Biani López relata el infierno vivido a manos del ex legionario "Fernando Martínez me violaba y hacía ver cómo abusaba de otras niñas"

Fernando Martínez, el abusador abusado, en el círculo
Fernando Martínez, el abusador abusado, en el círculo

‘’Estaba conchabado con una maestra, que sacaba a un grupo de tres niñas de nuestros salones de clases y nos llevaba a la dirección o a la capilla. Allí, cerraban las cortinas, las puertas y nos hacía todo tipo de cosas horribles’’

Cada seis años, la Legión de Cristo se reúne en Roma para reestructurar su organización, teñida por incontables denuncias de violación sexual no solo protagonizadas por su fundador Marcial Maciel, sino por otros sacerdotes. Uno de ellos es Fernando Martínez, denunciado públicamente por las mujeres a las que ultrajó cuando dirigía el Instituto Cumbres de Cancún (México) en 1991.

Biani López Antúnez, una de sus víctimas, le contó a BBC su trágica historia bajo el yugo de los Legionarios de Cristo.

‘’Martínez fue ganándose nuestra confianza y aumentando sus abusos gradualmente. Empezó con besos en la mejilla y que cada vez nos los daba más cerca de la boca, como de forma accidental. Y así, fue subiendo de tono, con abusos más graves, hasta que llegó a violarnos. Lo hizo en múltiples ocasiones’’, cuenta la mujer de 37 años, que ahora destaca como museógrafa.

Fernando Martínez, con algunas de sus víctimas

Fernando Martínez, con algunas de sus víctimas (LegioLeaks)

Conchabado con una maestra

‘’Estaba conchabado con una maestra, que sacaba a un grupo de tres niñas de nuestros salones de clases y nos llevaba a la dirección o a la capilla. Allí, cerraban las cortinas, las puertas y nos hacía todo tipo de cosas horribles’’, continúa Biani López.

La carta en la que Biani detalla los abusos sufridos a mano del cura Fernando Martínez. Foto: Difusión

La carta en la que Biani detalla los abusos sufridos a mano del cura Fernando Martínez. Foto: Difusión

‘’A veces nos hacía leer la biblia, nos daba hostias o jugaba con los símbolos sagrados para distraernos y confundirnos y poder abusar de nosotros. Las niñas salíamos llorando y nadie decía nada. A mí me abusó durante dos años, desde que tenía 8 años hasta los 10. Además, me hacía ver cómo abusaba de otras niñas’’

Niñas escribiendo los abusos

Lorena, una maestra de la institución, encontró a las colegialas llorando en el baño y les pidió que le contaran la razón de su pesar. Según Biani, ella les ofreció una solución y les pidió que escribieran los castigos propinados por el cura Martínez pero que no se lo dijeran a sus padres.

Las agraviadas redactaron la misiva en la que explicaban a detalle los abusos sufridos y también les contaron a sus progenitores la verdad, quienes se reunieron con Eloy Bedia Diez, director territorial de la Legión de Cristo en 1993.

El padre Fernando Martínez abandonó México con las denuncias en su contra después de que la Legión alegara que ‘’tenía un problema en el corazón y lo iban a operar en Miami’’.

Analú Salazar con su presunto abusador, Fernando Martínez Suárez, lc
Analú Salazar con su presunto abusador, Fernando Martínez Suárez, lc

Petición de perdón del monstruo

Con el paso de los años, Ana Lucía Salazar, quien demandó en 1992 al cura mencionado pese a ser menor que Biani, continúa luchando por la justicia en diversos medios de comunicación contra los religiosos que la atacaron.

"Estoy horrorizado y quiero con este breve mensaje apelar a tu generoso corazón y pedirte de rodillas perdón. Nadie más que Dios y tú pueden darme la paz", reza la carta escrita en noviembre del 2019 por el cura Martínez a la mujer que violó, pidiéndole disculpas.

Actualmente Fernando Martínez tiene 80 años y está recluido en una casa de reposo en Roma ‘’cumpliendo un castigo duro’’, recoge BBC.

Los Legionarios de Cristo no solo tienen gran presencia en México, sino que sus partidarios están en diversas partes del mundo. Trascendió también que Marcial Maciel, el cura que los fundó, violó a Fernando Martínez cuando este era un infante, y que desde 1949, 145 niños aseguran haber sido violados por sus religiosos.

‘’Los niños en realidad nunca les importamos. Solo significamos un negocio de donde sacar dinero para financiarse y para abusarnos’’, concluye Biani López.

Carta del monstruo a Ana Lucía

Volver arriba