La dignidad de la vida HAY QUE SACUDIRSE LAS SANDALIAS

Ante toda fuerza que se oponga a la dignidad de la Vida.

A la luz de Marcos 6:7-13

HAY QUE SACUDIRSE LAS SANDALIAS 
M: Luis Alfredo Díaz - L: Gerardo Oberman (A la luz de Marcos 6:7-13), ILP, SGAE .
… y nos encerramos en nuestros miedos 
nos refugiamos en nuestros templos
nos escondimos en nuestras liturgias justificados en nuestros sermones
y nos santificamos en nuestras teologías.
// Hay que sacudirse las sandalias //
La misión es sencilla: salir al encuentro 
de las necesidades de las personas,
andar la calle, salir al camino, 
abrazando los dolores y celebrando las alegrías 
de las gentes simples de nuestros pueblos. 
La misión no era otra que la de
desenmascarar a las fuerzas del mal,
disfrazadas de maneras perversas
y generando, siempre y en todo lugar,
dolores, angustias, frustraciones,
injusticias, marginaciones, sufrimiento.
// Hay que sacudirse las sandalias //
Temerosos y temerosas
de los encuentros 
que nos proponga el camino,
nos alejamos de la misión
encomendada por el Maestro.
Y nos encerramos en nuestros miedos 
Nos refugiamos en nuestros templos            
nos escondimos en nuestras liturgias
justificados  en nuestros sermones
y nos santificamos en nuestras teologías.
// Hay que sacudirse las entrañas //
¿Y cuándo perdimos esa faceta del Evangelio
que ordena sacudirnos las sandalias?
¿Cuándo abandonamos ese acto profético 
y profundamente evangélico de la denuncia?
¿Cuándo dejamos de escandalizarnos 
frente a las atrocidades del poder que oprime?
¿Cuándo comenzamos a aceptar lo inaceptable 
y dejamos de conmovernos frente al hambre, 
ante las personas migrantes que mueren de a miles,
Y frente a tantas otras  muertes injustas y violentas?
¿Cuándo comenzamos a cerrar los ojos 
ante los espíritus del odio y de la mentira, 
del “sálvese quien pueda”,
del abuso impune,
de la prédica meritocrática,
de la corrupción…?
Y nos encerramos en nuestros miedos 
nos refugiamos en nuestros templos
nos escondimos en nuestras liturgias
justificados  en nuestros sermones
y nos santificamos en nuestras teologías.
Hoy quizá, más que nunca, 
hay que retomar aquel símbolo 
de resistencia evangélica y, 
ante toda fuerza que produzca muerte 
y que se oponga a la dignidad de la vida,
/// ¡Hay que sacudirse las sandalias
en el nombre del Dios de Jesús! ///
Hay que sacudirse las sandalias

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