Reflexiones en torno al 50 aniversario del "Vaticano II de la Amazonía" Santarém: La semilla de la sinodalidad plantada en la Amazonía

Encuentro de Santarém
Encuentro de Santarém

"Es un documento humano, fiel reflejo del pensamiento actual de los hombres y mujeres que dirigen los destinos de la Iglesia en la Amazonía, hombres y mujeres sensibles a los problemas y aspiraciones de los hombres y grupos humanos que ocupan el espacio amazónico"

El concepto de "Agente de Pastoral", superando una visión clerical de la Iglesia, se entiende en Santarém como "todos aquellos que se comprometen total o parcialmente en la labor apostólica de la Iglesia, en diversas funciones

Es una Iglesia que se reúne, que siente la necesidad de escuchar, de vivir un "intercambio de experiencias y reflexiones en común"

Francisco Sinodalidad

En un momento en que algunos piensan que la sinodalidad es un invento del Papa Francisco, es bueno entender que estamos ante una forma de ser Iglesia que cobró gran impulso en el Concilio Vaticano II.

Al inicio del Documento de Santarém hay algo que nos permite vislumbrar esta dimensión sinodal: "es un documento humano, fiel reflejo del pensamiento actual de los hombres y mujeres que dirigen los destinos de la Iglesia en la Amazonía, hombres y mujeres sensibles a los problemas y aspiraciones de los hombres y grupos humanos que ocupan el espacio amazónico". Con estas palabras, podemos decir que se deja traslucir una actitud de escucha de la realidad, algo fundamental en una Iglesia sinodal, una Iglesia que parte de la realidad, de los problemas que forman parte de la vida de las personas.

Las líneas prioritarias de la Pastoral de la Amazonía que aparecen en el Documento se basan en la realidad amazónica, "los valores humanos y sociales del amazónico". En el Sínodo sobre la Sinodalidad, como en el Sínodo para la Amazonía, el conocimiento de la realidad, el proceso de escucha, se considera una condición indispensable en el proceso sinodal. Fue en este proceso de escucha que se conocieron los gritos de la Amazonía en el Sínodo, algo que también estuvo presente en Santarém.

El Documento habla de diversidad de ministerios, de una Iglesia en la que "el cristiano, por el bautismo, tiene una misión que cumplir dentro de la comunidad, que consiste en dar testimonio de la verdad, predicar la buena nueva, vivir según los dones y la capacidad que ha recibido", elemento de importancia fundamental en una Iglesia sinodal, estructurada como Pueblo de Dios, que según Santarém "significa Comunidad de Bautizados".

Abertura del Sínodo para la Amazonía

El concepto de "Agente de Pastoral", superando una visión clerical de la Iglesia, se entiende en Santarém como "todos aquellos que se comprometen total o parcialmente en la labor apostólica de la Iglesia, en diversas funciones". En este punto, el Documento va más allá del sacerdote, y habla de "diáconos, ministros de la Eucaristía y de otros sacramentos, animadores del culto y de las comunidades".

Agentes para los que se indica la necesidad de formación a partir de elementos autóctonos. En este sentido, cuando afirma que "nadie mejor que el hombre de la propia condición para ejercer el liderazgo dentro de la comunidad", que debe "ser indicado por la comunidad a la que pertenece", estos elementos pueden considerarse como una clara opción de una Iglesia que supera el clericalismo, uno de los pecados que según el Papa Francisco impiden el avance de una Iglesia sinodal. Junto a ello, el Agente de Pastoral se orienta al trabajo comunitario, que se forma en el intercambio de ideas.

Una expresión concreta de la sinodalidad en el Documento de Santarém es la Comunidad Cristiana de Base, considerada en Medellín como la "célula inicial de la estructura eclesial", que lleva a la parroquia a "descentralizar su atención pastoral". Es una Iglesia que se reúne, que siente la necesidad de escuchar, de vivir un "intercambio de experiencias y reflexiones en común". 

En 1971, el Papa Pablo VI dijo que "Cristo apunta a la Amazonía". Hoy, el Papa Francisco ve a la Amazonía como la periferia que puede ayudar al centro, a la Curia Romana y a la Iglesia en su conjunto, a entrar en el camino de la conversión que le permita emprender los nuevos caminos que a la luz del Evangelio se le plantean, los caminos de una Iglesia sinodal.

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