Iglesia continental celebrará 1.700 años de Nicea Rodolfo Valenzuela: "Esperamos un espacio de fraternidad que abra horizontes"

"El objetivo es discernir los desafíos y plantear las oportunidades de crecimiento en comunión”
“Yo vengo de Guatemala y calculamos que el 50% de la población es evangélica, algo que también sucede en países como Brasil”
“El gran desafío siempre es la unidad, que no es un proyecto de la Iglesia católica o de los evangélicos, es algo que el mismo Jesús quiso"
“El gran desafío siempre es la unidad, que no es un proyecto de la Iglesia católica o de los evangélicos, es algo que el mismo Jesús quiso"
Renovar el camino de unidad de los cristianos en América Latina y el Caribe, es uno de los objetivos del Encuentro Latinoamericano y Caribeño Nicea 1.700 años.
Fe, Unidad y Esperanza, es el lema que congregará a la Iglesia continental en la ciudad de Guatemala del 1 al 3 de julio. Se trata de celebrar los 1.700 años del Concilio de Nicea, como expresión de la unidad de la fe cristológica, rescatando su vigencia como contribución a la realidad eclesial y social.
Rodolfo Valenzuela, obispo de Verapaz en Guatemala, tiene un amplio recorrido en temas relacionados con el diálogo interreligioso y el ecumenismo, de ahí que sea uno de los organizadores del evento que en perspectiva está orientado a la creación de una plataforma de diálogo que acerque y priorice temas comunes.
“Vamos a hacer un encuentro continental para tratar el tema ecuménico, es decir, el tema de la unidad de los cristianos en América Latina, porque nuestros retos son distintos al trabajo que se desarrolla en Europa por la unidad. El objetivo es discernir los desafíos y plantear las oportunidades de crecimiento en comunión”, afirma.

Un espacio de fraternidad
De acuerdo con el prelado en Europa“el camino hacia la unidad ha estado marcado por lo teológico y doctrinal, de la misma forma como se han dado grandes discusiones, también se han logrado acuerdos importantes con los luteranos y anglicanos, para citar un ejemplo”.
En el caso de América Latina “es distinto porque la herencia católica viene concretamente de España y duró muchos siglos, esto quiere decir que la herencia evangélica no vino directamente de Europa, sino de Norteamérica. Expresiones de fe, entre las que se encuentran corrientes liberales, evangélicas y las pertenecientes a movimientos de renovación del mismo protestantismo o del evangelicalismo”, sostiene.
Además, porque estas dos últimas corrientes dejaron de ser una minoría en el continente, hecho que Valenzuela destaca. “Yo vengo de Guatemala y calculamos que el 50% de la población es evangélica, algo que también sucede en países como Brasil”.
En otras naciones la tradición católica aún es mayoritaria, pero según comenta “el mundo evangélico es muy amplio, por eso es necesario estudiar y afrontar esos desafíos con caridad”, una actitud que dentro del Encuentro comienza con la presencia de obispos, sacerdotes, pastoras y pastores evangélicos, laicos y laicas, porque “esperamos que sea un espacio de fraternidad que abra horizontes”.

La agenda de Jesús
Para Valenzuela “el gran desafío siempre es la unidad, que no es un proyecto de la Iglesia católica o de los evangélicos, es algo que el mismo Jesús quiso. Que todos sean uno para que el mundo crea. El ideal de la unidad está en la agenda de Jesús, no en la agenda de otros, ya lo era al principio y por eso se hizo el Concilio de Nicea”.
Esa es la causa por la que “las iglesias se pusieron de acuerdo sobre cuáles escritos eran inspirados y cuáles no. Y de la misma forma hoy tenemos que seguir luchando para favorecer esa unidad, la unidad de Jesús”.
Recordando el Concilio Vaticano II, Valenzuela trae a colación la famosa frase del Papa Juan XXIII: “Hay que insistir en lo que nos une y no en lo que nos divide. Y la unidad no es uniformidad. La iglesia no es un ejército exactamente uniformado que funcione con la misma ley, las mismas normas o estatutos para todos, en la iglesia hay culturas diferentes”.
Una invitación implícita del obispo guatemalteco a vivir este encuentro desde la sinodalidad y la valoración de la diferencia de la que tanto habló la Asamblea Eclesial y el Sínodo de la sinodalidad.
“Hay iglesias locales diferentes, las iglesias ortodoxas con toda la espiritualidad y la filosofía del Oriente próximo, las iglesias occidentales con la influencia de Roma y Grecia, la iglesia en América Latina con la inculturación que aquí en nuestro continente la iglesia adelanta con los pueblos originarios. Nuestro continente posee una gran diversidad, pero en lo esencial, en lo fundamental estamos unidos. Eso es lo que pretendemos al orar y trabajar por la unidad”.

Superar prejuicios
Reflexiones que el obispo también dirige a los que aún no están en la capacidad de sentarse a la misma mesa para compartir con otros, ya sea porque les pesa el deseo de defender la fe transmitida por los padres o están sometidos al prejuicio, un pensamiento cerrado cuyas palabras se quedan en lo técnico, olvidando que la unidad no puede restringirse a las respuestas dogmáticas.
Para Valenzuela, la invitación no es solamente para teólogos o canonistas y la necesaria búsqueda de soluciones doctrinales, que desde luego espera lleguen algún día, por lo que cita al Papa Francisco diciendo que "los teólogos van despacio, pero el pueblo de Dios puede ir más rápido y podemos dejar de lado los prejuicios”.
Algo que ilustra con una situación concreta. “Fíjense que ahora también en las mismas familias podemos tener un muchacho católico que se enamora de una muchacha evangélica. El amor está más allá de las denominaciones. Entonces hay que aprender a respetarse mutuamente y aprender a trabajar juntos en lo que nos es común”.
En la iglesia –explica- se pueden y deben celebrar matrimonios mixtos, es importante que en la práctica dejemos de lado los prejuicios. “Nadie tiene la totalidad de la verdad, todos nos encontramos y vamos en camino hacia la verdad. El mundo evangélico tiene un gran desafío y lo ha afrontado pensando por ejemplo en el amor a la Biblia. Nosotros, cristianos católicos tenemos el amor a la Eucaristía, valores que uno y otro tiene pero podemos y debemos compartir, conjugar”.