Una misión que “procede del mismo Señor Jesucristo y de su Evangelio” 25 años del Protocolo de Palermo: Servir a las víctimas de la Trata mandato evangélico

25 años del Protocolo de Palermo
25 años del Protocolo de Palermo

Esta realidad exige "fortalecer la colaboración entre diferentes grupos para abordar las causas sistémicas que contribuyen directa o indirectamente al crecimiento de la trata de personas"

"Más que reprimir los delitos, es necesario promover la justicia social y las oportunidades, abordando las desigualdades estructurales que alimentan la trata de personas"

El Protocolo de Palermo, oficialmente conocido como Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, celebra su 25.º aniversario. Con ese motivo, la Comisión Episcopal Especial para el Combate a la Trata de Personas (CEETH) de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) realizó un seminario virtual el 26 de noviembre de 2025. El tema fue "Protocolo de Palermo: ¡25 años de logros y desafíos en la lucha contra la trata de personas!".

Dom Adilson Pedro Busin

Servir en los últimos y a los últimos

Una nueva oportunidad para concienciar a la sociedad sobre la gravedad de este delito, que explota la vulnerabilidad y genera miles de millones de dólares en ganancias. Desde esta perspectiva, el obispo de Tubarão y presidente de la CEETH, Mons. Adilson Pedro Busin, reflexionó sobre la misión de la Iglesia en la lucha contra la trata de personas. Una misión que, según el obispo, “procede del mismo Señor Jesucristo y de su Evangelio”. Añadió que es “un mandato de servir en los últimos y a los últimos”, lo que lleva a la Iglesia a caminar junto a las víctimas, convirtiéndose en la voz de quienes no pueden clamar.

Una misión que se enmarca en el capítulo 25 de Mateo, junto a los rostros sufrientes de nuestro tiempo, como se recoge en el Documento de Puebla. Un tema presente en el Magisterio de los últimos papas, Benedicto XVI y Francisco, a quien el obispo definió como un profeta ante la realidad de la trata de personas, “una llaga abierta de la humanidad”, según el pontífice, que hizo un llamado a no quedarse de brazos cruzados y a movilizar todos los recursos en la lucha contra la trata de personas. Un compromiso asumido por León XIV, quien se ha expresado en este sentido en el inicio de su pontificado.

Fruto del Multilateralismo

El protocolo fue fruto de un largo camino y resultado del multilateralismo entre países y grupos comprometidos con la protección de las personas migrantes y las mujeres en situación de explotación sexual, según la hermana Gabriela Bottani. La religiosa comboniana destacó los avances logrados en estos 25 años en la visibilidad de la trata de personas, su prevención y en los informes mundiales semestrales publicados por las Naciones Unidas. Estos informes permiten identificar las tendencias globales y regionales de este delito transnacional y ofrecen un análisis conjunto de los datos.

Durante este tiempo, la trata de personas ha sido tipificada como delito en numerosas legislaciones nacionales. Esto, afirma la religiosa, quien fue coordinadora internacional de la Red Talitha Kum, “ha favorecido no solo la identificación, protección e inclusión socioeconómica de las víctimas y supervivientes de la trata, sino también las investigaciones y los procesos penales contra los traficantes”.

Un compromiso de la Vida Religiosa

25 años que llevaron al reconocimiento de este delito en los países de captación de víctimas, especialmente en el África subsahariana. Desde 2001, las Superioras Generales han asumido la misión de la Vida Religiosa de visibilizar la trata de personas y promover la sanación y protección de las víctimas. En este camino, en 2008 se creó la Red Talitha Kum, compuesta por 64 redes, presente en 108 países y con 841 congregaciones religiosas involucradas, el 91 % de las cuales son femeninas. La Red "Un Grito por la Vida" de Brasil forma parte de esta red internacional. Este camino ha contado con el gran apoyo del Papa Francisco, quien en 2015 instituyó el 8 de febrero, festividad de Santa Josefina Bakhita, como día de oración y concientización sobre la trata de personas.

Los países firmantes del protocolo se comprometieron con la prevención, la atención a las víctimas y sobrevivientes, la represión, la rendición de cuentas y la colaboración. Asimismo, se adoptó como parte de las políticas públicas, mediante acciones de sensibilización, información, fortalecimiento y empoderamiento de las comunidades y grupos en situación de vulnerabilidad.

