Parece que hay temas que se van destacando en las discusiones dentro de la asamblea sinodal del Sínodo para la Amazonía, pero sobre todo se está imponiendo un ambiente fraterno, que con el paso de los días ayuda a centrarse en los objetivos del Sínodo, “dar lo mejor por la Amazonía, defender la causa de los pobres, la causa amazónica”, como reconoce uno de los padres sinodales, en representación de los superiores generales, el Oblato de María Inmaculada, Padre Roberto Carrasco.

El religioso recuerda que “el centro se está volviendo periferia y la periferia se está volviendo el centro”. Se trata de “un estilo nuevo, un camino nuevo del Papa Francisco”, destacando como temas centrales la interculturalidad y el papel del laicado, especialmente de la mujer, que desempeñan un papel fundamental en la Amazonía, ya que “por donde vamos encontramos una religiosa, una laica”.

El padre sinodal afirma que las mujeres “están empezando a tener voz”, algo que él ve necesario. De hecho, la reacción ante las intervenciones femeninas es “muy positiva”, con aplausos, insistiendo en que “nos alegra mucho sentir que esa voz se necesita escuchar”, ya que escuchar la voz de una mujer “enriquece y hace que la Iglesia, la Palabra de Dios, sea transmitida con esa sensibilidad que muchas veces nosotros, los varones, no tenemos”.

¿Cómo usted está viendo que se está desarrollando estos primeros días de asamblea sinodal, cuáles son los temas que más están apareciendo dentro de las reflexiones?

Yo veo que el ambiente es muy fraterno, en primer lugar, todos hemos venido con una disposición a dar lo mejor por la Amazonía, a defender la causa de los pobres, la causa amazónica. Pero sobre todo a dar ese grito, a acompañar ese grito, y a transmitir ese grito que viene de la periferia.

Alguien dijo, el centro se está volviendo periferia y la periferia se está volviendo el centro. Yo creo que esto es fundamental, porque los que estamos aquí, dentro de esta sala sinodal, nos estamos dando cuenta de que coincidimos en las denuncias, coincidimos en las esperanzas, pero sobre todo coincidimos en la fe en un solo Dios. Porque si hay ciertas diferencias, que son pequeñas, no son como para algunos, que se están escandalizando, porque creen que la propuesta amazónica va a cambiar la estructura de la Iglesia, no.

Al contrario, no sólo es una propuesta, es un estilo nuevo, es un camino nuevo del Papa Francisco. Yo creo, por ejemplo, en el rol de la mujer, que tanto se está hablando, creo en el tema de la interculturalidad, el tema del diálogo intercultural, que se está hablando, hoy hemos hablado mucho sobre eso. Y un tema muy importante es sobre cómo ir abriendo nuevos ministerios para el laicado. Porque, a veces, el laicado es tan, digamos así, sostenido por los sacerdotes. Pero tenemos que romper esos individualismos, romper ese clericalismo para dar oportunidad a un laicado, no solo participativo, sino también a un laicado que nos ayude a tomar decisiones.

Eso incluye, naturalmente, la participación de la mujer, que hoy ha sido el punto focal porque se ha rescatado y se ha valorado, se ha ensalzado la presencia. Entonces, yo creo que eso hoy ha sido fundamental. Y hay algo que quiero subrayar, que hoy ha habido una actitud de mucha tranquilidad, no era como los días anteriores. Creo que en este tercer día, la gente se ha sentido más en confianza, ya creo que nos estamos conociendo más, nos estamos soltando más, y las propuestas son más ricas. Porque, como decía el Papa Francisco, no tengan miedo, no tengan vergüenza de hablar, sino todo lo contrario, ayúdenme, decía el Papa Francisco, con todas sus opiniones, con todo lo que sienten y lo que piensan.

¿Cómo el Sínodo puede ayudar a descubrir a la Iglesia, no sólo en la Amazonía, como también en la Iglesia universal, que sin los laicos, especialmente sin las mujeres, es más difícil llevar a cabo ese trabajo de presencia, ese trabajo evangelizador?

Mira, los que hemos recorrido la Amazonía, y tú lo sabes, sabemos muy bien que por donde vamos encontramos una religiosa, una laica. La Amazonía tiene rostro femenino, la Amazonía es mujer, y me atrevo a decirlo, me uno al grito de tantas religiosas, de tantas mujeres laicas, que están al frente de la Iglesia, no sólo acompañando, escuchando. Y yo creo que está tiene que ser la actitud hoy de la Iglesia, la actitud de la Iglesia de no sólo un cambio, sino de una apertura a este rostro, a esta mirada, a este corazón femenino. Por qué, porque la Iglesia es Madre y Maestra. Entonces, si es Madre y Maestra, pues tiene ese corazón de madre para también acompañar.

Yo creo que apostar hoy por la labor misionera, por la labor de presencia, y darle a la mujer ese espacio que necesita, entre comillas, oficializarlo, yo creo que sería fundamental. No lo sé cuál va a ser el ministerio, o la conclusión final, porque todavía no se está hablando de eso, solamente se están escuchando intervenciones. Pero el buen viento es que el rol de la mujer, para nosotros que estamos adentro es totalmente importante.

¿Y las mujeres están hablando, están teniendo voz dentro de la asamblea?

Naturalmente, están empezando a tener voz. Todavía yo siento que hay algo allí, pero necesitamos que ellas también se suelten, no podemos nosotros empujar eso, necesitamos que ellas también se puedan sentir libres al hablar. Yo creo que va a haber un momento de explosión en cualquier momento, porque no hemos llegado. Creo que hasta el día de hoy hemos hablado, más o menos, 60 a 70 padres sinodales, todavía falta un poco más de 100. Entonces, entre todos la voz femenina se ha dejado escuchar, se ha dejado escuchar y necesitamos todavía escuchar más de ellas.

¿Las pocas mujeres que han hablado, cuál ha sido la reacción, sobre todo por parte de los hombres que están dentro de la asamblea sinodal a ese posicionamiento de las mujeres?

Los que están cerca de mí, que son obispos y sacerdotes, muy positiva. Hemos aplaudido, nos alegra mucho sentir que esa voz se necesita escuchar. Tú sabes que aquí en estos círculos, la Iglesia está acostumbrada a la voz masculina, pero escuchar una voz femenina, escuchar la voz de una mujer creo que eso enriquece y hace que la Iglesia, la Palabra de Dios, sea transmitida con esa sensibilidad que muchas veces nosotros los varones, no tenemos.