El "Día del Indio" coincide con una presión extrema del gobierno de Bolsonaro 19 de abril, los pueblos indígenas en Brasil continúan siendo crucificados

Protesta de los pueblos indígenas
Protesta de los pueblos indígenas

Poco a poco se fue instalando en Brasil un sistema que colocó a los pueblos indígenas como "obstáculo para el desarrollo"

Los pueblos indígenas en Brasil están siendo crucificados por un gobierno que dice sostenerse en principios cristianos

Escuchemos sus dolores, que es el mismo dolor de aquel que fue traspasado por la lanza de un sistema que lo veía como enemigo para sus planes perversos

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En Brasil el 19 de abril se celebra el "Día del Indio", un término peyorativo desde que fue acuñado por los colonizadores europeos. En 2019, esta fecha coincide con el Viernes Santo, el día en que los católicos hacemos memoria de la Crucifixión de Jesús, alguien que murió porque estaba en contra del sistema establecido.

Poco a poco se fue instalando en Brasil un sistema que colocó a los pueblos indígenas como "obstáculo para el desarrollo", una idea que cobró fuerza en el tiempo de la Dictadura Militar, que asoló el país por más de veinte años y marcó una política de persecución contra los pueblos originarios, especialmente en la Amazonía, donde los grandes proyectos se fueron instalando como promesa de un desarrollo que sólo benefició unos pocos y perjudicó a los más pobres y el medio ambiente, preservado secularmente por los pueblos originarios, los mejores guardianes de la Casa Común.

Esta fue una política continua en los últimos cincuenta años, pero que desde el 1 de enero ha aumentado de forma desmedida, por parte de un gobierno que sus primeros 100 días de gobierno, ha sido de guerra contra los pueblos indígenas, como afirmó en estos días Fiona Watson, directora de investigaciones de Survival International, protectora de los derechos indígenas.

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En el artículo, publicado originalmente en el blog 35000 Milliones / Planeta Futuro, ella afirma que "esta administración racista está lanzando abiertamente un ataque sin precedentes contra los pueblos indígenas de Brasil, con el objetivo explícito de destruirlos como pueblos, asimilándolos por la fuerza y saqueando sus tierras”. Desde una visión cristiana podríamos decir que los pueblos indígenas, en Brasil, están siendo crucificados, por un gobierno que dice sostenerse en principios cristianos, una afirmación que de hecho no responde a las actitudes reales.

La visión racista del nuevo presidente es una constante en su vida política, con afirmaciones que en muchos países serían motivo de condena judicial, pues no respetan los principios de la Constitución Federal, ley suprema del estado brasileño. Resultan inaceptables algunas de sus afirmaciones, como "pena que la caballería brasileña no haya sido tan eficiente como la americana, que exterminó a los indios". Al mismo tiempo, otras muestran una gran falta de conocimiento histórico, "no hay tierra indígena donde no hay minerales. Oro, estaño y magnesio están en esas tierras, especialmente en la Amazonía, el área más rica del mundo. No asumo en esa mentira de defender tierra para indio". Por otro lado, aquellos que lo eligieron sabían cuáles eran sus propósitos, "si yo asumo [la Presidencia de Brasil] ya no habrá un centímetro para tierra indígena". La última medida ha sido sacar la Fuerza Nacional a las calles de Brasilia para evitar las movilizaciones indígenas de la próxima semana, algo que era prática común en estas fechas, conocido como Campamento Tierra LIbre.

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El 11 de abril, un decreto presidencial extinguía los consejos sociales del gobierno federal, entre ellos varios que tiene que ver con los pueblos indígenas, como el Consejo Nacional de Política Indigenista (CNPI) y la Comisión Nacional de Educación Escolar Indígena (CNEEI) , que acompañaba la ejecución de políticas públicas para casi 3.000 escuelas indígenas repartidas por el país. La medida pretende asfixiar los instrumentos democráticos de participación social en la definición de políticas públicas y control social, como recoge en su web el Consejo Indigenista Misionero - CIMI, que ya fue definido por el actual presidente brasileño como "parte podrida de la Iglesia católica".

¿Cuál es el futuro de los pueblos indígenas en Brasil? Esta es una pregunta que cada vez está más presente en la mente de muchos brasileños. Por eso es necesaria una reacción a partir de la fe en aquel que fue crucificado. No podemos olvidar que la vida está por encima de la muerte, que estar junto a los pueblos indígenas es estar del lado de quien puede enseñarnos a cuidar de la Madre Tierra como un bien sagrado e indispensable en el presente y futuro de la humanidad.

La Iglesia católica está viviendo un tiempo de gracia, un kairós, con el Sínodo de la Amazonía, donde los pueblos indígenas tienen un papel fundamental, resultando decisivo su aporte en el intento de encontrar nuevos caminos para una ecología integral. Escuchemos sus dolores, que es el mismo dolor de aquel que fue traspasado por la lanza de un sistema que lo veía como enemigo para sus planes perversos. Hacer memoria del pasado es instrumento para leer el presente, para entender que Jesús sigue siendo crucificado en los pueblos indígenas, incluso por quien se dice religioso, y cree estar actuando en nombre de un Dios que él coloca por encima de todo.

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