El inicio de la Cuaresma ha sido ocasión para que el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Chilena haya emitido este lunes 15 de febrero, un mensaje que lleva por título “Cuaresma de conversión, purificación y esperanza”.

El escrito comienza pidiendo que no se ponga en riesgo la salud de nadie, recordando la invitación que la Iglesia hace “a renovar nuestra fe y esperanza, acogiendo el amor y la misericordia de Dios”. Dentro del espíritu de “purificación y penitencia” propio de la Cuaresma, “los pastores de la Iglesia pedimos una vez más perdón a Dios y a nuestros hermanos y hermanas que han sido abusados, maltratados, excluidos o ignorados por algunos de sus ministros”, insiste el comunicado.

El texto hace un análisis de lo vivido en el último año, un tiempo difícil para todos, que ha traído dolor y muerte, pero también “innumerables expresiones de fraterna solidaridad, caridad y cercanía”. Los obispos reflexionan sobre las situaciones de violencia presentes en la sociedad chilena, sobre “algunas manifestaciones climáticas, de inusual intensidad” y las graves consecuencias que han provocado, así como la masiva llegada de migrantes al norte del país, ante lo que se hace un llamado a no desentenderse “del drama humano que vive cada una de estas personas”.

A partir de esta realidad, el texto se pregunta: “¿qué nos está diciendo el Señor? ¿qué podemos hacer para vivir nuestra condición de cristianos en el tiempo presente?”, proponiendo caminos a seguir. El mensaje propone “meditar con corazón sincero la Palabra de Dios”, también “la oración personal, comunitaria, ante el Señor presente en la Eucaristía, y en cualquier otra de sus expresiones”, insistiendo en “orar incesantemente por el don de la vida y la salud, de la justicia y la paz”.

El texto recoge palabras del Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2021, que insiste en la cercanía con los pobres. Desde ahí recuerda que la campaña “Cuaresma de Fraternidad” debe tener en cuenta a “las familias inmigrantes, especialmente frágiles en su vulnerabilidad”. En relación con eso, los obispos advierten que “en estos tiempos de austeridad que vivimos, el derroche y el despilfarro no tienen cabida en una sociedad que busca superar sus desigualdades”. Por eso, se hace un llamado a que las prácticas cuaresmales, oración, ayuno y limosna, sean “un perfume de esperanza en nuestras comunidades”.

La presidencia del episcopado chileno también destaca la importancia de las vacunas como “una ventana de esperanza”, invitando a todos a vacunarse, superando sospechas infundadas sobre que “las vacunas sean dañinas para nuestra salud ni para que su uso pueda ser objeto de un reproche moral”. Finalmente destaca la importancia de este año para la sociedad chilena, que vivirá una elección, haciendo un convite a vivir “esta Cuaresma como camino de conversión y purificación, de ayuno, oración y fraternidad”.