Comentario al Evangelio del 31º Domingo del Tiempo Común Ojea: “El Señor habita en el hermano”
“El corazón es el lugar de la sinceridad, es el lugar desde donde no se puede mentir, es lo que nos define; somos lo que es nuestro corazón, pero en el caso del amor a Dios, nosotros los cristianos respondemos al amor del corazón de Jesús”
“Cuando contemplamos el amor de Dios, el amor del corazón de Jesús, somos llamados a responderle”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En el 31º Domingo del Tiempo Ordinario, Mons. Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal argentina, inició su comentario diciendo que “en el Evangelio Jesús responde a la pregunta del escriba enunciando el primer mandamiento de la ley de Dios, uniendo el amor de Dios al amor al prójimo que estaba expresado en el libro del Levítico: ‘amar a Dios y amar al prójimo como dos caras de una misma moneda’. Son dos mandamientos que se sostienen mutuamente el uno al otro, no se puede amar a Dios sin amar al prójimo porque el amor queda sin expresión”.
Una oración que responde al amor de Dios
Según Ojea, “el Señor habita en el hermano. Por eso para poder amar a Dios, a quien no veo, tengo que amar a mi hermano a quien veo. El Señor lo hace recitando el ‘Shemá’ que es esa oración hermosa del libro del Deuteronomio que rezaba el pueblo judío todos los días recordando el amor de Dios y moviéndonos a responder al amor de Dios. ‘Escucha Israel, el Señor tu Dios es tu único Señor por eso amarás al Señor tu Dios’, es decir, está planteada como una oración que responde al amor de Dios ¿Desde dónde? Desde el corazón”.
El obispo de San Isidro recordó que “el Papa nos acaba de regalar una encíclica ‘Nos amó’, ‘Dilexit nos’. Una encíclica cuyo tema central es el corazón, que sintetiza los pensamientos, los sentimientos, los proyectos; lo más íntimo y lo más hondo de cada persona. Amamos con el corazón. El corazón es el lugar de la sinceridad, es el lugar desde donde no se puede mentir, es lo que nos define; somos lo que es nuestro corazón, pero en el caso del amor a Dios, nosotros los cristianos respondemos al amor del corazón de Jesús”.
Para el presidente del episcopado argentino, “hay un corazón que es el corazón de Dios que nos amó hasta el fin”. Tras preguntar “¿Cómo nos ama el corazón de Jesús?”, recordó que “la encíclica va a decir ‘nos ama en una triple dimensión’. Por un lado, nos ama como Dios, nos ama porque nos creó, nos ama desde toda la eternidad; somos su imagen y semejanza, somos sus criaturas. Pero, por otro lado, nos ama con la dimensión espiritual del hombre, Jesús con el Espíritu de Jesús. Y, en tercer lugar, nos ama con la sensibilidad de Jesús, con las emociones de Jesús”.
Responder al amor de Dios
“A cada uno de nosotros nos regala ese amor, que es un amor que contiene emociones, sentimientos, espíritu, entrega. Cuando contemplamos el amor de Dios, el amor del corazón de Jesús, somos llamados a responderle”, ha dicho Ojea, preguntando: “¿Cómo respondemos?”, ante lo que ha dicho que “respondemos sirviendo a los hermanos que son templo de Dios”.
Finalmente pidió “que el Señor nos conceda que puedan resonar en nosotros nuevamente las palabras del primer mandamiento. Hagámoslo oración como lo hacía el pueblo judío para poder responder amor por amor desde el corazón que es el fondo de nuestra vida y de este modo poder ser felices de verdad porque lo que nos hace felices es el amor. Hemos sido creados para un encuentro y ese encuentro es un encuentro de corazón a corazón”.
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