Mensaje final de la 230ª Asamblea del episcopado paraguayo Los obispos llaman al “diálogo y escucha entre todos los paraguayos para buscar el bien de nuestro pueblo”

Asamblea Conferencia Episcopal Paraguaya
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Los obispos han estado reunidos virtual y presencialmente, "con actitud de escucha a los signos de los tiempos para buscar la voluntad de Dios, que se manifiesta en todos los acontecimientos de nuestra vida como Iglesia y como nación”

“Una invitación congruente y convergente a esta necesidad de diálogo y escucha entre todos los paraguayos para buscar el bien de nuestro pueblo”

"El caminar evangélico de la escucha, la sinodalidad, el diálogo y la concertación, constituye la medicina apropiada para la salud social”

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“Momentos de oración y de reflexión sobre diferentes aspectos de la realidad eclesial y nacional”. Así ven los obispos del Paraguay lo vivido en su 230ª Asamblea General Ordinaria.  

A lo largo de esta semana los obispos han estado reunidos virtual y presencialmente, "con actitud de escucha a los signos de los tiempos para buscar la voluntad de Dios, que se manifiesta en todos los acontecimientos de nuestra vida como Iglesia y como nación”.

El mensaje, dado a conocer este 9 de julio, relata los temas analizados a lo largo de la 230ª Asamblea de la Conferencia Episcopal Paraguaya. Entre ellos destacan el ejercicio de la “escucha”, en preparación para la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Junto con ello, la Carta Pastoral “Itaipú, una oportunidad de diálogo y concertación social para el bien común”, que ven como “una invitación congruente y convergente a esta necesidad de diálogo y escucha entre todos los paraguayos para buscar el bien de nuestro pueblo”.

Vacina Covid-19

Los obispos abogan por la promoción de espacios de diálogo, “que brinden soluciones a los grandes desafíos y a las tantas necesidades de nuestros hermanos, en especial de los más afectados por la inequidad y la pobreza”. En referencia al Año de la Eucaristía, afirman que “con Cristo debemos ser medicina en este tiempo, de la pandemia y la post-pandemia”, denunciando la corrupción moral, social e institucional.

También ha sido abordado el Año del Laicado y coherencia de vida, que tendrá lugar en 2022, en consonancia con el Año de la Palabra, celebrado en 2020, y el Año de la Eucaristía, que debe llevar a encarnar “los valores y principios cristianos que inspiran la vida personal y social en todas sus dimensiones (cultural, económica, política, científica, tecnológica, artística y ecológica)”.

Durante la Asamblea recién concluida se ha prestado especial atención, según el mensaje, a la Pastoral educativa, visando “la misión de servir a la formación integral de los hombres y las mujeres de todos los tiempos, en particular de las nuevas generaciones en su camino de desarrollo y maduración”. En ese sentido, destacan los esfuerzos de la comunidad educativa en este tiempo de pandemia del Covid-19, reconociendo la gran ayuda de las nuevas tecnologías y las plataformas de comunicación, que “no sustituyen el contacto y el acompañamiento personal requeridos en el proceso educativo”. Al mismo tiempo se ha denunciado la brecha digital que afecta al campo de la educación.

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En relación con la pandemia, los obispos hacen un llamado “a seguir trabajando juntos en la prevención y en el acompañamiento de los muchos enfermos, de sus familias, y de todo el personal de salud”. Se destaca la necesidad de celar por la vida, insistiendo en la importancia de las vacunas, que salvan vidas, pidiendo “que la administración pública siga brindando los recursos requeridos en esta emergencia, y se consolide el compromiso con la salud de nuestro pueblo”.

Los obispos agradecen y reconocen el trabajo del personal sanitario y hacen “memoria de todos los fallecidos, de tantos seres queridos, que hemos perdido a causa de esta patología, y los encomendamos en la oración pidiendo para sus familiares y amigos el consuelo”. También lamentan “tanta inseguridad, violencia, secuestro y atropellos a indígenas”, un signo de violencia, ante el que exhortan a “los responsables de la seguridad y la justicia a reforzar los medios para garantizar el respeto a los bienes y a la vida de toda la población”.

Finalmente piden la intercesión de “nuestra Madre, María Santísima de Caacupé”, siendo “conscientes de que el caminar evangélico de la escucha, la sinodalidad, el diálogo y la concertación, constituye la medicina apropiada para la salud social”.

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