Francisco y otros miembros del Sínodo almorzaron este martes en Santa Marta con un grupo de pobres Cardenal Lacroix: "Este camino sinodal nos ayuda a descubrir la presencia del Señor en cada bautizado"

Rueda de Prensa del Sínodo de la Sinodalidad
Rueda de Prensa del Sínodo de la Sinodalidad

Una llamada a ser Iglesia humilde, en favor de los pobres, que tienen muchos rostros. También fue abordado el tema de los abusos de todo tipo, llamando a estar al lado de las víctimas, inclusive de los abusos a religiosas y la necesidad de protegerlas

“Orquesta sinfónica en la que cada uno tiene su instrumento”

“Un privilegiado, porque en un mundo donde hay una competición por ver quien mata más personas, un mundo donde predomina el odio, socorrer una vida, abrazar a un hermano, a una hermana en el mar, es un don infinito que cambia la vida, cambio mi vida”

Un Sínodo donde el papel protagónico no lo tiene la doctrina, sino el aprender a caminar juntos y juntas

“Cuando vuelva a casa seré, un hombre diferente, un pastor diferente, con una mirada más amplia y bondadosa”

La Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad continua sus trabajos, ahora con las llamadas congregaciones generales, pero también con otros episodios que muestran el deseo del Papa Francisco de escuchar la realidad. Como señaló Paolo Ruffini en rueda de prensa, Francisco y otros miembros del Sínodo almorzaron este martes en Santa Marta con un grupo de pobres, constituyendo así un nuevo círculo menor, una nueva mesa redonda. En sus palabras, los pobres señalaron que lo único que esperan de la Iglesia es amor.

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Una Iglesia con los pobres

En las congregaciones generales ya hablaron 140 personas, lo que representa más de la tercera parte de los miembros de la asamblea. En ellas se van tejiendo hilos comunes a partir de diferentes temas, siempre con una mirada a lo que es actualidad en el mundo, surgiendo constantes llamadas a la paz ante las guerras y conflictos y conflictos que se viven. Una llamada a ser Iglesia humilde, en favor de los pobres, que tienen muchos rostros. También fue abordado el tema de los abusos de todo tipo, llamando a estar al lado de las víctimas, inclusive de los abusos a religiosas y la necesidad de protegerlas. En realidad, la Asamblea Sinodal es momento de debate y reflexión en torno a múltiples temas.

Los invitados al briefing de este 11 de octubre fueron el Card. Gérald Cyprien Lacroix, arzobispo de Quebec (Canadá), y miembro del Consejo de Cardenales, Grace Wrakia, de Papúa Nueva Guinea, y Luca Casarini, activista italiano de “Mediterránea Saving Humans”, que es invitado especial sin derecho a voto.

Rueda de prensa Sínodo

Actitud de auténtica escucha

En el día en que se cumplen 61 años de la abertura del Concilio Vaticano II, el cardenal canadiense definió la figura del Papa Juan XXIII, que convocó el Vaticano II, como profética, viendo este Sínodo como continuidad del último concilio, que remarcó la importancia de la Iglesia como pueblo de Dios. Este camino sinodal, según el arzobispo de Quebec, “nos ayuda a descubrir la presencia del Señor en cada bautizado”, y dijo estar viviendo la asamblea Sinodal desde una actitud de auténtica escucha, como una experiencia que le está permitiendo, desde esa escucha, que le permite “refinar, cambiar mi pensamiento”, como algo que hace que “seamos creyentes más creíbles”.

En sus palabras resaltó que no somos completos, todos necesitamos a los demás y los demás nos necesitan, siendo éste un Sínodo nos permite reconocer la riqueza de los demás, como “orquesta sinfónica en la que cada uno tiene su instrumento”, citando las palabras del Papa Francisco. Eso le llevó a resaltar “la belleza de ver a tantas personas reunidas, de todos los rincones del mundo, un crisol de culturas, de tradiciones”. Eso hace que los círculos menores “ayuden a compartir a partir de la realidad de la vida”, experiencias personales que interrogan “sobre nuestra forma de ser Iglesia, de estar juntos y juntas”.

Desde ahí, constatando que somos incompletos, llamó a cambiar de actitud para vivir e irradiar la luz del Evangelio. También a dar cabida al prójimo, a escucharse a la luz del Evangelio, con lo que “seremos más preparados cuando volvamos a casa para encarar los retos futuros”. Un Sínodo que ayuda a entrar en la realidad de las guerras, del cambio climático, lo que debe llevar a “ofrecer ayuda como pueblo de Dios”, a caminar unidos para discernir y ver cómo encarar los retos y llevar justicia y esperanza al mundo.