Ir. Gabriela Bottani

Un crimen en aumento

Entre los desafíos, Gabriela Bottani señaló que nos enfrentamos a un crimen en aumento, según los datos presentados. A esto se suma la creciente vulnerabilidad de los migrantes, consecuencia de la baja inversión gubernamental en la lucha contra la trata de personas, la externalización de las fronteras y la criminalización de los migrantes, lo que dificulta la obtención de visados. Finalmente, se suman las múltiples crisis que experimenta la sociedad actual.

Esta realidad exige "fortalecer la colaboración entre diferentes grupos para abordar las causas sistémicas que contribuyen directa o indirectamente al crecimiento de la trata de personas", enfatizó la religiosa. Propone promover y sostener la conversión ecológica; apoyar acciones de incidencia política desde los territorios, con el protagonismo de las comunidades; proteger los derechos de los migrantes internacionales y promover leyes migratorias que permitan la entrada legal; y un compromiso conjunto contra toda forma de discriminación. Un proceso sustentado en la espiritualidad, "que nos fortalece para no renunciar al compromiso", afirmó Bottani. Hizo un llamado a resistir, proteger y cuidar como actitudes decisivas.

Un protocolo ratificado por Brasil en 2004

En Brasil, la ratificación del Protocolo de Palermo en 2004 supuso un avance significativo en el reconocimiento y la lucha contra la trata de personas, según la hermana Eurides Alves de Oliveira. La religiosa mostró que “el país ha consolidado una política nacional centrada en la prevención, la represión y la asistencia a las víctimas, con la creación de planes de acción nacionales, comités interinstitucionales, puestos de atención en las fronteras y campañas de sensibilización”.

Estos avances no ocultan los desafíos ante la impunidad de los traficantes, la falta de integración entre los estados, la escasez de recursos y la falta de denuncia de los casos, que aún limitan la eficacia de las acciones. Esto se manifiesta en la explotación sexual, el trabajo esclavo, la trata de migrantes, la extracción de órganos y otras formas de explotación, consideradas por la religiosa del Inmaculado Corazón de María como graves violaciones de los derechos humanos.

Exigencias para combatir la Trata de Personas

Es necesario cooperación internacional, capacitación continua de funcionarios públicos, coordinación entre el gobierno y la sociedad civil y políticas centradas en la dignidad y la protección integral de las víctimas para combatir la trata de personas. Insiste en que "más que reprimir los delitos, es necesario promover la justicia social y las oportunidades, abordando las desigualdades estructurales que alimentan la trata de personas".

La religiosa ofreció un análisis crítico del protocolo a la luz de la realidad actual. Pide una mayor atención a las causas estructurales y a las víctimas, una mayor eficacia en la práctica, un enfoque más humanitario e integral centrado en los derechos humanos, y convertir el protocolo en un instrumento vivo de liberación y justicia.

Ir. Eurides Alves de Oliveira

Caminos a seguir

Un desafío actual son las conexiones entre la trata de personas, la migración forzada y la revolución tecnológica, que aumentan los riesgos. Esta realidad debe conducir a garantizar los derechos humanos en la era digital y migratoria. Para enfrentar esta realidad, los desafíos incluyen la pobreza estructural, la desigualdad de género y racial, las crisis migratorias, la violencia armada, la corrupción y el uso delictivo de las tecnologías digitales para el reclutamiento y la explotación. El camino a seguir pasa por la articulación en redes interinstitucionales, el fortalecimiento de las políticas públicas de prevención y asistencia a las víctimas, el uso ético de la tecnología para rastrear y denunciar delitos, y la cooperación internacional como caminos prometedores, destacó.

Con respecto a Brasil, la religiosa presentó algunos instrumentos importantes y los objetivos a asumir, así como los ejes estratégicos. Junto con esto, reflexionó sobre la labor pastoral en la lucha contra la trata de personas, que "deriva del compromiso evangélico con la vida, la dignidad y la libertad de todo ser humano". La labor pastoral en la prevención, la acogida a las víctimas y la incidencia social y política, la educación y la sensibilización, la acogida y la escucha de las personas vulnerables, la articulación en redes con organismos públicos y civiles, la incidencia político-profética y la espiritualidad liberadora. Para ello, es necesario actuar "con compasión, valentía y profecía", ser "la voz de las víctimas, una presencia samaritana y una fuerza transformadora que defiende la vida en todas sus formas".

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