Aniversario de la Campaña "La vida pende de un hilo": "No podemos darle la espalda a una comunidad agredida, criminalizada y perseguida"

La campaña “La vida pende de un hilo” cumplió su primer aniversario. La iniciativa de articulación latinoamericana y caribeña busca transformar la memoria del dolor en un futuro de justicia y garantía de derechos. Objetivo que la lleva a ofrecer una respuesta solidaria que haga visible los riesgos que enfrentan líderes y lideresas, además de formarlos para que sus acciones alcancen una incidencia internacional más contundente.

Hace un año, la campaña fue presentada en la sala de prensa del Vaticano con el apoyo del Dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral y la Pontificia Comisión para América Latina. El proyecto articula diversas organizaciones, entre ellas el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Plataforma de Paz, Democracia y Derechos Humanos además de la Comunidad de Protección Latinoamericana, entre otras.

Ante la tendencia a normalizar las múltiples amenazas contra los defensores de Derechos Humanos y Ambientales en el continente, el compromiso social y la fe las une para vencer la indiferencia. Se trata de promover la reflexión sobre el carácter sagrado de la vida, ese don preciado que Dios nos entrega y no podemos más que dignificar.

Cifras dolorosas

De acuerdo con el informe de Global Witness, la Organización No Gubernamental, que investiga la conexión entre la destrucción ambiental, los conflictos, la corrupción y los abusos contra los derechos humanos; en 2024, al menos 146 líderes sociales y ambientales del mundo, fueron asesinados o desaparecidos, de ellos 120 eran latinoamericanos.

“Sus vidas y el espacio cívico en el que actúan, penden de un hilo muy frágil. No podemos ser indiferentes ante esta realidad”. Estos crímenes y otras expresiones de las violencias, constituyen los argumentos con los que nació la campaña “La vida pende de un hilo”. El primer año de actividades se celebró con un conversatorio sobre la situación de los defensores de Derechos Humanos en América Latina y el Caribe.

Espacio moderado por Rosa Inés Floriano, directora del Instituto Interamericano de Paz y Reconciliación Inspyre y al que acudieron como ponentes principales Gloria Anabella Sibrián de Protección Internacional en Mesoamérica, Carlos de la Torre, representante de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia y monseñor Henry Ruiz, obispo de Trujillo en Honduras y delegado de la Conferencia Episcopal para la Comisión Nacional de Ecología Integral.

Tres perspectivas sobre una problemática de la que analizaron las situaciones que retan a líderes sociales y defensores, los avances alcanzados en 2025 para garantizar sus derechos y las motivaciones de quienes optan por la defensa de la Casa Común y la dignidad de sus habitantes como proyecto de vida.

Estado ausente

Realidades que motivan los pasos que seguirá la campaña “La vida pende de un hilo” en 2026. Un camino sobre las acciones emprendidas que nos invitan a la corresponsabilidad.

Hablando de las situaciones que retan a los líderes sociales y defensores de Derechos Humanos y Ambientales, Gloria Anabella Sibrián criticó la tendencia a limitar la libertad de expresión, asociación y reunión; lo que demuestra la falta de compromiso por parte de los Estados que deberían garantizar esos derechos. Situación que se extiende a las comunidades indígenas privadas del derecho a la consulta y el consentimiento libre e informado, aspectos básicos en América Latina, región que conserva un fuerte componente aborigen.

“Necesitamos Estados que consideren estos fenómenos y problemáticas porque en lugar de cumplir con su deber de proteger, respetar y defender a los más vulnerables, voltean a ver hacia otro lado y no garantizan ambientes seguros para la defensa de sus derechos”, indicó.

Por su parte Carlos de la Torre, se refirió a lo que deja el 2025 en materia de Derechos Humanos. El experto dijo que el año estuvo marcado por un fuerte retroceso en el marco general de su protección, tanto en el sistema universal, como regional; viéndose afectados por lo que se conoce como multilateralismo, esto hace que las normas que protegen la dignidad de las personas humanas, especialmente de los más débiles, sufran los efectos del debilitamiento de las instituciones.

La crisis financiera

A esto, se le suma una crisis financiera que impacta significativamente sobre los organismos internacionales y nacionales encargados de defender los derechos humanos, lo que genera menosprecio por los estándares y normas que habían sido abrazadas como parte de un proceso de consolidación que se vivía en algunos países.

“Esto se ve en las políticas de seguridad y las campañas que combaten las drogas, pero al mismo tiempo restringen e ignoran los derechos básicos de las personas para cumplir con las políticas migratorias. Ejemplo de ello es el sistema de asilo, que atraviesa retrocesos muy fuertes; la vulneración de los derechos de las mujeres, la diversidad sexual y en general la vulneración de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales”, afirmó.

Al respecto, explicó que desde la ONU y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se presentó un comunicado de prensa a nivel regional donde identifican una reducción general del espacio cívico en distintos países, lo que se relaciona con varios ámbitos de riesgo como la estigmatización, las restricciones normativas de los derechos de asociación y la persecución política, lo que limita a las personas para organizarse y acceder a recursos para defender los derechos humanos, lo que termina obligándolos a desplazarse y solicitar asilo en otros países.

A su turno monseñor Henry Ruiz, obispo de la diócesis de Trujillo en Honduras y delegado Episcopal para la Comisión Nacional de Ecología Integral dijo que "no se le puede dar la espalda a una comunidad que está siendo agredida, criminalizada, perseguida, eso es parte de la fidelidad al Evangelio, el acompañamiento a estas comunidades. Será difícil predicar el Evangelio de Jesús y no acompañar a las comunidades que defienden el agua, el derecho al oxígeno, el derecho a ser consultados. No se les puede dar la espalda".

Fidelidad a Jesucristo

Para el prelado una de las tareas importantes es escucharles, acompañarlos, en cierto modo dar la cara por ellos, porque se enfrentan a una red criminal muy dura que golpea lo más esencial de la vida, el derecho a la alimentación que mina la unidad de la familia y las comunidades.

“En Honduras, hemos recibido un golpe muy duro con el asesinato de Juan López, la persecución de varios líderes y el encarcelamiento de otros defensores y hemos querido acompañar a sus familias, incluso con la campaña 'La vida pende de un hilo' se hizo una visita de campo para escuchar al comité de bienes comunes y públicos de Tocoa para conocer la situación de una de las cooperativas campesinas sin tierra que se encuentran en la zona de Colón. Esto es un asunto de fidelidad a Jesucristo a su reino; por eso acompañamos a estas comunidades”.

La campaña “La vida pende un hilo” celebra su primer aniversario en diciembre, el mismo mes en el cual se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, una iniciativa que nació para hacer memoria, alzar la voz y evitar que las cifras se normalicen porque la misión es transformarlas y para ello es necesario trabajar para que la indiferencia no nos ciegue y podamos tejer futuros, protegiendo vidas.