El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina analiza lo vivido en la Asamblea Sinodal Ojea: En el Sínodo, “no se trataba de que el obispo tuviera más autoridad que el laico”

El obispo Ojea en una de las mesas de debate
El obispo Ojea en una de las mesas de debate

Importancia que tuvo en el Sínodo el sacramento del Bautismo, que “me da una corresponsabilidad en la vida, en el destino y en el futuro de la Iglesia”

En el tema de los abusos el Sínodo afirmó que lo que se ha hecho hasta ahora no es suficiente, algo que merma la credibilidad de la Iglesia, pues no es un tema “enfrentado con la contundencia y la claridad necesaria”

Un desafío es que la síntesis vuelva a las bases para ser reelaborada, “para poder regalarnos mayores opiniones, mayores intervenciones, mayores aportes y de esta forma enriquecernos”

“El Papa parecía un párroco que bajaba de su casa parroquial que estaba a 100 metros y se ponía a disposición”

Poco más de un mes después de la clausura de la primera sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo de la Sinodalidad, Mons. Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina ha hecho un encuentro virtual con los periodistas en el que analizó lo que definió como “una enorme experiencia de escucha”, que en un sentido activo lleva a “contenerme para decir lo que yo quiero decir”, y “tratar de no estar todo el tiempo juzgando sobre lo que dice el otro, sino buscando una escucha en la que me pueda enriquecer”.

Asamblea Sinodal Sínodo sobre la Sinodalidad

Escuchar en lo profundo

Ojea definió el “escuchar en lo profundo” como una experiencia maravillosa del Sínodo, donde se llevo a cabo un ejercicio de escucha atenta, con tiempos de silencio para sedimentar lo escuchado. El obispo insistió en que todo mundo hablaba el mismo tiempo, relatando el proceso de la conversación espiritual, destacando la riqueza de las resonancias y de la busca de consensos, presentados posteriormente y enriquecido por las intervenciones de los otros, insistiendo en que todas las personas tuvieron la oportunidad de hablar.

Igualmente destacó la importancia de la asamblea sinodal como “experiencia de contacto con la diversidad”, relatando experiencias vividas durante un mes, en las mesas y en los momentos de descanso. Diversidad en la Iglesia católica, con visiones completamente diferentes, que define como riqueza, diversidad desde el punto de vista humano, con testimonios que le llevaron a pensar sobre distintas realidades, diciendo haberse encontrado con realidades invisibles, inclusive para la Iglesia católica.

Presente la realidad del mundo

En el Sínodo estuvo presente la realidad del mundo”, según Ojea, que señaló que esa carga de realidad era llevada a la oración. Citó como ejemplo la guerra y la Oración por la Paz, los migrantes y los sufrimientos por los que pasan, la falta de cuidado con la casa común. Como temas que estuvieron más presentes destacó la unidad en la Iglesia, no como algo uniforme, “la Iglesia es una armonía y tiende a ser una sinfonía”, una armonía que ve en el Espíritu Santo, que lleva no a pensar igual, sino que posibilita “una música común y una música nueva, que tiene que tener su fuente en el Evangelio”.

El presidente del episcopado argentino destacó la importancia que tuvo en el Sínodo el sacramento del Bautismo, que “me da una corresponsabilidad en la vida, en el destino y en el futuro de la Iglesia”, afirmando que “no se trataba de que el obispo tuviera más autoridad que el laico”, una autoridad        que ve como no competitiva, como algo que viene del Espíritu. También destacó que la Iglesia es misión, destacando la importancia de Evangelii Gaudium en las reflexiones del Sínodo: la misión supone acompañar, comprender, escuchar la cultura en la que estoy evangelizando, recordando las palabras del Beato Angelelli, “con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio”, algo que se aplica a la misión, que nos lleva a superar la propia identidad.

Sínodo Sinodalidad

La mujer y su presencia en cargos de decisión en la Iglesia

Destacó la importancia del tema de la mujer, cómo fue tratado, destacando la desigualdad, el maltrato, la necesidad de que ocupen cargos de decisión en la Iglesia. Igualmente, el tema de los abusos, señalando que el Sínodo afirmó que lo que se ha hecho hasta ahora no es suficiente, algo que merma la credibilidad de la Iglesia, pues no es un tema “enfrentado con la contundencia y la claridad necesaria”. Hablando del tema de los pobres, recordó que lo que le piden a la Iglesia es amor, una reflexión que impactó en la sala sinodal, afirmando que los pobres tienen que estar en el centro de una Iglesia sinodal, llamada a hacer opción por los pobres como opción teológica, implícita en toda forma de anunciar el Evangelio, destacando el trabajo de Caritas.

El obispo de San Isidro llamó a probar el método de la conversación espiritual, con su disciplina de escucha y participación, comenzando por aquellos que están más cerca. También ve un desafío que la síntesis vuelva a las bases para ser reelaborada, “para poder regalarnos mayores opiniones, mayores intervenciones, mayores aportes y de esta forma enriquecernos”, algo que no ve fácil, relatando algunos pasos que la Iglesia argentina está dando con una propuesta sobre cómo trabajar la Síntesis.

Solidaridad intergeneracional

Sobre la participación de los jóvenes, pocos en su opinión, y las temáticas sobre ellos, destacó su continua presencia, especialmente cuando se trató la misión digital, que lleva a reflexionar sobre lenguajes, códigos, modos de entendernos, hablando sobre la solidaridad intergeneracional, un tema abordado por el Papa como “modo de recrear una unidad más profunda dentro de la humanidad.

De la participación del Papa destacó que llegaba temprano, su interacción con todos, diciendo que “el Papa parecía un párroco que bajaba de su casa parroquial que estaba a 100 metros y se ponía a disposición”. Más allá de sus dos intervenciones, destacó su presencia, una presencia que da mucha paz y muy iluminadora, insistiendo en que ha estado muy cercano.

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