No podía hacerlo en otro sitio. El arzobispo Georg Gänswein, defenestrado por el Papa Francisco y que aguarda noticias en su refugio no deseado de Friburgo, concedió este fin de semana una entrevista a Raymond Arroyo, una de las estrellas de la 'televisión del diablo', como Bergoglio define a EWTN. Y lo hizo para, entre otras cosas, justficiar la publicación, con el cadáver de Benedicto XVI aún caliente, de su libro de memorias.
"Mi intención era destruir, si fuera posible, las falsas narrativas sobre Joseph Ratzinger, el cardenal Ratzinger y el Papa Benedicto", subrayó Gänswein, quien afirmó que su intención era la de corregir "muchísimas imágenes" injustas en torno al Papa alemán.
Preguntado por Arroyo sobre cómo vivió el momento de verse atrapado entre dos Papas. "Tenía un buen consejero espiritual, de lo contrario hubiera sido imposible sobrevivir".
El que fuera secretario del Papa Benedicto, también, muestra sus reticencias ante la supuesta desaparición del que denomina como 'rito latino'. "Espero que Dios nos ayude", subraya. "No entiendo el motu propio, siento que causará muchos problemas", afirma, sugiriendo -sin afirmar- que esta era también la opinión del difunto Ratzinger.
