Iniciativa del obispo de Asís, que se suma a la lanzada por la Iglesia española Flashmob de campanas de todo el mundo para animar a los héroes de la lucha contra el coronavirus

La diócesis de Bérgamo, de luto
La diócesis de Bérgamo, de luto

Los Museos Vaticanos, a un solo clic, mientras dure la pandemia

Un párroco italiano celebra la misa con imágenes de su feligreses en los bancos vacíos

Bérgamo, de luto: al menos seis curas han fallecido en los últimos días

Paralelamente al “Flash Mob” diario que desde hace días están realizando los italianos desde sus balcones, como signo de solidaridad con los enfermos, médicos, enfermeros y los que luchan contra el coronavirus, habrá un 'flash mob' de la Iglesia confiado a las campanas. Será en Asís, ciudad de San Francisco, patrón de una nación, Italia, duramente afectada por la emergencia de Covid-19.

A las siete de la mañana, al mediodía y a las seis de la tarde: son estos los horarios del repique de las campanas que llamarán a la ciudad del Pobrecillo, pero también a todos los fieles del mundo, para unirse en oración e invocar la gracia a través de la intercesión de los santos Francisco y Clara.

La iniciativa es del obispo de la localidad, Monseñor Domenico Sorrentino, y se llevará a cabo en el Santuario del Despojo donde Francisco se despojó de todo para decir que pertenecía totalmente a Dios y quería dedicarse por completo a los hermanos; en la basílica de San Francisco donde descansa su cuerpo; en la Porziuncola y en la Basílica de Santa Clara donde está enterrada la Santa que estaba particularmente unida a San Francisco.

"Que con la intercesión de nuestros santos - declara el prelado - venga la mayor bendición del Señor sobre Italia. San Francisco es el patrón de Italia, su intercesión nos ayudará y nos confortará".

Museos Vaticanos

Otra iniciativa es la de los Museos Vaticanos, cerrados temporalmente debido a la emergencia de Covid-19, pero que se podrán ver con un solo clic desde los ordenadores, smartphones y tablets con el fin de no dejar de compartir con los usuarios de todo el mundo la belleza intemporal de tantas obras maestras.

En el sitio web se ofrecen siete visitas virtuales: de la Capilla Sixtina al Museo Pío Clementino, del Museo Chiaramonti al "Braccio Nuovo", de las Habitaciones de Rafael a la Capilla Niccolina y a la Sala de los Claroscuros.

El cibervisitante puede explorar cada uno de estos entornos, moviéndose en todas las direcciones y centrándose incluso en los detalles más pequeños de las obras individuales, reproducidas en alta definición.

Abrir el arte

Todos los días la cuenta oficial de @vaticamuseums en Instagram ofrece detalles de las obras maestras del Vaticano acompañadas de breves leyendas que ayudan a entender la historia y el significado de muchas obras, más o menos conocidas.

Los Museos Vaticanos, en coordinación con las medidas lanzadas por las autoridades italianas, están cerrados al público desde el pasado 9 de marzo. De acuerdo con las normas adoptadas en el Vaticano, el cierre cautelar afectará, al menos hasta el 3 de abril de 2020, no sólo a los museos sino también a la Oficina de Excavaciones, al Museo de las Villas Pontificias y a los centros de museos de las Basílicas Pontificias.

Imágenes de los feligreses

Por otro lado, debido a las medidas de seguridad y al estado de aislamiento declarado por las autoridades ante la emergencia global del coronavirus, las Iglesias de Italia se han quedado prácticamente vacías.

Fue entonces cuando a Don Giuseppe, párroco de la iglesia de Robbiano, un pequeño pueblo del municipio de Giussano en la provincia de Monza-Brianza al norte de Italia; se le ocurrió la idea de hacer algo especial para celebrar la misa con sus fieles, eso sí, respetando siempre el decreto que no contempla ceremonias religiosas abiertas, sino sólo a puerta cerrada.

Un mensaje al chat de la parroquia

El sacerdote envió un mensaje al chat del grupo de la parroquia usando la famosa aplicación de mensajería llamada Telegram, un servicio que activó él mismo cuando fue destinado como párroco en este pueblo, en septiembre de 2019, y que normalmente utiliza para dar información práctica pero también para hacer reflexiones sobre varios temas.

"Hace unos días, angustiado por la idea de que por enésima vez al celebrar la misa no tendría a nadie delante de mí para escucharme y rezar conmigo, envié un mensaje al chat pidiendo a los feligreses que me mandaran una foto personal de cada uno, tipo selfie, para luego imprimirlas y pegarlas en los bancos de la iglesia. Y así tendría decenas de caras delante de mí", explica Don Giuseppe al periódico italiano La Sampa.

