La Iglesia de Panamá aprovecha la cuaresma para llamar a la conversión ecológica Vivir la Cuaresma como tiempo de conversión ecológica

Cuidado de la Casa Común
Cuidado de la Casa Común

En su Mensaje de Cuaresma para 2020, el Papa Francisco llama a sentir compasión ante las víctimas de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra

La idea surge de la necesidad de cuidar de la creación, algo que tiene como fundamento la conexión existente entre Dios, la naturaleza y el ser humano, que debe llevar a todos los seres humanos, que formamos parte de la naturaleza, a respetarla y defenderla

Somos desafiados a convertirnos en nuestros criterios, a preguntarnos qué es lo que nos motiva a consumir cierto producto

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La conversión no es algo que se reduce al plano personal, sino que debe referirse a la dimensión social. Dentro de esa campo social se engloba la necesidad de una conversión ecológica, un elemento que ha cobrado especial relevancia con el Papa Francisco, que en 2015 publicaba la encíclica Laudato Si y posteriormente convocaba el Sínodo para la Amazonía, que él mismo definía como hijo de la encíclica.

Esa dimensión ecológica está haciéndose presente en la vida de la Iglesia, como una llamada a la conversión. En su Mensaje de Cuaresma para 2020, el Papa Francisco llama a sentir compasión ante las víctimas de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra. Cada vez son más Iglesias las que van asumiendo esas propuestas, nacidas de Laudato Si e impulsadas en el último sínodo.

Una de ellas es la Archidiócesis de Panamá, que en su Campaña Cuaresmal para 2020 está reflexionando a partir de un cuaderno que lleva por título “Por una Ecología Integral”. A través de cinco encuentros anima a los católicos de todo el país a entrar en el camino de la conversión ecológica. Partiendo de una reflexión, inspirada en el Documento Final del Sínodo o en Laudato Si, le sigue un texto bíblico o una oración que ilumina lo dicho anteriormente, para en un tercer momento, proponer prácticas concretas de conversión.

En 2020 se cumplen cinco años de la publicación de Laudato Si, que “abrió caminos nuevos para la Iglesia de cara al cambio climático”, como reconoce el texto publicado por la Pastoral Social – Cáritas. La idea surge de la necesidad de cuidar de la creación, algo que tiene como fundamento la conexión existente entre Dios, la naturaleza y el ser humano, que debe llevar a todos los seres humanos, que formamos parte de la naturaleza, a respetarla y defenderla. Al mismo tiempo, para quien es cristiano, ésta es una actitud propia de quien reconoce a Dios como Creador.

Conversión ecológica

Cuaresma es tiempo de contemplar, de agradecer a Dios por la belleza y la grandeza de todo lo que nos rodea. Para ello es necesario estar dispuestos a cuidar, tomar conciencia de que no somos dueños, que no olvidemos es una de nuestras grandes tentaciones, sino beneficiarios de algo que es de todos, también de las generaciones futuras, que dependen de nuestras actitudes de cuidado y de nuestra conciencia de que nuestra Casa Común tiene un límite.

En este tiempo cuaresmal, siguiendo lo que aparece en Laudato Si y en Querida Amazonía, somos llamados a conocer, valorar y defender las culturas de los pueblos originarios, grandes maestros del cuidado de la Madre Tierra, en la que siempre han descubierto la presencia ancestral de la divinidad. Descubrir su forma de entender el mundo, sus cosmovisiones, su estilo de vida, y plantearnos que ese puede ser un camino de futuro válido para la humanidad.

La conversión ecológica también tiene mucho que ver con nuestros hábitos de consumo, casi siempre mayores que aquello que realmente necesitamos. Somos desafiados a convertirnos en nuestros criterios, a preguntarnos qué es lo que nos motiva a consumir cierto producto, a entender que nuestra felicidad no depende de la cantidad de productos que consumimos y sí de saber agradecer a Dios y compartir con los otros, especialmente con los hermanos más necesitados.

Tenemos que ser conscientes de que el grito de los pobres y el grito de la Tierra es el mismo, que muchas personas son descartadas, también por nosotros, aunque lo hagamos inconscientemente. Es tiempo de cuaresma, de conversión, no sólo personal, también social y ecológica. La Iglesia, con iniciativas similares, puede ayudarnos a entrar en ese camino.

Pastoral Social Caritas Panamá

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