Al final de su 122ª Asamblea lanzan un mensaje conclusivo Sus obispos llaman al pueblo chileno a ser “rostros de misericordia y acogida”

Obispos chilenos en su 122ª Asamblea Plenaria
Obispos chilenos en su 122ª Asamblea Plenaria

Los obispos chilenos “han decidido continuar con nuevas fuerzas las diversas campañas solidarias”, apoyando así a los más vulnerables y apelando a la generosidad

Los migrantes “han sido los primeros en perder su trabajo y han quedado en la más completa indefensión” en la pandemia

La asamblea ha servido para buscar “criterios comunes para ofrecer una reparación integral a las víctimas de abuso sexual en contextos eclesiales”

Los obispos chilenos han reflexionado sobre la necesidad de escuchar con humildad a todos, especialmente a los pobres y a los que sufren

Obispos chilenos con el Papa Francisco

Pandemia, migrantes, nueva Constitución, reparación a víctimas de abuso, discernimiento y asambleas, nuestro lugar junto a los pobres y sufrientes, son los seis puntos fundamentales, recogidos en su mensaje conclusivo, sobre los que los obispos de Chile han reflexionado en 122ª asamblea plenaria, realizada de modo telemático.

La pandemia y sus consecuencias es algo que provoca preocupación en los obispos chilenos, que “han decidido continuar con nuevas fuerzas las diversas campañas solidarias”, apoyando así a los más vulnerables y apelando a la generosidad. Los prelados agradecen “al personal sanitario, a los servidores públicos y voluntarios”, mostrando su contrariedad ante los que niegan la pandemia y el mundo político que no ha estado a la altura. Por eso, invitan “a las personas a cuidarse, respetando las medidas sanitarias, y especialmente a no exponer a riesgos a los más vulnerables”.

Los obispos denuncian que los migrantes “han sido los primeros en perder su trabajo y han quedado en la más completa indefensión” en la pandemia. Por eso, en comunión con el papa Francisco, invitan a acogerles, a protegerles, a promover su desarrollo e integrarles. Valoran la nueva ley sobre migración como positiva, así como el proceso de regularización.

Al hablar de la Nueva Constitución, quieren ofrecer, desde la enseñanza social de la Iglesia, criterios para el discernimiento. Entre ellos, el valor de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural y los principios de la solidaridad y destino universal de los bienes. Para eso invitan a conocer el documento elaborado en ese sentido.

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Otro punto es la reparación a víctimas de abuso, muestran su deseo de erradicar ese flagelo, afirmando que “nos duele inmensamente que esto haya ocurrido”. La asamblea ha servido para buscar “criterios comunes para ofrecer una reparación integral a las víctimas de abuso sexual en contextos eclesiales”, algo que surge del trabajo de una comisión creado al respecto, que espera ayudar a “avanzar hacia un lineamiento común del Episcopado en los próximos meses, para ponerlo a disposición de las comunidades eclesiales”. También reiteran los obispos su decisión de estar cerca de las víctimas.

La 122ª Asamblea del episcopado chileno ha servido para reflexionar sobre “dos importantes procesos sinodales de escucha y participación”. El “discernimiento para la renovación de la Iglesia”, iniciado en 2018 “en búsqueda de caminos de conversión y renovación”, que va a conducir a la tercera Asamblea Eclesial Nacional, en 2022 y la Asamblea de América Latina y el Caribe, organizada por el CELAM, en noviembre de 2021, a la que los obispos chilenos están “invitando a una amplia participación de las personas y comunidades”.

Finalmente, su lugar junto a los pobres y sufrientes, algo urgente ante las situaciones graves y delicadas, provocadas por la pandemia, muchas de ellas marcadas por la violencia. Los obispos chilenos han reflexionado sobre la necesidad de escuchar con humildad a todos, especialmente a los pobres y a los que sufren. Finalmente afirman que “por fidelidad a Dios y amor a Chile estamos llamados a respetar y cuidar la vida como la dignidad de toda persona”.

Los obispos llaman al pueblo chileno, ante las circunstancias complejas, a ser “instrumentos de su amor, rostros de su misericordia y acogida, palabras de consuelo, tiempos generosos de escucha, sembradores de paz y de alegría, luchadores incansables por la verdad y la justicia”. También invitan “a seguir orando con fe y perseverancia, confiando en la gracia del Señor y uniendo a ella nuestro esfuerzo y responsabilidad hasta que podamos volver a encontrarnos en nuestras comunidades para celebrar nuestra fe y crecer en fraternidad”.

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