Simposio por la paz de los ahmadíes en Londres, presidido por Su Santidad Hazrat Mirza Masroor: “Estamos al borde de un cataclismo con niveles de destrucción inimaginables”

Hazrat Mirza Masroor, líder de los ahmadíes
Hazrat Mirza Masroor, líder de los ahmadíes

En la Baitul Futuh Mosque de Londres, el ‘Papa’ de los ahmadíes, abanderado de la lucha por la paz en el mundo, reunió a más de mil personas de diversos ámbitos

El silencio se hace reverencial cuando aparece con su tocado blanco en la cabeza, el líder de los ahmadíes, con su barba blanca y su porte sereno y humilde. Desde el salón de las mesas redondas parece un ser de luz

Y con su voz cadenciosa y suave, concreta todavía más: “La ONU se ha convertido en un cuerpo ineficaz, donde las naciones votan en función de sus intereses”. Por eso, sentenció: “No habrá paz verdadera mientras algunas naciones puedan utilizar el veto en la ONU”

También insistió el líder ahmadí  en que, en contra de lo que suele pensarse, “Islam significa paz literalmente”, que “las guerras del santo profeta fueron siempre defensivas” y que el objetivo de la fe musulmana “es construir una paz sostenible basada en la justicia”

“Estamos al borde de un cataclismo con niveles de destrucción inimaginables” ¿Está cerca el apocalipsis? Eso es lo que parece temer el guía espiritual de los más de 200 millones de musulmanes ahmadíes del mundo, Su Santidad, Hazrat Mirza Masroor Ahmad, quinto Jalifa (Califa) de la comunidad y que celebró, en Londres (su sede central) el ‘National Peace Symposium’ 2024.

En la Baitul Futuh Mosque de Londres, el ‘Papa’ de los ahmadíes, abanderado de la lucha por la paz en el mundo, reunió a más de mil personas de diversos ámbitos (político, religioso, universitario o periodístico), en un ambiente multicolor, multirracial y multirreligioso, presidido por el máximo respeto entre personas de diferentes credos y diversas ideologías.

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Asistentes españoles al evento de los ahmadíes
Asistentes españoles al evento de los ahmadíes

El simposio de este año, el número 18, se celebró en la mayor mezquita de Europa occidental, con el objetivo de promover “una comprensión más profunda del Islam y de otras religiones, asi como inspirar un esfuerzo concertado por una paz duradera en el mundo”.

En un inmenso salón de la mezquita, lleno de mesas redondas (que me hacen recordar al reciente Sínodo católico en el Vaticano), la gente espera con curiosidad la aparición de Su Santidad. En la mesa presidencial van tomando asiento diversas personalidades del mundo sociopolítico inglés, asi como los que van a recibir el premio de la paz.

Entre los presentes hay también varios sacerdotes católicos, entre ellos, Diego Sarrió, rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de Roma.

El silencio se hace reverencial cuando aparece con su tocado blanco en la cabeza, el líder de los ahmadíes, con su barba blanca y su porte sereno y humilde. Desde el salón de las mesas redondas parece un ser de luz.

El evento comienza con una bella recitación del Corán y por el atril van desfilando diversos políticos ingleses de todo el arco parlamentario (laborista, conservador y liberal). Y los tres coinciden en alabar la lucha por la paz de Su Santidad (“el campeón de la causa de la paz”) y en la condena sin paliativos de la guerra de Gaza. Y los tres claman contra ella: “Que se pare esta barbarie”; “todos los líderes deben unirse para parar esta tragedia”; “alto al fuego ya”.

Premio a la paz de los ahmadíes
Premio a la paz de los ahmadíes

A continuación se entregan los premios internacionales Ahmadía musulmana para el fomento de la paz, dotados de 10.000 libras esterlinas cada uno. El primero para Adi Roche, ceo de una fundación dedicada a salvar a los niños del “enemigo invisible” radioactivo de la tragedia de Chernobil. A su juicio, “la mayor catástrofe humanitaria de la historia”. Emocionada, se dice dispuesta a seguir luchando para “aliviar el sufrimiento de los niños y alejar de ellos el miedo y el horror sufridos”.

El otro premiado fue David Spurdle, fundador de la ONG ‘Stand by me’, que comenzó salvando niños en la primera guerra del Líbano y sigue en la brecha. Hasta ahora ha socorrido a más de 20.000 en todo el mundo. Agradeció el premio e invitó a “hacer entre todos un mundo mejor”.

Había expectación por escuchar al líder ahmadí, que comenzó su discurso en nombre de Ala, el clemente y misericordioso, y deseando “paz y bendición para todos”. Recordó que lleva ya dos décadas “pidiendo paz y armonía en el mundo”, pero que los últimos acontecimientos siguen poniendo de manifiesto la peligrosa situación del mundo: El nacionalismo y la injusticia alimentan los conflictos, la pobreza y la desigualdad, al tiempo que fomentan crisis humanitarias en todo el planeta.

Y, a diferencia de otros líderes religiosos, Hazrat Mizra señala, con valentía, a los culpables: “La política injusta de las grandes potencias y los sistemas económicos injustos están creando una oleada de injusticia, desigualdad, inestabilidad e inseguridad”.

