Los obispos de Chile han lanzado un Mensaje (ver aquí) al finalizar su 126ª Asamblea Plenaria, que les ha reunido de 14 a 18 de noviembre. Un escrito “para animar nuestra renovación eclesial, y también para comprometernos en el camino de conversión”.

Tercera Asamblea Eclesial Nacional

En sus palabras, el episcopado chileno hace referencia a la Tercera Asamblea Eclesial Nacional, realizada semana atrás “con representantes de las diócesis, comunidades religiosas, movimientos apostólicos, instancias educativas que trabajaron en precedencia en sus respectivas comunidades”. Una experiencia en la que dicen reconocer “una profunda experiencia espiritual y renovación pastoral para continuar nuestra tarea evangelizadora de anunciar a Jesucristo”.

De dicho encuentro, los obispos destacan “el clima de libertad, fraternidad y escucha mutua”, algo que “nos permitió reconocernos en la común dignidad de las hijas e hijos de Dios y, de este modo, seguir avanzando hacia una Iglesia sinodal, profética y esperanzadora”. Desde esa perspectiva, valoran “las numerosas propuestas que surgieron desde el seno de esta Asamblea”, lo que los lleva a renovar su camino de conversión y sentirse alentados “a velar para que todos nuestros ambientes eclesiales sean sanos y seguros; fortalecer las instancias de comunión y participación, tales como los consejos pastorales, económicos y de prevención”.

El episcopado chileno dice comprometerse “a animar y conducir a nuestras comunidades a continuar profundizando los procesos sinodales de cada una de nuestras diócesis, sabiendo que muchos de los anteriores aspectos ya están presentes, entre otros documentos, en las orientaciones del documento Integridad en el Servicio Eclesial (ISE), publicado el 2020”. Para ello serán dados a conocer los caminos pastorales.

Ministerio del Catequista

En esta 126ª Asamblea, han sido aprobados “los pasos para implementar en Chile la institución del ministerio del Catequista, tal como lo propone el Papa Francisco en el documento Antiquum Ministerium, publicado el 2021”. Para llevarlo a cabo, cada Diócesis hará “un discernimiento respecto de fieles que puedan ser llamados a este ministerio laical, que está al servicio especialmente de la animación y conducción de los procesos de iniciación cristiana y formación permanente en nuestras comunidades”. Desde la Conferencia Episcopal de Chile se ha elaborado un plan de formación adecuado.

Realidad Nacional

En relación con la realidad nacional en el contexto mundial, los obispos hacen ver que “los desafíos que enfrenta nuestro país en este tiempo de incertidumbre son graves y delicados”, llamando al compromiso de cada uno para hacer operativo “el cambio que necesitamos”. El mensaje relata “la gravedad de la inseguridad social, por la violencia y la delincuencia, que experimentan tantos de nuestros compatriotas y algunas de nuestras comunidades. Somos conscientes de la precariedad económica y espiritual de tantas familias, azotadas por la inflación y el desaliento. Somos testigos de la desesperanza en muchos jóvenes y personas adultas, también animamos la integración de personas migrantes a nuestra sociedad”.

Ante esta situación se hace un llamado a “alentar todas las iniciativas conducentes al diálogo social, la amistad cívica y el bien común, particularmente, el proceso constituyente, que exige el reconocimiento y la escucha de todos los sectores”. Los obispos afirman que “quienes profesamos la fe cristiana estamos llamados a ser protagonistas activos de los cambios que Chile necesita, alentando a las instancias de solidaridad presentes en la sociedad que trabaja por la justicia social”.

Finalmente, se destaca la figura de “María, madre de Chile y mujer de la esperanza”, que “nos acompaña en el tiempo de adviento, que nos prepara al nacimiento de Cristo, el enviado del Padre ¡Cristo vino, viene y vendrá!”.