Mensaje ante la situación en Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá Obispos de Guatemala condenan “el desborde de violencia que ha provocado ya numerosas muertes”

Obispos de Guatemala
Obispos de Guatemala

Las víctimas son principalmente “pobladores locales, entre los cuales niños, mujeres y personas inocentes que solamente buscaban honradamente el sustento de sus familias, así como también de miembros de las fuerzas del orden público que han sido asesinados

Los obispos llaman “a todos los pobladores de estos pueblos hermanos y especialmente a sus líderes reconocidos para que busquen medios pacíficos y conforme a la ley para argumentar posiciones o salvaguardar derechos

"Los mecanismos de diálogo deben seguir siendo los canales fundamentales para la resolución de la problemática que ha generado la polarización y la conflictividad"

Violencia en Guatemala

La violencia, polarización y conflictividad en y entre los municipios de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá, ha provocado la reacción de la Conferencia Episcopal de Guatemala, que en un Mensaje que lleva por título “¿Dónde está tu hermano Abel?”, muestra su “preocupación ante el desborde de violencia que ha provocado ya numerosas muertes”.

Las víctimas son principalmente “pobladores locales, entre los cuales niños, mujeres y personas inocentes que solamente buscaban honradamente el sustento de sus familias, así como también de miembros de las fuerzas del orden público que han sido asesinados”. Ante esa situación, los obispos guatemaltecos piden a Dios “que conceda el descanso eterno a los difuntos y dé fortaleza a sus familiares”.

Desde el episcopado se condena y se manifiesta “nuestra indignación por el uso de la violencia como método para alcanzar los propios objetivos”, insistiendo en que “la violencia sólo engendra más violencia”. Por eso llaman a desenmascarar, capturar, enjuiciar y condenar a quienes forman parte del crimen organizado.

Indígenas Guatemala

Como camino a seguir, los obispos llaman “a todos los pobladores de estos pueblos hermanos y especialmente a sus líderes reconocidos para que busquen medios pacíficos y conforme a la ley para argumentar posiciones o salvaguardar derechos”. Para los prelados, “los hechos violentos vuelven indefendibles las perspectivas de quienes consideran tener razones válidas para defender sus derechos y demandas”.

En el mensaje se propone que “los mecanismos de diálogo deben seguir siendo los canales fundamentales para la resolución de la problemática que ha generado la polarización y la conflictividad”. Ante esa situación instan “a las autoridades nacionales y locales a no cesar en la búsqueda de las soluciones que desactiven la violencia”, afirmando que “la historia nos enseña que el abandono de los problemas no resuelve los problemas”.

El mensaje se dirige especialmente a las comunidades, a los agentes de pastoral y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a quienes se llama “a orar y trabajar por la paz”. Para ello recuerdan las palabras del Señor Jesús: “Dichosos los que trabajan por la paz porque El los aceptará como sus hijos,” (Mt 5,9), haciendo suya la oración por la paz de San Francisco de Asís.

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