Recuerda que, hace años, algunos le llamaban pesimista por recordar estas cosas, pero “las lecciones de la historia” le dan la razón y “hoy, las guerras alcanzan Europa y las armas nucleares pueden ser utilizadas”.

Premio a la paz de los ahmadíes
Premio a la paz de los ahmadíes

Y con su voz cadenciosa y suave, concreta todavía más: “La ONU se ha convertido en un cuerpo ineficaz, donde las naciones votan en función de sus intereses”. Por eso, sentenció: “No habrá paz verdadera mientras algunas naciones puedan utilizar el veto en la ONU”.

A su juicio, esta dinámica perversa influye decisivamente tanto en la guerra de Gaza como en la de Ucrania. Por eso, vuelve a recordar que la de Gaza “no es una guerra religiosa, sino territorial y geopolítica, al igual que la de Ucrania” y que sólo se puede acabar con ellas, si USA y Rusia dejan de utilizar su capacidad de veto en la ONU y, de esta forma, dejan de ser cómplices de todo lo que está pasando en esos dos países en guerra.

También insistió el líder ahmadí  en que, en contra de lo que suele pensarse, “Islam significa paz literalmente”, que “las guerras del santo profeta fueron siempre defensivas” y que el objetivo de la fe musulmana “es construir una paz sostenible basada en la justicia”.

Para eso, cree el líder ahmadí que es necesario unirse por la causa de la paz y luchar juntos por la mejora de las generaciones actuales y futuras. Por eso, pidió “un alto al fuego completo entre Palestina-Israel y Rusia-Ucrania”. Y concluyó: “Si no lo conseguimos, la historia nos juzgará con autodestrucción y miseria. Debemos actuar con urgencia y sabiduría. Debemos unirnos por el bien de la humanidad”.

Tras dar las gracias a los presentes y pedir disculpas por “haber hablado tanto tiempo, pero la situación lo exigía”, concluyó el evento con una oración silenciosa. Y la posterior comida de gala con cordero, arroz y demás manjares. Los fieles ahmadíes veneran a su líder y los demás nos quedamos prendados de su personalidad, que transmite y llega a los corazones. Un halo de luz en medio de tanta noche oscura.

El fundador de los ahmadíes y sus primeros discípulos
El fundador de los ahmadíes y sus primeros discípulos

La comunidad ahmadía

La comunidad ahmadía está dirigida por un sistema de Khilafat (liderazgo espiritual). Su Santidad, Hazrat Mirza Masroor Ahmad, es el quinto Jalifa (Califa) de la comunidad, que tiene su sede en el Reino Unido. Y es que, cuando los ahmadíes tuvieron que salir de Pakistán por la persecución que sufrían (y siguen sufriendo en la actualidad), eligieron la capital del Reino Unido, como lugar donde se profesa el máximo respeto a la libertad religiosa.

Desde Londres, el Jalifa dirige su comunidad extendida por todo el mundo, para que sirva a la humanidad con el espíritu de bondad y humildad que es parte integrante del Islam y viaja por todo el mundo para promover el diálogo y el entendimiento, mientras invita a los líderes mundiales a dotar de un verdadero sentido de justicia y de paz a las relaciones internacionales y, así, evitar guerras y conflictos.

Bajo su liderazgo, la Comunidad Musulmana Ahmadía ha lanzado campañas en todo el mundo, que presentan el verdadero y noble mensaje del Islam de lealtad, libertad y paz.

Los ahmadíes son musulmanes, aceptan el Corán, los pilares y las doctrinas del islamismo. Quizás sólo discrepan en dos puntos: en la concepción de la yihad y en que creen que el Mesías esperado por el Islam es su fundador, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (1835-1908).

Qamar, un ahmadí perseguido y el imán Amir
Qamar, un ahmadí perseguido y el imán Amir

Mientras los musulmanes mayoritarios (sunitas y chiitas) siguen esperando un Mesías guerrero que, con la fuerza y el poder, derrote a Occidente e imponga el Islam en todo el mundo, los ahmadíes creen que el Mesías ya ha llegado en la persona de su fundador, que predicaba la yihad interior, como conversión del corazón. Es decir, los ahmadíes son “los musulmanes que aceptaron al Mesías prometido profetizado por Mahoma” y, además, creen que es antiislámico imponer la fe por la espada.

Por esas diferencias doctrinales, los musulmanes mayoritarios los consideran herejes y apóstatas y los persiguen en muchos países. Por ejemplo, en Pakistán donde son perseguidos, encarcelados y masacrados a menudo, amén de considerarlos ciudadanos de segunda categoría. En una persecución muy parecida a la que sufrieron los primeros cristianos en le imperio romano.

Por eso, como explica su portavoz en España, Qamar Fazal, su regla de oro es la siguiente: “Amar a todos; odiar a nadie”, porque el ideal del Islam es “adorar a Dios y ayudar al prójimo” y su objetivo “reconquistar el corazón humano para Dios”.

 De acuerdo con las enseñanzas del Islam, los ahmadíes defiende el honor de todos los profetas de Dios, entre ellos ‘San Jesús’, al que consideran un gran profeta, pero no el hijo de Dios. Además, creen que se salvó de la muerte en la cruz y murió, muchos años después, en Cachemira.

Los cinco Jalifas y Qamar
Los cinco Jalifas y Qamar

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