Un análisis desde la Teología Félix Palazzi sobre Mater Populi Fidelis: "La nota doctrinal sostiene la fe del creyente sencillo y aporta claridad a la fe mariana"

Félix Palazzi sobre Mater Populi Fidelis: "La nota doctrinal sostiene la fe del creyente sencillo y aporta claridad a la fe mariana"
Félix Palazzi sobre Mater Populi Fidelis: "La nota doctrinal sostiene la fe del creyente sencillo y aporta claridad a la fe mariana"

"Leído desde una fe adulta, el documento no debilita en nada la devoción mariana; al contrario, la purifica, la hace más evangélica y centrada en el corazón del misterio cristiano que es Cristo"

"Hoy muchos juicios se forman a partir de lo que dicen Tik-Tok, Instagram o portales de noticias que viven de acaparar nuestra atención"

"Desde el punto de vista pastoral, la Nota ayuda a nuestro pueblo a crecer en una piedad popular más madura"

El 4 de noviembre el Dicasterio para la Doctrina de la fe publicó el documento titulado "Mater Populi Fidelis", la nota doctrinal responde a las consultas que durante las últimas décadas se han hecho sobre la devoción a María, particularmente por la gran cantidad de títulos que se le confieren y sobre los cuales existen dudas y debates.

Para algunos, el documento puede afectar la devoción mariana, otros lo califican como un giro conflictivo para el Papa León XIV que apenas inicia su pontificado; incluso no han faltado los que afirman que se trata de una nueva expresión de reduccionismo por parte de la Iglesia respecto al rol de María, la mujer más importante en la historia de la salvación.

Félix Palazzi teólogo yprofesor de Mariología y Escatología afirma que el texto es importante en tanto ofrece una síntesis clara, densa y equilibrada sobre la doctrina mariológica de la Iglesia. "Es un texto que sitúa en el centro la maternidad de María", lo que considera "es el punto de partida para cualquier comprensión posterior de la mariología, y desde ahí invita a releer los demás títulos y afirmaciones marianas".

Card.FernandezRD

Fruto de la reflexión teológica

Analizando el actual contexto eclesial, marcado por la inmediatez y la que considera es una mirada corta; el académico sostiene que la nota doctrinal recuerda que estas cuestiones no se resuelven planteando frases similares a los slogans del mundo de la publicidad, ni reaccionando visceralmente en las redes sociales; porque son fruto de un largo camino de reflexión teológica y pastoral.

Prueba de ello es el trasfondo histórico del debate que explica Palazzi. “Cuando se proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, algunos sectores pidieron de inmediato que se definiera el dogma de la Asunción. Sin embargo, la definición llegó en 1950, casi cien años después. En ese momento, la historia se repitió y un grupo de fieles solicitó la proclamación de un nuevo dogma sobre la corredención de María. En esa larga historia de peticiones, discernimientos y estudios es donde se debe situar el contenido de "Mater Populi Fidelis".

"La nota no se improvisa, sino que recoge y ordena décadas de reflexión e intercambio teológico alrededor de dichas propuestas", comenta. Para el profesor de la Escuela de Teología de los Jesuitas en la Universidad de Santa Clara; el documento es valioso porque sostiene la fe del creyente sencillo y aporta claridad a la comprensión de la fe mariana. Su intención no es “bajar la mariología”, sino aclarar en qué sentido son aceptables o no ciertos títulos; "salvaguardando siempre la unicidad de la mediación de Cristo y el modo propio en que María coopera en la obra de la salvación", señala.

Respecto a la mediación de las gracias que se le atribuyen a María, el teólogo venezolano indica que "el documento no borra el lenguaje de mediación que se aplica a María, pero aclara que Cristo es el único mediador de la gracia”. De ahí que cuestiona este título en la Virgen, porque "se entiende como si toda gracia tuviera que pasar necesariamente por las manos de María y esa imagen puede oscurecer la centralidad de Cristo".

Concilio Vaticano II

Herencia del Concilio Vaticano II

Al mismo tiempo otra de las características del documento es que ratifica con fuerza la maternidad de María “en el orden de la gracia”. Esto quiere decir que "su intercesión y presencia materna disponen nuestros corazones para acoger la gracia que sólo el Señor puede otorgar". En este sentido es importante entender que el documento "no niega el papel de María, sino que lo sitúa dentro de la única mediación de Cristo". Desde el ámbito pastoral según afirma el investigador, la nota doctrinal "ofrece criterios sólidos para predicar, enseñar y acompañar espiritualmente las devociones marianas; sin caer en exageraciones que terminan oscureciendo a Cristo o motivando reacciones minimalistas que enfrían la piedad del pueblo".

Así la nota doctrinal en lugar de alimentar miedos o sospechas “invita a vivir una fe mariana más madura, bíblica y cristocéntrica, donde amar a María significa precisamente, dejarnos conducir por ella al corazón del Evangelio que es Cristo”. El docente que lidera diferentes procesos académicos en Cebitepal ratifica, que el documento sitúa el lenguaje teológico sobre María en su justo lugar. "No niega en absoluto el papel singular de María en la historia de la salvación, ni su intercesión materna, ni nuestra confianza filial en ella", describe.

