Cáritas, las clarisas y la Orden de San Juan de Dios, en las zonas más golpeadas La Iglesia redobla sus esfuerzos para paliar la devastación tras las inundaciones en India

El Estado de Kerala, en el sur de la India, azotado por la mayor inundación de los últimos cien años, dejó un saldo de 410 personas fallecidas, un millón de personas damnificadas, 50.000 casas destruidas y más de 300 mil personas continúan evacuadas. Ante esta dramática situación la solidaridad de la Iglesia Católica se movilizó rápidamente a través de los organismos de ayuda, llamamiento de los obispos y congregaciones religiosas que trabajan en la zona.

La mayor inundación tuvo lugar el 14 de agosto, tras la apertura de 35 de sus 42 presas de golpe, al encontrarse al máximo de su capacidad, incrementando el volumen de agua de numerosos ríos que ya llevaban un gran caudal, desbordándose y anegando completamente extensas zonas al sur de Kerala junto a la costa, dejando sumergidas casas y arrozales, y destrozando carreteras, puentes y cualquier vía de comunicación. El caos sin precedente producido por las inundaciones ha generado una miseria infinita y devastación.

"La arquidiócesis no puede permanecer en silencio mientras nuestros hermanos y hermanas de Kerala atraviesan semejantes momentos de desolación y angustia", expresó el cardenal Oswald Gracias, presidente de la Conferencia episcopal india (CBCI) y arzobispo de Bombay, convocando a los católicos indios a ser solidarios con los damnificados.

Mientras Caritas India envió equipos a varias zonas del Estado para coordinar y brindar asistencia en las tareas de rescate. Caritas espera llegar a 20.000 familias de Wayanad, Pathanamthitta, Thrissur y Ernakulam, para proporcionarles ayuda alimentaria (incluyendo agua potable) asistencia higiénica y sanitaria. También están usando el modelo "Dinero por trabajo" para remover los escombros y apoyar también a 10.000 familias de las comunidades tribales.

En Kuttanadu e Idukky está trabajando intensamente la arquidiócesis de Changanasserry a través de su organización Changanasherry Social Service Society (CHASS) y la Congregación de Franciscanas Clarisas, ofreciendo refugio, agua potable, alimento, ropa y medicamentos a 16.250 familias en parroquias, escuelas y otros centros habilitados para recibir a miles de personas que tuvieron que huir de sus casas ante las inundaciones.

Por otra parte, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios está presente en la región de Kattappana, que se encuentra en una zona más elevada, pero también muy afectada por los corrimientos de tierra debidos a las lluvias y desbordamiento de ríos, prestando atención a las víctimas con equipos médicos del Hospital San Juan de Dios ubicado allí, además de la diócesis de Kanjirappally, que también está atendiendo a cerca de 100.000 personas en centros de acogida y está repartiendo alimentos, medicinas, productos de higiene y primera necesidad.

Además, se teme que haya un brote de enfermedades infecciosas debido a la contaminación de las aguas provocada por la rotura de los sistemas de alcantarillado y saneamiento, por lo que resulta crucial garantizar de forma continuada el acceso a agua potable, alimentos, productos de higiene y medicamentos.

(RD/AICA)

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