Comentario al Evangelio del 10º Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: Para su familia, “es un deshonor que Jesús sea tan transgresor, que esté tan consagrado a los demás”

Oscar Ojea
Oscar Ojea

“Para ellos es un deshonor que Jesús sea tan transgresor, pero sobre todo que esté tan consagrado a los demás. Como si lo sensato fuera solo ocuparse de uno mismo y no meterse con los demás”

“Vivimos un tiempo de enorme desconfianza, vivimos con una cultura de la sospecha continua, tenemos miedo”

“Poder abrir el corazón y poder ser locos como Jesús y transgresores como Jesús, en el mejor sentido. Jesús, que recibe estas críticas en el Evangelio, pero que al mismo tiempo no renuncia a estar volcado hacia los demás”

En el décimo domingo del Tiempo Ordinario, Mons. Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina comenzó su reflexión afirmando que “el Evangelio de este domingo nos plantea que nadie queda indiferente frente a Jesús. Él recibe dos ataques, uno de parte de los dirigentes religiosos, de los escribas y los fariseos, que tenían celos de Jesús porque a él lo seguía mucha gente y que al mismo tiempo lo veían como un transgresor, como alguien que comía con publicanos y pecadores, como alguien que no respetaba el sábado. Entonces lo acusan de ser el mismo demonio, de que las obras buenas que hace no son buenas porque las hace en nombre del demonio”.

Jesús y la multitud

Ocuparse de uno mismo como propuesta

La otra crítica, recordó Ojea, “la hacen sus parientes, justo en una situación en la que Jesús aparece rodeado de muchísima gente, una casa repleta que lo demanda de tal manera que no podían comer, ni él ni sus discípulos, volcado hacia los demás, intentando escucharlos, intentando curar a los enfermos. Allí el Señor, que está rodeado de esa multitud en ese momento, los parientes quieren llevárselo porque dicen que está loco. Para ellos es un deshonor que Jesús sea tan transgresor, pero sobre todo que esté tan consagrado a los demás. Como si lo sensato fuera solo ocuparse de uno mismo y no meterse con los demás”.

Para el presidente del Episcopado Argentino, “vivimos un tiempo de enorme desconfianza, vivimos con una cultura de la sospecha continua, tenemos miedo, y además, cuando pensamos en alguien necesitado, muchas veces unimos al necesitado en el imaginario actual, el hecho de que nos pueda estar mintiendo, o que podría estar robándonos o engañando, entonces es mejor ocuparse solo de uno mismo, eso sería lo aparentemente sensato”. Según el obispo de San Isidro, “en el fondo de nuestro corazón sabemos que hay otra sensatez, que es la sensatez del Espíritu Santo, esa sensatez nos hace ver y sentir con claridad que hay tantísimos hermanos necesitados en la Argentina que vivimos hoy. Que estos índices de pobreza no son solamente números, sino que detrás de ellos hay rostros, hay familias, hay necesidades concretas”.

Tomar conciencia de la realidad

Ante esa situación, señaló que “la Colecta de Cáritas nos ayuda a tomar conciencia de esa realidad, a sentirnos parte de una familia. El Señor Jesús en el Evangelio crea una nueva familia: ‘¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Son aquellos que cumplen la voluntad de Dios y la practican’. El Señor hace esa familia, somos sus hermanos, somos hijos del Padre”. 

Ojea resaltó que “tenemos que escuchar este sentido profundo de fraternidad, de solidaridad, al que nos invita la Colecta de Cáritas que celebramos este domingo”. Para ello invitó a pedir al Señor “poder abrir el corazón y poder ser locos como Jesús y transgresores como Jesús, en el mejor sentido. Jesús, que recibe estas críticas en el Evangelio, pero que al mismo tiempo no renuncia a estar volcado hacia los demás”.

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