"Si la iglesia no es solidaria no es Iglesia", afirma Miguel Fuertes, administrador apostólico El Vicariato de Iquitos abre casa de retiro con 100 lugares para pacientes de Covid-19

El Padre Miguel Fuertes muestras la casa de retiro a las autoridades sanitarias de Iquitos
El Padre Miguel Fuertes muestras la casa de retiro a las autoridades sanitarias de Iquitos

“Si la Iglesia no hiciera estas cosas, no sería la Iglesia de Jesucristo. La labor de la Iglesia es para que haya vida en todos los sentidos, en el físico y en el espiritual. Si la iglesia no es solidaria no es Iglesia. Esto es algo connatural a la Iglesia, estar al servicio”

“En las próximas semanas y meses la necesidad va a crecer en todos los sentidos

“Están muy preocupados porque no ha habido un corte total de movimiento en los ríos, sino que estas semanas la gente ha seguido yendo y viniendo”

“Todos están temiendo lo peor, porque si la enfermedad llega al río no hay un médico que diga puede ser o no… es un temor el que existe, el que tenemos todos”

“Todo lo que podamos apoyar, lo haremos, eso lo tenemos claro

Padre Miguel Fuertes
Una Iglesia que no es solidaria, no es Iglesia. Las palabras del Padre Miguel Fuertes cobran especial relevancia en estos momentos que la humanidad está viviendo y ponen de manifiesto la necesidad de una Iglesia samaritana, esté donde esté, también en medio de la selva amazónica.

Como recoge en su artículo Beatriz García Blasco, del CAAAP, el actual administrador apostólico del Vicariato de Iquitos, afirma quesi la Iglesia no hiciera estas cosas, no sería la Iglesia de Jesucristo. La labor de la Iglesia es para que haya vida en todos los sentidos, en el físico y en el espiritual. Si la iglesia no es solidaria no es Iglesia. Esto es algo connatural a la Iglesia, estar al servicio”.

Es lo que llevan haciendo los agustinos en esta región de la selva peruana desde que allí llegaron en 1901. Esta vez, ante la preocupante situación por la que pasa Iquitos, uno de los principales focos de la pandemia de Covid-19 en toda la Pan Amazonía, con más de setenta casos confirmados y dos muertos, aunque las cifras crecen preocupantemente todos los días, han decidido poner a disposición de las autoridades sanitarias una casa de encuentros con capacidad para cien personas, que servirá como centro de hospitalización de aquellos pacientes con coronavirus que presenten síntomas leves.

Como afirma el agustino, se trata de “la Casa de Retiro Kanatari que está muy cerca del Hospital Regional, a apenas una o dos cuadras”. Fue en este hospital donde fue tratado días atrás Monseñor Javier Travieso, obispo del Vicariato de San José del Amazonas, que ha evolucionado favorablemente y hoy se recupera en una casa del Vicariato.

Casa de retiro Kanatari

En la provincia de Loreto, que tiene como capital Iquitos, el coronavirus se une a un fuerte brote de dengue, que ha provocado un elevado número de contagios y muertes en los últimos meses, y que ya había desbordado el sistema de salud. Por eso, el agustino no esconde que “en las próximas semanas y meses la necesidad va a crecer en todos los sentidos”.

La Iglesia de Iquitos está poniendo lo que tiene al servicio de la gente, como reconoce su administrador apostólico. “Esto de Kanatari es noticia porque no es un local, sino un espacio grande sí, es llamativo, pero desde que empezó todo esto se ha venido atendiendo gente, aunque ahora se han redoblados los esfuerzos”. De hecho, en muchas parroquias del Vicariato se están dando cientos de almuerzos diarios, un trabajo que se une al acompañamiento pastoral que es posible llevar a cabo en estos días, intentando hacerse presentes en la vida de la gente, principalmente a través de la emisora La Voz de la Selva, la radio del Vicariato.

Las palabras de Miguel Fuertes cobran especial relevancia, pues se trata de alguien que conoce la realidad. No podemos ignorar que son décadas de misión en la Amazonía peruana de este misionero leonés. Él también habla en nombre de todos los misioneros y misioneras que acompañan las comunidades indígenas que se esparcen por los ríos de la región, de quienes recibe noticias diarias. “Están muy preocupados porque no ha habido un corte total de movimiento en los ríos, sino que estas semanas la gente ha seguido yendo y viniendo”, asegura, “de hecho nos mandan fotos con lanchas y botes, con movimiento… Esto significa que la enfermedad va a llegar, ya llegó hoy a Nauta”, lamenta con mucho pesar.

Frente a la inoperancia de las autoridades, la gente está tomando providencias, reconoce el administrador apostólico de Iquitos. En ese sentido, dice haber recibido noticias de que los miembros de la comunidad, apoyados por los animadores cristianos, habrían cortado el río Urituyacu porque “todos están temiendo lo peor, porque si la enfermedad llega al río no hay un médico que diga puede ser o no… es un temor el que existe, el que tenemos todos”.

Miguel Fuertes no oculta que “si esto se expande significará un desastre completo para todas las comunidades. Por eso insisto al pueblo en que, por favor, no se vayan, no se muevan. Sé que es difícil estar separado de la familia, pero este ir y venir de personas es muy peligroso porque sabemos que la única forma de transmisión es a través de las personas”. Ante esa situación, el misionero no duda en afirmar que “todo lo que podamos apoyar, lo haremos, eso lo tenemos claro”.

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