El Papa pide cinco 'pasos más' a las familias cristianas Francisco: "Una sociedad sin familias acogedoras se volvería fría e invivible"

El Papa escuchó distintos testimonios, de distintas realidades familiares, y ofreciendo cinco propuestas, cinco "pasos más" para fomentar el matrimonio, abrazar la cruz del sufrimiento, avanzar en el perdón, trabajar por la acogida y lograr "el ideal de la fraternidad"

"Justamente esto quisiera que la Iglesia fuera para vosotros. Un buen samaritano que se os acerca y os ayuda a proseguir vuestro camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño"

"Vemos en vosotros los rostros y las historias de tantos hombres y mujeres que tuvieron que huir de su tierra (...). La guerra os ha puesto frente al cinismo y a la brutalidad humana, pero también habéis encontrado personas de gran humanidad. ¡Lo peor y lo mejor del hombre!"

"Nosotros no nos bastamos (...). Podemos tener los sueños más hermosos, los ideales más altos, pero al final descubrimos también nuestros límites, que no podemos superar por nosotros mismos"

"Ver a una familia que se rompe es un drama que no puede dejarnos indiferentes. La sonrisa de los cónyuges desaparece, los hijos están confundidos, la serenidad de todos se desvanece. Y la mayoría de las veces no se sabe qué hacer"

"Queridas familias: para mí es una gran alegría estar aquí hoy con vosotros, después de los impactantes
acontecimientos que, en los últimos tiempos, han marcado nuestras vidas. Primero la pandemia y, ahora, la guerra en Europa, que se añade a otras guerras que afligen a la familia humana". El Papa Francisco quiso agradecer a las familias presentes en el Aula Pablo VI para el 'Festival de las Familias', dentro del X Encuentro, postergado desde hace más de dos años por el coronavirus.

Y lo hizo escuchando distintos testimonios, de distintas realidades familiares, y ofreciendo cinco propuestas, cinco "pasos más" para fomentar el matrimonio, abrazar la cruz del sufrimiento, avanzar en el perdón, trabajar por la acogida y lograr "el ideal de la fraternidad".

Encuentro del Papa con las familias
Encuentro del Papa con las familias

Flanqueado por los cardenales Farrell y De Donatis, Bergoglio subrayó los testimonios previos a su discurso, que sirven como "amplificadores" de la experiencia de millones de familias en el mundo que "experimentan las mismas alegrías, inquietudes, sufrimientos y esperanzas".

La Iglesia, buen samaritano

"La palabra de aliento es sobre todo esta: partir de vuestra situación real y desde allí intentar caminar juntos, juntos como esposos, juntos en vuestra familia, juntos con las demás familias, juntos con la Iglesia", señaló el Papa reivindicando la parábola del Buen Samaritano. "Justamente esto quisiera que la Iglesia fuera para vosotros. Un buen samaritano que se os acerca y os ayuda a proseguir vuestro camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño".

Luigi, Serena, y su familia
Luigi, Serena, y su familia

Eso es lo que trató de hacer Francisco, tomando cada uno de los testimonios escuchados durante la tarde. En primer lugar, "un paso más hacia el matrimonio", tras las palabras de Luigi y Serena. "Debemos convertirnos y caminar como Iglesia, para que nuestras diócesis y parroquias sean cada vez más “comunidades que sostienen a todos con los brazos abiertos”. ¡Es indispensable! Y vosotros, providencialmente, habéis encontrado apoyo en otras familias, que son, de hecho, pequeñas iglesias".

Porque "nosotros no nos bastamos (...). Podemos tener los sueños más hermosos, los ideales más altos, pero al final descubrimos también nuestros límites, que no podemos superar por nosotros mismos, sino sólo abriéndonos al Padre, a su amor, a su gracia", simbolizada en los sacramentos del Bautismo y el Matrimonio.

El matrimonio, un don divino

"Cuando un hombre y una mujer se enamoran, Dios les ofrece un regalo: el matrimonio. Un don maravilloso, que tiene en sí mismo el poder del amor divino: fuerte, duradero, fiel, capaz de recuperarse después de cada fracaso o fragilidad", señaló el Papa, quien añadió que "el matrimonio no es una formalidad que hay que cumplir".

"Uno no se casa para ser católico “con la etiqueta”, para obedecer a una regla, o porque lo dice la Iglesia; uno se casa porque quiere fundar el matrimonio en el amor de Cristo, que es sólido como una roca", recalcó, animando a las familias pues "¡la vida familiar no es una misión imposible!".

Roberto y Maria Anselma
Roberto y Maria Anselma

En segundo lugar, "abrazar la cruz", siguiendo el testimonio de Roberto, María Anselma y Chiara, que después de su muerte "no ha destruido la familia ni ha eliminado la serenidad y la paz de vuestros corazones". "No sois personas abatidas, desesperadas y enfurecidas con la vida, ¡al contrario! Se perciben en vosotros una gran serenidad y una gran fe", concedió Bergoglio. Habéis dicho: “La serenidad de Chiara nos ha abierto una ventana a la eternidad”. "En el corazón de Chiara entró también la verdad de la cruz como don de sí misma, con una vida entregada a su familia, a la Iglesia y al mundo entero. Siempre necesitamos tener grandes ejemplos que nos estimulen. Que Chiara nos sirva de inspiración en nuestro camino de santidad, y que el Señor sostenga y haga fecunda cada cruz que las familias tienen que cargar", recalcó.

