Bolsonaro había defendido la abertura de las iglesias en cualquier circunstancia El Supremo Brasileño ampara la decisión de algunos estados de prohibir cultos y misas

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En los últimos días Bolsonaro había ejercido una fuerte presión para que las iglesias se mantuviesen en funcionamiento

El Suprema ha criticado el negacionismo del presidente brasileño y su tentativa de poner el derecho a la fe por encima del derecho a la vida, criticando lo que ellos han denominado como una fe ciega y reclamando que la fe no se meta en las decisiones del Estado

El pastor Marco Feliciano, que es diputado federal, calificó la decisión como “ilegítima”, llegando a hablar de “persecución religiosa a los evangélicos

El cardenal Scherer defiende que “es muy arriesgado en este momento querer que todo mundo vaya a la iglesia, que todo mundo participe de la misa”

Celebración sin el pueblo

Cuidarse y cuidar a los otros, sobre todo a los más vulnerables, esa ha sido la postura oficial de la Iglesia brasileña desde el inicio de la pandemia, que en la práctica totalidad de las diócesis ha cerrado las iglesias a las celebraciones con el pueblo cuando la situación ha sido más dramática. Es verdad que hay algunos obispos, pocos, y sacerdotes, algunos más, que se empeñan en enfrentar lo que ellos llaman “atentado contra la libertad religiosa”.

Esa también ha sido la postura de Bolsonaro, que desde el principio de la pandemia se ha mostrado totalmente contrario a cualquier tipo de restricción, al uso de máscara, a las vacunas y que ha enfrentado los decretos de gobernadores y alcaldes para controlar el avance de la pandemia en un país que este jueves, 8 de abril, establecía un nuevo récord de muertes en 24 horas, con 4.249 fallecidos, lo que eleva el número total a 345.287 muertos.

La polémica se ha instalado en el país desde que el pasado sábado, uno de los ministros del Supremo Tribunal Federal, Kássio Nunes Marques, nombrado recientemente por Bolsonaro, anulaba los decretos de alcaldes y gobernadores que impedían la celebración de cultos y misas en las iglesias. Su decisión fue votada este jueves en el plenario de la casa, con un resultado aplastante de 9 a 2, entendiendo que los decretos buscan preservar la salud pública y no restringir cualquier libertad individual prevista en la Constitución Brasileña.

Supremo Tribunal Federal

En los últimos días Bolsonaro había ejercido una fuerte presión para que las iglesias se mantuviesen en funcionamiento, manifestando su postura en diferentes declaraciones. Sin embargo, eso no ha influido en la decisión del Supremo, que ha criticado el negacionismo del presidente brasileño y su tentativa de poner el derecho a la fe por encima del derecho a la vida, criticando lo que ellos han denominado como una fe ciega y reclamando que la fe no se meta en las decisiones del Estado.

Las presiones están viniendo sobre todo del mundo evangélico, con una fuerza política cada vez mayor, que se han convertido en unos de los principales aliados de Bolsonaro. Después de conocer la decisión del Supremo Tribunal Federal, el pastor Marco Feliciano, que es diputado federal, calificó la decisión como “ilegítima”, llegando a hablar de “persecución religiosa a los evangélicos”, afirmando que no es aceptable que se suspendan los cultos y se autorice el transporte público abarrotado. El diputado, aliado de Bolsonaro, ha amenazado con denunciar a Brasil ante la Comisión Interamericana de Derecho Humanos por “odiosa persecución a los evangélicos brasileños, violando las clausulas de los tratados sobre derechos humanos de los cuales este país es signatario”.

La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, no se ha pronunciado después de la decisión del Tribunal Supremo. Su postura oficial siempre ha sido fomentar el cuidado y el distanciamiento social en los momentos en que la pandemia del Covid-19 ha atacado con mayor virulencia. De hecho, su Asamblea General, que comienza este próximo lunes, será completamente virtual. Esta semana, el cardenal Odilo Scherer, arzobispo de São Paulo, que está celebrando diariamente en la capilla de su residencia, con transmisión por los medios de comunicación y redes sociales, después de conocer la decisión del ministro Kássio Nunes Marques, mantuvo su decisión de que las celebraciones en la Archidiócesis de São Paulo continuasen sin la presencia del pueblo.

Cardenal_Odilo_Scherer

En declaraciones a la Radio 9 de Julho pedía este martes que “adhieran las medidas de cuidados de la salud que están siendo recomendadas. Ahora con más intensidad, porque la pandemia se agravó, está muy grave”. Por eso insistía en que “vamos a cuidar más, vamos a cuidar bien, vamos a usar máscaras, vamos a evitar salir de casa cuando no es necesario, vamos a evitar reuniones, encuentros con gente, vamos a evitar propagar el virus, no darle oportunidad”.

En palabras del purpurado “estamos pensando en la salud de la población, y queremos que todos puedan volver a la misa cuanto antes, puedan participar de la comunión, puedan rezar en las iglesias y cantar con alegría, pero vivos y no muertos, no en el ataúd”. Por eso apelaba “para que acompañen las celebraciones remotamente, a través de los medios, la radio, la televisión”, insistiendo en “no jugar con el peligro”. Por eso, insistía en que “es muy arriesgado en este momento querer que todo mundo vaya a la iglesia, que todo mundo participe de la misa”. Según el arzobispo de São Paulo, “debemos valorar la salud y la vida, nuestra y de todos, no vamos a colocar en riesgo nuestra vida, nuestra salud”.

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