender que la Iglesia es un cuerpo que se mueve, que anda unido? Entonces podremos, en ese momento, valorar, de la manera correcta, diferentes carismas y ministerios sin la necesidad de sacerdotes. Porque es necesario ser sacerdotes si el poder está solo en manos de los sacerdotes. Para mí, el problema, más que el hombre, la mujer, casado, no casado, es el problema del poder, cómo hacer que la Iglesia experimente y pueda crecer distribuyendo la responsabilidad en una actitud sinodal y experimentando esta complementariedad, de servicios y de ministerios, sin necesariamente concentrar todo en manos del clero.

Encuentro Continental de Jóvenes de CEBs

Muchos de quienes forman parte de las CEBs son personas que antes participaron en diferentes pastorales juveniles. Vemos que, últimamente, en las CEBs, hay menos presencia y protagonismo de los jóvenes. ¿Cómo podemos ayudar a escuchar los deseos de los jóvenes y permitirles desempeñar un papel más importante en la experiencia y las decisiones de las comunidades eclesiales de base?

La falta de presencia y protagonismo entre los jóvenes es una dificultad que no solo las CEBs están experimentando, sino que la Iglesia en su conjunto está experimentando. Creo que tenemos que abandonar la postura paternalista, creer en la juventud, en lo nuevo que están trayendo, creer en las demandas, en la forma de ser y expresarse de los jóvenes. Si pensamos que solo es bueno lo que nuestras generaciones hacen y no tenemos apertura, que las tradiciones, con t minúscula, sigan siendo las cosas más importantes dentro de la Iglesia, está claro que las dificultades continuarán.

La experiencia que se hizo en el encuentro continental de las CEBs es una experiencia que puede darnos una luz. Los jóvenes se conocieron antes, debatieron algunas cosas y luego participaron en el encuentro sin estar perdidos entre los adultos, que son la mayoría, sino con la conciencia de su fuerza, sus ideales. Se hizo de una manera que ayudó a los jóvenes a sentirse realmente protagonistas. En los días del encuentro vimos que eran protagonistas, se animaron para regresar y participar en sus comunidades. Comprender su situación, entender su lenguaje, sus dificultades y también creer en lo nuevo que están trayendo. No tengo recetas, pero puede ser algo que nos pueda ayudar.

Para 2022, el año del 15º Intereclesial de las CEBs de Brasil, el Papa Francisco ha convocado otro sínodo donde se debatirá el tema de la sinodalidad. ¿Cómo debería afectar esta convocatoria a la vida de las CEBs y cómo podrían ayudar a prepararse y que toda la Iglesia tome conciencia de la importancia de este sínodo?

Esta es una pregunta interesante e importante, pero no es posible responderla de inmediato, porque surgió hace unos días. Inmediatamente vimos la fuerte unión entre el caminar de las CEBs y este sínodo, eso nos animó mucho. Estamos reflexionando sobre este aspecto. Cómo la experiencia de las CEBs puede contribuir a este sínodo, ya que realmente tenemos una experiencia que puede estar disponible, y cómo este sínodo podría ayudar en la realización de nuestro intereclesial y nuestro caminar de CEBs, qué luces podría ofrecernos. Es un tema que se debate en estos días.

Querida Amazonía 2

En Querida Amazonía, el Papa Francisco nos pide que soñemos. ¿Cuál es su sueño para las comunidades eclesiales de base y para la Iglesia de Brasil en los próximos años?

El sueño sigue siendo el Reino de Dios, tenemos que ser apasionados por este Reino de Dios, apasionados por la vida, por la vida verdadera de las personas. No podemos acomodarnos a lo que estamos viendo en el mundo y pensar que solo se puede resolver esperando. El futuro, el Reino de Dios, no es algo que está detrás de una puerta cerrada, es algo que está detrás de una ventana y proyecta una luz en nuestro caminar para darnos fuerzas, para decir que este es el objetivo que estamos persiguiendo. Estamos avanzando hacia la construcción de este modelo de vida a partir de ahora.

Mi sueño es que las CEBs puedan estar al servicio, al servicio de la vida, del bien, de la felicidad de las personas, que encuentren una forma de vida que ya no esté dominada por la ganancia, el poder, la explotación, por la desigualdad, por todo lo que estamos viendo hasta ahora. Poder formar comunidades en las que la gente pueda decir que es bueno estar aquí, es bueno estar juntos, es bueno que la gente pueda amar y reconocer la vida cada día, llenos de alegría y sufrimiento, pero como un regalo de Dios, porque están construyendo algo que realmente va más allá, que es crear vida.

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