Misionero en Brasil desde hace 41 años, a sus 86 sigue siendo párroco Nicasio Fernández Pozuelo: “ha sido una felicidad gastar 60 años al servicio de la Iglesia”

Ordenación de Nicasio Fernández Pozuelo
Ordenación de Nicasio Fernández Pozuelo

Cada domingo celebra 4 misas en las capillas que forman parte de la parroquia. De hecho, él mismo reconoce que no sabe cómo, ni de dónde salen, “pero me siento con muchas fuerzas”

A los 14 años, “sentí una llamada, una vocación muy fuerte, como Jesús le dijo a Pedro, ven y sígueme, que te voy a hacer pescador de hombres

Algo que siempre ha sido una preocupación para él es la construcción de capillas en las comunidades, él habla de más de 40 capillas construidas. Junto con eso, más de 200 sagrarios hecho a mano, haciendo posible que “el santísimo esté en las comunidades”

“Ese sentido vocacional lo he llevado mucho en mi vida, siempre busqué que otros se comprometiesen a ser sacerdotes, buscando dejar a alguien en quien he suscitado la vocación. Para mí ha sido una cosa muy fuerte”

La celebración de los 60 años de vida sacerdotal no es un punto final, sino un punto y seguido, pues Nicasio Fernández Pozuelo, insiste en que “estoy con fuerzas y pienso quedarme aquí hasta que vea que no puedo

Nicasio Fernández Pozuelo celebrando
El 11 de junio de 1960, la entonces Catedral de San Isidro de Madrid contemplaba la ordenación de 18 nuevos sacerdotes. De ellos, hoy sólo 5 viven, entre ellos Nicasio Fernández Pozuelo, que después de 19 años en San Martín de la Vega, San Fermín de Orcasitas y Santa Beatriz, en el barrio del Lucero, en 1979, hacía la maleta y cogía un avión que le llevaría a Brasil, un país donde permanece todavía hoy, con un intervalo de 4 años en la selva ecuatoriana, en el Vicariato del Puyo.

Nicasio Fernández Pozuelo define este tiempo diciendo que “ha sido una felicidad gastar 60 años al servicio de la Iglesia”. A sus 86 años, continúa siendo párroco, en Antonio Cardoso, una pequeña ciudad del estado de Bahia, Brasil, perteneciente a la archidiócesis de Feira de Santana, que tiene 22 comunidades, junto con un diácono. Cada domingo celebra 4 misas en las capillas que forman parte de la parroquia. De hecho, él mismo reconoce que no sabe cómo, ni de dónde salen, “pero me siento con muchas fuerzas”.

Cuando se le pregunta por su vocación, recuerda que en su pueblo, Villanueva de la Cañada, siendo un adolescente de 14 años, dijo que quería ser cura, aunque él mismo sostiene que “lo dije sin saber lo que era ser cura, porque yo veía a mi párroco, Don José Antonio Pol, y quería ser como él”. Quien hoy celebra 60 años de ordenación sacerdotal, afirma que “sentí una llamada, una vocación muy fuerte, como Jesús le dijo a Pedro, ven y sígueme, que te voy a hacer pescador de hombres”.

Nicasio Fernández Pozuelo en Madrid

En aquel momento, se puede decir que supuso un lanzarse a algo totalmente desconocido, pues como el propio Nicasio afirma, “no sabía ni que existía el seminario, pero les dije a los compañeros que quería ser cura”. Según él cuenta, “aquel día el párroco me llevó a mi casa y a partir de ahí, ya no jugaba con los chicos, no estaba con las chicas”, algo que hoy se puede ver como una cosa extraña, pero que en aquel tiempo era lo que se esperaba, o se mandaba hacer, a quien quería ir al seminario. El misionero no duda en señalar que “eso fue para mí la primera llamada”, de un camino en el que “ha sido una gran alegría ser sacerdote, me he sentido muy realizado en mi vida”.

En sus 41 años de misionero, formando parte de la Obra de Cooperación Sacerdotal para Hispanoamérica – OCSHA, ese tiempo “me ayudó a descubrir una Iglesia diferente a la que dejé en España”. En América Latina, dice haber encontrado “Iglesias más nuevas, más necesitadas, me he sentido muy útil, la gente estaba deseando tener a alguien que se dedicase a ellos. He sentido en mi vida que aquí había menos clero, como que te necesitan más”. De hecho, ese podría ser visto como un motivo para continuar al pie del cañón y seguir asumiendo cargos pastorales con 86 años de edad y 60 años de sacerdocio.

