Beate Gilles reconoce la expectación por la polémica generada por el Camino Sinodal alemán Asamblea sinodal de Praga: La delegación alemana, “bajo observación”

Beate Gilles secretaria general del Episcopado alemán
Beate Gilles secretaria general del Episcopado alemán

“Por supuesto que estamos bajo observación, nos damos cuenta de eso. Pero luego resulta que los alemanes no juegan un papel especial en absoluto. Somos una delegación más. Punto”, señala la secretaria general de la Conferencia Episcopal germana, Beata Gilles

Tras las primeras jornadas de puesta en común de las distintas delegaciones en Praga, a Gilles le llama la atención la distinta percepción que hay sobre algunos temas como, por ejemplo, el papel de las mujeres en la Iglesia

De las 39 delegaciones de las conferencias episcopales de Europa que, hasta el 12 de febrero, participan en Praga en la Asamblea Continental Europea del Sínodo sobre la Sinodalidad, hay una que, quiérase o no, genera más expectación: la de Alemania.

“Por supuesto que estamos bajo observación, nos damos cuenta de eso. Pero luego resulta que los alemanes no juegan un papel especial en absoluto. Somos una delegación más. Punto”, señala la secretaria general de la Conferencia Episcopal germana, Beata Gilles, en entrevista con Katholisch.

Expectación

Sin embargo, Gilles reconoce esa expectación generada por la polémica que acompaña en este proceso las iniciativas puestas en marcha por el Camino Sinodal alemán. “Existe este fenómeno por el que la gente dice: ‘¡Qué bueno que esto [el Camino Sinodal] también existe! O que recibimos aliento, al menos de una amplia gama de países”, aunque también añade que realmente “muy pocos saben realmente qué es el Camino Sinodal”.

Apertura de la Asamblea Continental de Praga
Apertura de la Asamblea Continental de Praga CCEE

Tras las primeras jornadas de puesta en común de las distintas delegaciones en Praga, a Gilles le llama la atención la distinta percepción que hay sobre algunos temas como, por ejemplo, el papel de las mujeres en la Iglesia.

“Noto que lo sentimos de manera muy diferente a algunas mujeres en Europa del Este. Y estas grandes diferencias apenas se han reflejado en el documento base. Siempre decimos: hay que salir afuera, tender la mano a los que están lejos de la Iglesia. Pero luego me doy cuenta de que, dentro de la Iglesia en Europa, la distancia de unos a otros a veces es más larga que la que hay entre mí y los que están fuera de la Iglesia. Esto mantiene mi mirada fija, pero no es una experiencia del todo cómoda”, señala.

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