La Iglesia se prepara para un mes de octubre lleno de grandes acontecimientos El Sínodo y la feliz coincidencia con el Mes Misionero Extraordinario

El Sínodo y la feliz coincidencia con el Mes Misionero Extraordinario
El Sínodo y la feliz coincidencia con el Mes Misionero Extraordinario

Los 21 días de la Asamblea serán una ocasión especial para sentir con nuestros corazones y ver a los pueblos amazónicos con los ojos de Dios

Hoy Francisco nos llama, como lo profetizó el Santo de Asís hace 800 años, a ser una Iglesia valiente y apasionada, que salga y sepa cómo ir al encuentro

En una Amazonía "multiétnica, multicultural y multirreligiosa", la misión necesita un requisito importante: "saber dialogar", y esto requiere "saber escuchar"

En salida, la Iglesia busca nuevas formas de encuentro y diálogo con las culturas del territorio

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Del 6 al 27 de octubre, participaremos en una gran intuición del Papa Francisco: el Sínodo Amazónico, que se celebrará en el Vaticano, donde idealmente nos uniremos con todo el mundo, no solo con los católicos. En el mismo período, la Iglesia recuerda el centenario de la Carta Apostólica Maximum Illud, escrita por el Papa Benedicto XV. También en octubre, conmemoramos el Mes Misionero Extraordinario, siempre por deseo del Santo Padre. ¡No son pocas las razones para alegrarse en esta feliz triple coincidencia!

"Primerear", llegar al otro

Para nosotros los cristianos, los 21 días de la Asamblea serán una ocasión especial para sentir con nuestros corazones y ver a los pueblos amazónicos con los ojos de Dios. "La alegría del Evangelio es para todo el pueblo", escribió el Papa en el primer año de su pontificado en la Exhortación Evangelli Gaudium, subrayando que en la Iglesia "no se puede excluir a nadie". Como era su estilo, usó un neologismo e instó a "¡primerear, involucrarse, acompañar, dar fruto y celebrar!" Una vez más, otra invitación a la alegría... a ir "al encuentro, buscar a los alejados y llegar a las encrucijadas del camino para invitar a los excluidos”, distribuyendo misericordia (cf. EG, 23).

Valentía y ardor

Hoy Francisco nos llama, como lo profetizó el Santo de Asís hace 800 años, a ser una Iglesia valiente y apasionada, que salga y sepa cómo ir al encuentro. En nuestro caso, en octubre, dirigimos nuestra atención a la realidad de la Amazonía, llena de vida y sabiduría, pero castigada y maltratada, oprimida y largamente ignorada: "¡Está demasiado lejos, hace demasiado calor!"

En una Amazonía "multiétnica, multicultural y multirreligiosa", la misión necesita un requisito importante: "saber dialogar", y esto requiere "saber escuchar". No siempre es fácil escuchar en un territorio saqueado y herido, cuyos pueblos han sido ofendidos y reprimidos en sus creencias y culturas. Hoy, las cicatrices de tantas heridas se están cerrando, y la avaricia colonialista, que ya se ha llevado la vida de tantos misioneros y misioneras, se encuentra con una resistencia fortalecida. La Iglesia ahora tiene la oportunidad de diferenciarse, escuchar a los pueblos amazónicos y presentar a Cristo y su poder liberador, ejerciendo su papel profético en la promoción humana integral con transparencia.

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Un kairos que convoca y provoca

Hoy, la Iglesia se hace carne al montar su tienda de campaña, su "tapiri", en la Amazonía. Mujeres y hombres se comprometen, cotidianamente, en un proceso de conversión y reconciliación, ya que llevan la voz profética del Evangelio y buscan “intercambio, consenso y comunicación. Actúan entre acuerdos y alianzas sin perder de vista la cuestión fundamental: la preocupación por una sociedad justa, capaz de memoria y sin exclusiones” (ibid, 239).

En nuestro compromiso como evangelizadores con espíritu, encontramos otra razón para alegrarnos: “Desarrollar el placer espiritual de estar cerca de la vida de las personas, hasta descubrir que esto se convierte en una fuente de alegría superior... pues la misión es una pasión por Jesús, y simultáneamente una pasión por su pueblo". Sí, porque "la intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante" (ibid. 23 y 268). 

Un rostro amazónico, misionero y rico en expresiones

El Documento de Trabajo (Instrumentum Laboris) del Sínodo Especial propone algunas claves para leer este desafío, como la relación entre inculturación e interculturalidad: ambas se complementan y tienen el diálogo como condición. Y el diálogo es amor; "es una comunicación jubilosa entre los que se aman" (ibid, 142).

Los misioneros y misioneras, de fuera de la Amazonía o autóctonos, se influyen, en una inculturación a través de la diversidad y, así, construyen la unidad; crean una Iglesia con un rostro local, el rostro amazónico hospitalario y misionero. En salida, la Iglesia busca nuevas formas de encuentro y diálogo con las culturas del territorio. Caminos que reflejan el simbolismo del Documento de Trabajo: "Una Iglesia inculturada sabe trabajar y articularse, como los ríos en el Amazonas".

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Una riqueza para dar, comunicar, anunciar: aquí está el sentido de la misión

“Caminemos cantando; que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten la alegría de la esperanza”, escribe el Papa en la Encíclica que explica al mundo el concepto de ecología integral. Aquí hay una nueva llamada a la felicidad, para enfrentar los desafíos dándonos por completo, encontrando verdaderamente al prójimo y llevándole el mensaje de amor y ternura recibido de nuestra Madre, y del respeto y cariño que también le debemos a la Madre Tierra.

"Ser Iglesia significa ser el pueblo de Dios, encarnado en los pueblos de la tierra y en sus culturas" (ibid., 114 y 115). Y así es como queremos vivir este Mes Misionero Extraordinario y los frutos del Sínodo: triplemente felices de ser una Iglesia indígena, defendiendo los derechos de cada pueblo amazónico, abrazando a Jesucristo con ellos, que recorre sus caminos, les comprende y asume su dolores, inculturados en la realidad amazónica.

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