Mirando para atrás, Nicasio Fernández Pozuelo reconoce que ha sido una vida muy larga, donde incluso ha habido momentos delicados de salud. Él mismo relata un infarto, una prótesis en la cadera, un cáncer de garganta, que ha ido superando, afirmando que a pesar de que “he pasado épocas que he estado con la salud peor, ahora me siento muy bien de salud, parece que me he rejuvenecido, que no soy tan viejo como para decir yo ya estoy jubilado, ya no valgo para nada”. Inclusive, frente a la opinión de muchos, reconociendo que “la gente me ve como que me tendría que jubilar”, el misionero rebate diciendo que “yo me veo con una vida muy útil”.

Nicasio Fernández Pozuelo Domingo de Ramos

Después de más de 40 años de misión en América Latina, afirma haberse sentido muy a gusto en Brasil, aunque según él, “creo que hoy ser misionero ya no es aquella cosa que uno veía en las revistas de misiones”. Para alguien que es cura diocesano de Madrid, el trabajo que hace lo siente “como el de cualquier otro sacerdote en Madrid”. Conversando con el misionero, afirma que “me sentí un poco más misionero en el Ecuador, porque era la selva, estaban los indígenas, eran otras culturas diferentes, pero aquí no tengo esa sensación de estar en la misión, me parece normal, como si estuviese en Madrid, celebrando, predicando, dando cursos”.

Sin embargo, algo que experimenta como diferente es la forma de ser Iglesia en Brasil, “siento una Iglesia diferente a la de España”. Esa afirmación parte del hecho de que, “entró mucho en mí una Iglesia comunidad de comunidades”, algo que le parece importantísimo y que vive en el día a día por el hecho de continuar acompañando una parroquia con 22 comunidades a sus 86 años. Pero él insiste en que “no lo sé, pero me da la sensación de que no me siento como misionero de revistas. Lo único que me siento es que estoy en una Iglesia diferente a la española”.

Una de las labores fundamentales de todo misionero es ayudar a construir el futuro de las Iglesias a las que es enviado. En ese sentido, colaborar en la estructura material y humana de las diócesis en las que ha estado en sus 41 años de misión siempre ha sido una preocupación en su vida como misionero. Además de contribuir decisivamente en la formación de la diócesis de Serrinha, cuyo territorio formaba parte de la archidiócesis de Feira de Santana, donde en aquel entonces era vicario episcopal, Nicasio Fernández Pozuelo recuerda algo que siempre ha sido una preocupación para él, la construcción de capillas en las comunidades, él habla de más de 40 capillas construidas. Junto con eso, algo que, entre risas, dice le ha valido para ser conocido como el “padre de los sagrarios”, pues ya son más de 200 sagrarios hecho a mano, haciendo posible que “el santísimo esté en las comunidades”, como él mismo afirma.

Nicasio Fernández Pozuelo

Acompañar la vocación de adolescentes y jóvenes que querían ser sacerdotes ha sido otra de las grandes preocupaciones de Nicasio Fernández Pozuelo. Como él mismo dice, ya son “varios sacerdotes que les he llevado al seminario”, pues el misionero insiste en que “ese sentido vocacional lo he llevado mucho en mi vida, siempre busqué que otros se comprometiesen a ser sacerdotes, buscando dejar a alguien en quien he suscitado la vocación. Para mí ha sido una cosa muy fuerte”.

En su vida sacerdotal, que este 11 de junio cumple 60 años, Nicasio Fernández Pozuelo, insiste en que “me he sentido realizado como sacerdote y soy feliz cuando veo que otras personas son sacerdotes porque he conseguido despertar la vocación en ellos. Me parece importantisimo, les he tratado como si fuesen mis hijos, o mis hermanos, no sé cómo, pero se trata de personas que tal vez si yo no hubiese venido aquí, no serían sacerdotes”.

Al recordar este tiempo y su ministerio, el sacerdote diocesano de Madrid se queda con “el cariño muy grande de la gente hacia mi, me han tratado siempre muy bien, tengo muchas alegrías por eso”. También resalta este acompañamiento de los vocacionados, afirmando que “creo que estos padres tienen motivos para agradecerme. Es importante acompañar, animar en la vocación, eso anima a quien siente que hay alguien detrás que está pidiendo y rezando por ellos”.

La celebración de los 60 años de vida sacerdotal no es un punto final, sino un punto y seguido, pues Nicasio Fernández Pozuelo, insiste en que “estoy con fuerzas y pienso quedarme aquí hasta que vea que no puedo”. Esa ha sido su vida, su ministerio, siempre vivido con gran alegría, afirmando que ese es “el fruto que puedo dejar, la herencia que puedo dejar como sacerdote, tanto en Madrid como aquí, es que donde he estado he dejado una marca”. La fiesta, como no podría ser de otra manera este momento de confinamiento provocado por la pandemia, será en la distancia física, con celebración virtual, pero seguro que con la cercanía de tantos que la vida ha puesto en el camino ministerial de quien hoy agradece a Dios por sus 60 años al servicio de la Iglesia.

Nicasio Fernández Pozuelo bautizando

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