Los Servicios Católicos de Socorro demandan colaboración internacional para evitar una "hambruna" devastadora África Oriental combina dos amenazas "bíblicas": Covid-19 y una nueva plaga de langostas

Plaga de langostas del desierto en Kenia
Plaga de langostas del desierto en Kenia Sven Torfinn/FAO /AP

El Programa Mundial de Alimentos, organismo de las Naciones Unidas, estima en un informe que unos 20 millones de personas podrían verse afectadas

Las agencias católicas en la región alertan de que, si la paralización de la actividad por el coronavirus provoca inseguridad alimentaria en las familias empobrecidas, en junio y julio las langostas del desierto podrían empeorar el problema destruyendo las cosechas

Un nuevo informe del Programa Mundial de Alimentos ha alertado sobre la hambruna de "proporciones bíblicas" que la expansión del coronavirus en África Oriental podría provocar. El organismo de las Naciones Unidas estima en su informe que unos 20 millones de personas podrían padecer esta situación devastadora, que además podría duplicarse en cifras de afectados en unos meses.

La razón es que la amenaza del coronavirus y sus estragos se combina en esta región africana (que comprende países como Burundi, Etiopía, Eritrea, Kenya, Ruanda, Somalia y Uganda) con una posible invasión de langostas del desierto, capaz de empeorar todavía más la inseguridad alimentaria de la población, puesto que esta plaga recurrente daña las escasas cosechas de los agricultores.

Mientras crecen ambas amenazas en paralelo, agencias de ayuda católicas como Cáritas, junto a las iglesias locales, denuncian la desprotección y demandan colaboración internacional. "Como ambas crisis son cuestiones transfronterizas, la coordinación entre los organismos y los gobiernos va a ser más importante que nunca", ha declarado a Crux Matt Davis, el director de los Servicios Católicos de Socorro en este área del continente africano. 

Prevención del coronavirus en África
Prevención del coronavirus en África

Trincheras en dos frentes

Tratando de no verse superadas por esta doble crisis, las organizaciones de acción social católicas alertan sobre el peligro de las langostas a la vez que enfrentan la crisis del coronavirus, cuyos estragos son difíciles de calcular en países en los que faltan pruebas diagnósticas. "Distribuimos mucha información sobre cómo identificar los síntomas iniciales", ha explicado el director de los Servicios Católicos de Socorro. Pero no se quedan solo en la sensibilización, sino que su ayuda se basa en proporcionar alimentos a la población empobrecida y proteger a sus socios locales con equipos de prevención, artículos de higiene y el establecimiento de "estaciones de lavado de manos estratégicamente situadas".

Con el cese de la actividad por precaución, las familias entran en alerta. "Cuando las personas no pueden obtener un ingreso regular, o si el sostén de la familia pierde un trabajo o se enferma, se desencadena una emergencia humanitaria", denuncia Davis.

Por el otro lado, el frente de lucha contra la plaga de langostas se mantendría "durante los meses de junio y julio", explica. "Las nubes de langostas se reproducen cada tres meses más o menos. Habrían empezado a poner huevos desde la primera semana de abril en adelante" y aparecerían con toda su fuerza destructora justo en los meses en los que los campesinos africanos recogen la cosecha.

Su ayuda se basa en proporcionar información y alimentos a la población empobrecida y proteger a sus socios locales con equipos de prevención, artículos de higiene y el establecimiento de "estaciones de lavado de manos estratégicamente situadas"

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