El obispo de Caserta, primer prelado italiano en fallecer por coronavirus Sepe, en el funeral de monseñor D'Alise: "Murió como vivió, en las trincheras, como Jesús"

Sepe, en el funeral del obispo de Caserta
Sepe, en el funeral del obispo de Caserta

Bassetti: "Este terrible virus no ha perdonado a los sacerdotes, religiosos y religiosas, ni siquiera a los obispos"

Sepe: "Rezamos por los muertos pero rezamos para celebrar la vida porque están vivos en el Señor. La liturgia no tiene lágrimas porque lo que recordamos no es la muerte sino la resurrección. Todos morimos en el Espíritu Santo que infunde su rocío sobre nosotros"

Murió el mismo día en que el Papa Francisco publicaba su tercera encíclica, fallecía en Caserta el primer obispo italiano en activo, víctima del coronavirus. Giovanni D'Alise estaba hospitalizado desde el 30 de septiembre en un centro médico local por contraer el COVID-19. El funeral se celebró, sin fieles, en la catedral, y fue presidido por el cardenal Crescenzio Sepe, quien subrayó que el prelado le había confesado "esta vez también lo conseguiremos. Pero el Señor quiso tenerlo cerca de su corazón y llevarlo a la luz del cielo".

El cuerpo del prelado fue sepultado, por motivos sanitarios, en la catedral de Caserta, en presencia de familiares y el Vicario General, Gianni Vella, por lo que la misa de exequias se celebró sin féretro y sin la asistencia del pueblo. Durante el mismo, Sepe recordó: "Rezamos por los muertos pero rezamos para celebrar la vida porque están vivos en el Señor. La liturgia no tiene lágrimas porque lo que recordamos no es la muerte sino la resurrección. Todos morimos en el Espíritu Santo que infunde su rocío sobre nosotros".

"Monseñor D'Alise murió como vivió, es decir, dando su vida por las almas, dispuesto a ir a donde le llamaban -dijo de nuevo Sepe-. Es sobre todo en esta querida diócesis de Caserta donde Monseñor D'Alise encarnó su papel de pastor del rebaño que se le había confiado, haciéndose presente sobre todo en las parroquias para dar testimonio de la paternidad y la caridad de Cristo".

Funeral del obispo D'Alise

Sepe concluyó subrayando que "su vida no ha terminado, porque lo que creó en su vida terrenal ha producido mucho fruto y vive en el corazón de Dios". "Murió en las trincheras, como Jesús", finalizó, pidiendo  la Virgen "que proteja a la iglesia aquí en Caserta y a todas las iglesias de la Campania, Italia y el mundo de esta pandemia pesticida, mortal y diabólica de Covid 19". 

Según el último boletín del Hospital de Salud de Caserta, “el cuadro clínico de Monseñor D'Aliese se agravó por insuficiencia renal, diabetes mellitus, cardiopatía hipertensiva y dislipidemia. Se aplicaron todos los protocolos terapéuticos previstos para la enfermedad. También se trató con el nuevo medicamento antiviral Remdesivir. Su estado clínico era estacionario. El paciente fue monitoreado constantemente. El paro cardíaco ocurrió a las 6:00 a.m. y se confirmó la muerte a las 6:30 a.m. después de maniobras de reanimación cardiopulmonar”.

Bassetti: "Cúanto sufrimiento, cuánto dolor"

"Estoy aquí, entre vosotros, para traer el abrazo y la caricia de las Iglesias que están en Italia. ¡Cuánto sufrimiento, cuánto dolor, cuántas lágrimas, nos han acompañado en estos meses!", proclamaba en una nota el presidente de los obispos italianos, Gualteio Bassetti. 

"Con el obispo D'Alise quiero recordar a todos los sacerdotes que generosamente dieron sus vidas en las mismas circunstancias. Se fueron, muchos de puntillas, sin una caricia o una palabra de consuelo. Aquí están los verdaderos tesoros de la Iglesia y de la humanidad", subrayó el purpurado.

Funeral del obispo de Caserta

"Este terrible virus, que ha llevado el luto a tantos hogares, no ha perdonado a los sacerdotes, religiosos y religiosas, ni siquiera a los obispos. Algunos se curaron, otros, como el obispo Giovanni, no lo lograron. Los que se han curado han mirado el mundo con nuevos ojos, los que han muerto nos han dejado el sentido de una vida. Todos han tocado el sufrimiento y el sufrimiento ha tocado indisolublemente a nuestra amada Iglesia. Una Iglesia que en estos tiempos de tribulación ha estado cerca de su pueblo, de sus hijos. Una Iglesia que no ha escatimado en acercar y consolar: lo espiritual y lo material", finalizó el prelado. 

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