Ahora, respecto a los títulos que resultan problemáticos, es importante comprender que "pueden crear confusión en temas como la comprensión de la cooperación de María, pero al mismo tiempo reafirman su presencia única en el misterio de Cristo y la Iglesia". Por consiguiente, la nota dogmática está en total coherencia con el Concilio Vaticano II,  porque en lugar de buscar nuevos títulos dogmáticos para la Virgen, ofreció bases sólidas para una mariología sana, profundamente enraizada en la Escritura, la tradición y el misterio de Cristo.

Desde lo personal Palazzi, reconoce que hay algo que echa de menos dentro de la Nota dogmática y es la omisión explícita que hace del dogma de la Asunción. “Desde la mariología, solemos insistir en que cada afirmación mariana se entiende mejor cuando se contempla en el conjunto de todas las demás. Y el dogma de la Asunción es un verdadero hito en la vida y teología de la Iglesia”. Leído desde una fe adulta, el documento no debilita en nada la devoción mariana; al contrario, la purifica, la hace más evangélica y centrada en el corazón del misterio cristiano, que es Cristo muerto y resucitado”.

Virgen María

Discernimiento, estudio y oración

En esta línea si algún grupo se siente desorientado, el profesor no duda en que sea el momento de iniciar un camino en la formación, lectura, meditación, contemplación y evangelización; dejando que la Iglesia nos enseñe a amar a María como Madre, Discípula y figura de la Iglesia, sin convertirla en una especie de “segunda fuente” de salvación. Frente a la opinión de los que piensan que la publicación no beneficia al pontificado de León XIV, recuerda que uno de los problemas de nuestros ambientes eclesiales es que con frecuencia opinamos sin interesarnos por el trabajo del pensar y la fe adulta nos pide lo contrario: discernimiento, estudio y oración.

En consecuencia, la nota no es aislada, está vinculada a las Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales. En este conjunto afirma el profesor, se entiende mejor su pertinencia, porque acompaña la fe del pueblo y al mismo tiempo ayuda a que el lenguaje teológico y devocional se mantenga en un equilibrio cristológico, eclesiológico y antropológico sano”.

Esto quiere decir que  “custodia la centralidad de Cristo, la comunión con la Iglesia, la dignidad y la libertad de las personas que creen”. Por eso, hablar de un “giro innecesario y conflictivo” es injusto porque la Nota “lo que hace es recoger el camino recorrido, asumir los criterios del Vaticano II y expresarlos de manera actual, especialmente frente a peticiones de nuevos dogmas y ante ciertos estilos de piedad que pueden desbalancear el conjunto de la fe”.

Desde la postura del catedrático, existen personas que perciben este ejercicio de clarificación teológica y pastoral como un hecho “conflictivo”, “protestantizante” o “herético”, cuando en realidad lo único que hace es profundizar y consolidar la tradición viva de la Iglesia. “Que algunos protestantes utilicen el documento de forma parcial para atacar la figura de María, o que algunos católicos lo interpreten como una supuesta “protestantización” del papado, dice más de los prejuicios y las lecturas superficiales que del contenido real de Mater Populi fidelis”.

La oración de los pequeños

Purificar la mariología

Paradójicamente, el docente dice que esta clarificación también logra desbloquear el camino ecuménico y pastoral. No porque el documento “se protestantice”, sino porque presenta una comprensión de María profundamente arraigada a la tradición católica, “claramente subordinada a Cristo y expresada con categorías que pueden ser objeto de diálogo con otras confesiones cristianas”. Es claro que ningún protestante aceptaría íntegramente lo que el texto afirma sobre el papel de María en la redención, pero para dialogar de verdad, primero la Iglesia necesita tener claridad y unidad en su propio lenguaje.

A la luz de la relación entre la palabra creída y la palabra orada, Palazzi recuerda que la Nota aporta un marco en el cual la doctrina y la piedad se sostienen mutuamente porque purifica la mariología y la ordena distinguiendo lo que pertenece al núcleo de la fe, de aquellas fórmulas que así hayan circulado en ciertos ambientes, son ambiguas o problemáticas, como las expresiones “Corredentora” o “Mediadora de todas las gracias”.

En su opinión, la comprensión y aceptación de la nota doctrinal pasa por un decidido esfuerzo de formación y recepción del Concilio Vaticano II. “No basta con reaccionar desde las redes; es necesario asumir el trabajo paciente de estudiar, pensar, contemplar y orar”. Sólo así podremos ofrecer una espiritualidad mariana capaz de dialogar con otras confesiones cristianas, sanando heridas, sosteniendo la fe de los sencillos y, al mismo tiempo, manteniendo la fidelidad al corazón del Evangelio; porque la verdadera unidad pasa por compartir un horizonte doctrinal común, no por acumular frases piadosas.

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