Infidelidad, mentiras, poder, resentimiento...

En tercer lugar, "un paso más hacia el perdón", con el ejemplo de Paul y Germaine y la crisis de su matrimonio, con "falta de sinceridad, la infidelidad, el mal uso del dinero, los ídolos del poder y de la carrera, el resentimiento acumulado y la dureza del corazón". "Ver a una familia que se rompe es un drama que no puede dejarnos indiferentes. La sonrisa de los cónyuges desaparece, los hijos están confundidos, la serenidad de todos se desvanece. Y la mayoría de las veces no se sabe qué hacer" admitió. Por ello, tal vez, "vuestra historia transmite esperanza".

Paul y Germaine
Paul y Germaine

"Nadie desea un amor a “corto plazo” o a “tiempo determinado”. Y por eso se sufre mucho cuando los fallos, las negligencias y los pecados humanos hacen naufragar un matrimonio. Pero incluso en medio de la tempestad, Dios ve lo que hay en el corazón", añadió, incidiendo en que "el perdón cura todas las heridas, es un don que brota de la gracia con la que Cristo colma a la pareja y a toda la familia cuando lo dejamos actuar, cuando recurrimos a Él".

"Vuestros hijos han visto en vosotros algo mucho más importante, han visto la humildad de pedirse perdón y la fuerza que habéis recibido del Señor para levantaros de la caída", apuntó el Papa. "También ellos en su vida se equivocarán y descubrirán que no son perfectos, pero recordarán que el Señor vuelve a levantarnos, que todos somos pecadores perdonados, que debemos pedir perdón a los demás y también que debemos perdonarnos a nosotros mismos. Esta lección que han recibido de vosotros permanecerá en sus corazones para siempre. ¡Gracias por este testimonio de perdón!".

Yrina, Sofía y su familia de acogida
Yrina, Sofía y su familia de acogida

Acogidos y acogedores

En cuarto lugar, la acogida, con la voz de Iryna y Sofía, que "habéis dado voz a tantas personas cuyas vidas se han visto afectadas por la guerra en Ucrania". "Vemos en vosotros los rostros y las historias de tantos hombres y mujeres que tuvieron que huir de su tierra (...). La guerra os ha puesto frente al cinismo y a la brutalidad humana, pero también habéis encontrado personas de gran humanidad. ¡Lo peor y lo mejor del hombre! Es importante para todos no quedarse fijados en lo peor, sino valorar lo mejor, el mucho bien que es capaz de hacer todo ser humano, y volver a partir de allí".

Pietro y Erika, que acogieron a las dos mujeres ucranianas, ejemplifican esa acogida, que, añadió Francisco, "es un carisma de las familias, ¡y sobre todo de las numerosas!", porque "las familias con muchos hijos están entrenadas para hacer espacio a los demás". Y es que, sostuvo, "en la familia se vive una dinámica de acogida", frente a otros "contextos anónimos" en los que "se suele rechazar al que es más débil, en las familias, en cambio, es natural acogerlo: un hijo con discapacidad, una persona anciana que necesita cuidados, un pariente en dificultad que no tiene a nadie. Esto da esperanza. Las familias son lugares de acogida y qué problema sería si faltaran. Una sociedad sin familias acogedoras se volvería fría e invivible".

La viuda del embajador de Italia en el Congo
La viuda del embajador de Italia en el Congo

El mar de la fraternidad

Finalmente, el "paso más" hacia la fraternidad, con Zakia y Luca, una familia solidaria y en diálogo con otras culturas, que no se perdió "ni siquiera después de la trágica muerte de Luca", embajador de Italia en Congo y asesinado hace unos meses. Es más: "podemos decir que la misión diplomática de Luca se volvió ahora una “misión de paz” de toda la familia".

"En vuestra familia se expresa el ideal de la fraternidad. Además de ser marido y mujer, vosotros habéis vivido como hermanos en humanidad, como hermanos en experiencias religiosas diversas, como hermanos en el compromiso social. También esta es una escuela que se aprende en familia", incidió Francisco, quien señaló que "viviendo junto al que es diferente a mí, en la familia se aprende a ser hermanos y hermanas. Se aprende a superar divisiones, prejuicios, cerrazones y a construir juntos algo grande y hermoso, partiendo de lo que nos une".

El Papa, en el Aula Pablo VI
El Papa, en el Aula Pablo VI

"Queridos amigos, cada una de vuestras familias tiene una misión que cumplir en el mundo, un testimonio que dar", finalizó el Papa, quien propuso una pregunta: "¿cuál es la palabra que el Señor quiere decir con nuestra vida a las personas que encontramos? ¿Qué “paso más” le pide hoy a nuestra familia?".

"Poneos a la escucha. Dejaos transformar por Él, para que también vosotros podáis transformar el mundo y hacerlo “casa” para quien necesita ser acogido, para quien necesita encontrar a Cristo y sentirse amado", concluyó.

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