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El Señor libera

Grandeza de Dios

Lo que canta el salmo 145, Jesús lo proclamó en la sinagoga de Nazaret cuando le entregaron el texto del profeta Isaías (61,1) que dice: “El Espíritu del señor está sobre mí, porque él me ha ungido, me ha enviado para dar la buena nueva a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista, para dar libertad a los oprimidos” (Lc 4, 18 -19).

Esta oración judía se inspiraba en el profeta Isaías, los salmistas eran buenos conocedores de las Escrituras. Es un canto al Dios poderoso y misericordioso que socorre al pobre y desvalido. Donde el hombre es negado en su dignidad ahí se hace presente Dios:“El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan” (V 8). La justicia, la gracia y la santidad son alabados por el autor (V 7, 8, 21).

Al terminar la lectura o mejor la meditación de este salmo podemos decir: Señor, tu grandeza no podemos ni tan sólo imaginar, es conmovedora tu humanidad. Por ello te alabamos y pedimos que nos concedas que nos asemejemos un poco a ti.Texto: Hna. María Nuria Gaza.

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