Rueda de prensa 11 oc

La sinodalidad en lo cotidiano

Llegada desde Papúa Nueva Guinea, Grace Wrakia presentó la múltiple realidad de su país y de la Iglesia local y lo que marcaba la espiritualidad y ritos religiosos presentes en su cultura antes de la llegada del cristianismo, 150 años atrás. En su testimonio señaló que viven en la comunión, desde los tres pilares de la sinodalidad, viéndose como una familia con relaciones que van más allá de la sangre, una vida de una forma comunitaria, con una espiritualidad donde las relaciones con todos, con los diferentes, es muy importantes, y eso les hace formar parte de una única familia, la familia del pueblo de Dios.

Una sinodalidad que es vivida en lo cotidiano, en las decisiones en las aldeas, donde se escucha a todos, también a las mujeres, considerando que un auténtico placer que la Iglesia y el Papa están abiertos a regiones pequeñas como Papúa Nueva Guinea, mostrando así la importancia de la escucha porque todos tenemos algo importante que aportar, “podemos explicar cómo se puede vivir en comunión, cómo se puede tejer hilos en el marco de la vida de la familia y de la Iglesia”.

Ayuda mutua que deje espacio al amor

Por su parte, Luca Casarini comenzó denunciando que la muerte en el Mediterráneo se volvió algo normal. Desde ahí dijo sentirse “un privilegiado, porque en un mundo donde hay una competición por ver quien mata más personas, un mundo donde predomina el odio, socorrer una vida, abrazar a un hermano, a una hermana en el mar, es un don infinito que cambia la vida, cambio mi vida”. En el Mediterráneo dijo que se encuentran dos pobrezas, una material, que hace que las personas pobres dejen la única riqueza que tienen, su tierra y su familia, y otra espiritual, donde no somos capaces de llorar por un niño que muere. Una ayuda mutua que deja espacio al amor, diciendo haber encontrado de esta forma a Jesús y a Dios, y haciendo ver la necesidad de hacer práctica de amor.

Un Sínodo donde el papel protagónico no lo tiene la doctrina, sino el aprender a caminar juntos y juntas, en palabras del cardenal Lacroix, insistiendo en que se trata de arraigar esta manera de vivir la Iglesia y así encarar con más medios las grandes cuestiones, buscando que las ideas de cada uno sean el objeto del discernimiento común. En esa perspectiva insistió en la necesidad de tener humildad de pensar que no somos los únicos que tenemos la verdad, de buscar caminos de convergencia para no quedar estancados, de tener una actitud positiva que lleve a ver las diversidades como algo importante y que tiene que ser acogido.

Rueda de prensa 11 o

La misión de la Iglesia

Ante una pregunta por la práctica misionera de la Iglesia, Grace Wrakia destacó que hoy estamos ante una nueva evangelización, en la que somos más conscientes de las culturas, con misioneros con una mentalidad abierta, respetando las tradiciones y formas de vida, algo que no se hizo en los primeros años de evangelización. Por ello destacó esta nueva modalidad de anunciar el Evangelio donde es importante la escucha de los pueblos originarios.

Reconociendo los errores, las páginas menos gloriosas, el cardenal canadiense recordó que en su país hubo grandes ejemplos de inculturación y de prácticas en defensa de las poblaciones indígenas. Mirando al tiempo actual, afirmó que se vive un proceso de reconciliación al que ayudó la visita del Santo Padre el año pasado. Desde ahí hizo ver que es necesario un tiempo para reconquistar la confianza, diciendo estar en diálogo con los pueblos originarios y que se han comenzado caminos de sanación, insistiendo en que es el momento de perdonar, de caminar juntos e ir adelante.

Finalmente, el cardenal reconoció como en estos pocos días de asamblea está siendo enriquecido, en la escucha en los círculos menores y en otros momentos, que le llevan a “descubrir la belleza de estas personas” que “me hacen reflexionar sobre mi manera de ser, de relacionarme con los demás, mi actitud, es algo que enriquece, que abre el horizonte”, sobre todo en aquellas personas que viven realidades muy diferentes. Eso le permite “ser más humilde, no calificar inmediatamente a las personas”. Algo que le llevó a decir: “cuando vuelva a casa seré, un hombre diferente, un pastor diferente, con una mirada más amplia y bondadosa”.

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