La respuesta masiva de los fieles

La respuesta de los fieles no tardó en llegar: comenzaron a enviar masivamente cientos y cientos de fotografías. Tantas que al final el sacerdote reconoce que no pudo imprimirlas a todas. Un gesto conmovedor que Don Giuseppe no se esperaba.

Igualmente, gracias a que la parroquia tiene un sistema de radio que funciona con un simple aparato transmisor, los fieles pudieron escuchar la misa desde sus casas. "A estas alturas casi todo el mundo tiene en casa este instrumento que permite seguir las celebraciones tanto en el fin de semana como durante la semana, y he notado que desde que empezó la epidemia muchas familias, y no sólo los ancianos, también lo han adoptado".

La gente tiene necesidad de consuelo

"En este contexto la gente tiene una gran necesidad de consuelo. Incluso aquellos que quizás no siempre asisten a la Iglesia. Los primeros días veía que no estaba muy claro para nadie en qué situación nos encontrábamos, pero hoy, después de tres semanas, me doy cuenta de que la gente, los feligreses, están mucho más atentos. Todos se quedan en casa, no salen y cuando me necesitan se ponen en contacto conmigo. Eso sí, el contacto es virtual, siempre a través del chat de Telegram", concluye con gran entusiasmo el párroco.

Bérgamo, epicentro de la epidemia

La Diócesis de Bérgamo está particularmente expuesta en la lucha contra la epidemia de coronavirus y la atención pastoral de los enfermos. Al menos seis sacerdotes de esta diócesis ya han perdido sus vidas después de contraer esta enfermedad.
Bérgamo, una ciudad de 120.000 habitantes en el noreste de Lombardía, está viviendo las horas más oscuras de su historia reciente. Este territorio, generalmente tranquilo y próspero, en el que nació San Juan XXIII en 1881 en el pueblo de Sotto il Monte, se convirtió en el epicentro de la epidemia de coronavirus que ha cobrado un precio extremadamente alto en el norte de Italia, el corazón industrial y económico del país.

Según las estadísticas publicadas en la tarde del domingo 15 de marzo, en la zona de Bérgamo se registraron más de 3.400 casos de los 24.000 pacientes identificados que hay en el país. El número de muertes es tan alto que es difícil de contar, pero el periódico local, L'Eco di Bergamo, publicó cerca de 160 notas de duelo en su edición del 15 de marzo, unas cinco veces más que en un día normal.

Cruz en el monte
Cruz en el monte

Una Iglesia mártir

Las fuerzas vivas de la Iglesia, que permanece en contacto con la población a pesar de la suspensión de las misas y ceremonias, se ven particularmente afectadas por esta epidemia. Al menos seis sacerdotes han perdido la vida y unos veinte están actualmente hospitalizados, aunque su salud muestra signos de mejora. Otros están en cuarentena. Sin embargo, la diócesis está movilizando el máximo de fuerzas posibles para llevar la comunión a los enfermos, como insta el Papa a los sacerdotes, y para aliviar a la población continuando, en particular, con las confesiones.

Entrevistado el sábado por nuestros colegas de Vatican News Italia, el obispo de Bérgamo, Mons. Francesco Beschi, subrayó el generoso compromiso de las 400 parroquias de su diócesis al servicio de los enfermos y, más ampliamente, de los afectados por el colapso económico causado por la epidemia.

"Esta cercanía va en la dirección de la conciencia de que Dios, que también está en prueba con nosotros, no nos abandona", explicó, reconociendo haber visto empeorar la situación en los últimos días. "Ya no sabemos dónde poner a los muertos. Algunas iglesias están siendo usadas. Todo esto va acompañado de sentimientos muy profundos. Me llamó un sacerdote que perdió a su padre. Está en cuarentena, la madre está en cuarentena sola en otra casa. Sus hermanos están en cuarentena, el funeral no está permitido. Será llevado al cementerio y enterrado, sin que nadie pueda participar en este momento de piedad humana y cristiana, que ahora es tan importante".

En relación con las muertes de su clero diocesano, el obispo Beschi dijo a RadioInBlu, la red de radio de la Conferencia Episcopal Italiana, que estas pérdidas, que son una fuente de gran sufrimiento, son parte del drama experimentado por toda la población. "No estamos separados de nuestra comunidad, ni siquiera en el paso de la muerte".

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