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El limosnero, enviado por Francisco, besó las manos de las madres que perdieron a sus hijos
(Vatican News).- "El dolor no se puede quitar pero se puede soportar juntos". El cardenal Konrad Krajewski, enviado por el Papa a Ischia tras el desprendimiento de tierra que acabó con la vida de 12 personas, ofrece esta reflexión tras visitar a algunas familias enlutadas. Su tono es tranquilo, sabe que ha traído el consuelo de Francisco, que ha escuchado el dolor de quienes han perdido a sus seres queridos, especialmente a sus nietos. "Hacer esta visita en la solemnidad de la Inmaculada Concepción", dice el Limosnero, "tiene un significado especial. En los rostros de abuelas, tías y mujeres, volví a ver el calvario de María que perdió a su hijo, que le acompañó hasta su último aliento".
Krajewski besó las manos de estas mujeres, participando así en esa herida, que se abrió repentinamente el pasado 26 de noviembre cuando un río de tierra y barro descendió del monte Epomeo. La primera familia que visitó el cardenal fue la de los parientes de Valentina Castagna y Gianluca Monti, padres de Michele, Francesco y Maria Teresa, de apenas seis años. Una oración, el rosario donado por el Papa y la bendición del cardenal fueron los momentos más destacados de esta visita discreta pero llena de cercanía de la Iglesia y de Francisco.
El cardenal Krajewski ante los féretros de los niños Michele, Francesco y María Teresa, hijos de Valentina y Gianluca Monti
Inmediatamente después, otro momento conmovedor, la parada en la iglesia de la Annunziata, en Lacco Ameno, donde se conservan los cuerpos de las demás víctimas. Krajewski reza ante el ataúd blanco de la víctima más pequeña de esta catástrofe. Giovangiuseppe tenía sólo 22 días y nació el 4 de noviembre. El corrimiento de tierras se lo llevó junto con sus padres Maurizio Scotto y Giovanna Mazzella. Ayer se celebraron los funerales de los prometidos Eleonora Sirabella y Salvatore Impagliazzo. Se esperan los funerales de Maria Teresa Arcamone, la mujer de 31 años encontrada en último lugar, y de Nikolinka Gancheva Blangova.
"Mucha gente me pregunta qué hay después de la muerte, dice el Limosnero, si se encontrarán con sus familiares, yo respondo que no sé los tiempos, pero hay que creer en la Resurrección. Aquí mucha gente cree, confía en Dios, es algo hermoso y desde el tesoro de la fe, estoy convencido, se puede volver a empezar".
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