Hacer realidad la Iglesia Pueblo de Dios del Vaticano II Sinodalidad, una apuesta cada vez más fuerte en la Iglesia latinoamericana y caribeña

Aula Sinodal
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La sinodalidad es propuesta por el papa Francisco como la forma de ser Iglesia en el siglo XXI, una Iglesia que se fundamenta en el sacramento del bautismo y no en el sacramento del orden

El CELAM quiere ser una Iglesia en salida, misionera y sinodal

La CEAMA es la concreción en el territorio de la sinodalidad, sabiendo que éste “es un proceso continuo, que no se detendrá, es un proceso permanente”

Abertura del Sínodo para la Amazonía

El Concilio Vaticano II, del que este mes se han cumplido 55 años de su clausura, tuvo como uno de sus puntos centrales la reflexión sobre una Iglesia Pueblo de Dios, lo que se fue desdoblando en otros conceptos y pensamientos, entre ellos el de sinodalidad, que hace referencia a caminar juntos, unidos, proponiendo un nuevo modo de ser Iglesia, fundamentada en la escucha y el discernimiento.

Podemos decir que esa Iglesia sinodal fue dejada de lado durante años, inclusive que se pusieron muchas trabas a las Iglesias particulares que pretendieron asumir esa forma de camino eclesial. La mayoría de las tentativas de concretar esa Iglesia sinodal se llevaron a cabo en Latinoamérica, donde poco a poco, usando diferentes mecanismos, se fueron apagando esos deseos de hacer realidad una Iglesia basada en los planteamientos del Vaticano II.

A pesar de esos esfuerzos, no es por acaso que el resurgimiento de esta forma de ser Iglesia ha cobrado un fuerte impulso con la llegada del primer papa latinoamericano. Muchas veces se le exigen cambios radicales al papa Francisco, olvidando que las cosas en la Iglesia tienen un ritmo lento, que el tiempo de Dios es diferente y que los cambios, si queremos que permanezcan, tienen que venir de abajo, de la base, y no querer ser impuestos desde quien manda en un momento determinado.

Sinodalidad

La sinodalidad es propuesta por el papa Francisco como la forma de ser Iglesia en el siglo XXI, una Iglesia que se fundamenta en el sacramento del bautismo y no en el sacramento del orden. Las resistencias son fuertes, especialmente entre aquellos que sufren de uno de los pecados diagnosticados por el propio papa, el clericalismo, una enfermedad que afecta no solo a los ministros ordenados.

Como sucedió en el postconcilio, podemos decir que, una vez más, la sinodalidad ha sido asumida con mayor fuerza en la Iglesia latinoamericana. Todo lo vivido en el proceso sinodal del Sínodo para la Amazonía, está siendo potenciado, especialmente en este año que estamos encerrando, por el Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM, que, en la última asamblea, celebrada en mayo de 2019, decidió entrar en un proceso de renovación y reestructuración del que poco a poco se van viendo los frutos.

El CELAM quiere ser una Iglesia en salida, misionera y sinodal, elementos en los que insiste constantemente su presidente, Monseñor Miguel Cabrejos. El episcopado latinoamericano y caribeño, con su presidente a la cabeza, está haciendo un gran esfuerzo de reflexión para intentar concretar en la realidad latinoamericana y caribeña todo aquello que está presente en la propuesta eclesial del obispo de Roma. 2020, a pesar del distanciamiento social, ha sido un año en el que se han llevado a cabo un profundo proceso de reflexión, con un gran número de reuniones virtuales en las que se han dado pasos significativos que deben ayudar en el futuro de la Iglesia latinoamericana y caribeña.

Monseñor Miguel Cabrejos felicita la Navidad

No podemos olvidar que ha sido en el continente latinoamericano donde en este 2020, concretamente el 29 de junio, se ha hecho realidad algo que puede marcar el futuro de esa Iglesia sinodal, como fue el nacimiento de la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA. Englobada dentro de la estructura del CELAM, la nueva conferencia, que por primera vez es eclesial y no episcopal, y debemos insistir en que ese cambio fue una sugerencia del propio papa Francisco, se presenta como una nueva forma de organizar los espacios de reflexión y decisión en la Iglesia.

En la CEAMA, la presencia del Pueblo de Dios, de sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas, entre los que hay que destacar a los representantes de los pueblos originarios, se presenta como una novedad inédita en la historia de la Iglesia. La CEAMA es la concreción en el territorio de la sinodalidad, sabiendo que éste “es un proceso continuo, que no se detendrá, es un proceso permanente”, como reconocía el cardenal Claudio Hummes, presidente de la CEAMA, tras la celebración de su primera Asamblea Plenaria, que los días 26 y 27 de octubre reunió por medios virtuales a más de 250 personas, lo que constituyó una novedad en el ámbito eclesial.

El futuro debe deparar muchas sorpresas, algo en lo que insiste el cardenal Hummes, quien defiende la necesidad de una conversión eclesial, basada en la necesidad de estar en medio de la gente, sabiendo que hay muchas formas de llevar a cabo esta tarea. Si queremos hacer realidad una Iglesia sinodal, una actitud fundamental, en la que insiste el purpurado brasileño, es que la Iglesia, especialmente los ministros ordenados, aprendan a escuchar más que a hablar, tratando de encontrar respuestas junto con la gente, especialmente aquellos que viven en las periferias geográficas y existenciales.

En un año de incertezas, somos llamados a mirar al futuro con esperanza, a seguir dando pasos que nos lleven a hacer realidad esa Iglesia sinodal, en salida, misionera, que escucha, que se empeña en construir nuevos caminos, partiendo de la presencia en la vida cotidiana de la gente.

Cardenal Hummes

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