Este 10 de octubre, el pueblo paraguayo está convocado a las urnas para participar de las elecciones municipales. Ante aquello que es denominado como “gran posibilidad democrática de depositar nuestro voto de manera consciente, libre y responsable”, el episcopado del país llama a la ciudadanía a “ejercer su derecho cívico, y con ello, elegir a los más aptos, honestos y transparentes”.

Desde la Conferencia Episcopal Paraguaya se reflexiona sobre el perfil de los candidatos y la seguridad, actos de corrupción y transparencia. Según el texto, la elección “es una oportunidad que la democracia nos brinda para delegar la conducción y la administración de nuestro distrito en aquel que, según nuestro criterio personal o familiar, tiene una conducta intachable y es coherente política y personalmente”.

Los obispos advierten sobre no dejarse engañar con “prebendas o demagogias”, ni llevar por “el discurso y el asistencialismo electoral”, fijándose en “la imagen honorable y recta de un político, demostrada durante toda su trayectoria”. Por eso apelan a la responsabilidad como electores, insistiendo en “la obligación moral de rechazar a aquellos involucrados en hechos de corrupción, crimen organizado y ‘narcopolítica’”.

Después de invitar a “votar sin ningún tipo de condicionamiento ni presión, demostrando gestos de madurez y responsabilidad que devienen de nuestro compromiso social”, los obispos denuncian el alto nivel de violencia y corrupción. Eso se traduce en algo que duele al episcopado, “ver a líderes políticos y candidatos involucrados en atentados contra la vida”.

Por eso llaman a “una minuciosa revisión del presente y del futuro que tenemos como sociedad”. En ese punto insisten en que “no hemos superado los males que nos aquejan, al contrario, se ha agudizado”. Citando las palabras recogidas por el Documento de Aparecida, un texto que ha recobrado su vigencia con la Asamblea Eclesial de América Latina y del Caribe promovida por el Celam, se insiste en los “graves hechos de corrupción y la necesidad de transparentar la cosa pública”. Llegan a definirlo como “la ‘gangrena’ y ‘polilla’ de nuestro pueblo”.

Finalmente hacen un llamamiento a los jóvenes, de quienes dicen que “están desencantados de la política”. A pesar de eso, insisten en que “son llamados al igual que todos los ciudadanos a manifestar sus intenciones a través del sufragio consciente y libre”. Por ello, pide a Dios “tocar el corazón de los jóvenes para que tomen con seriedad y responsabilidad este histórico momento y optar por los mejores”.

Se trata de, recordando otro mensaje de 2015, “impulsar la transformación de nuestras instituciones políticas, sociales y económicas para lograr el bien común de la sociedad, favoreciendo sobre todo a los más vulnerables”, algo que debe ser llevado a cabo por la ciudadanía organizada.