El país atraviesa un frágil despertar y cree que el anuncio tiene un significado profundo El Líbano recibe con entusiasmo la noticia de la visita del Papa

Santuario de Nuestra Señora del Líbano
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El País de los Cedros se prepara ahora con alegría para recibir al Papa León XVI, cuya llegada está prevista para el 30 de noviembre

Cinco meses después del inicio de su pontificado, el papa León XVI ha aceptado la invitación formulada por el presidente de la República Libanesa, Joseph Aoun

Muchos libaneses esperan poder compartir su sufrimiento con el Papa, confiando en su apoyo durante este "despertar libanés" impulsado por el presidente Aoun, quien ha prometido reconstruir un país eficiente y soberano

(Agencia Fides).- Como lo esperaron Juan Pablo II en 1997 y Benedicto XVI en 2012, el País de los Cedros se prepara ahora con alegría para recibir al Papa León XVI, cuya llegada está prevista para el 30 de noviembre, en el marco de su primera visita apostólica como Pontífice. El viaje tendrá como primera etapa Turquía, donde el Papa realizará una peregrinación a İznik (Nicea) con motivo del 1700º aniversario del Primer Concilio de Nicea.

El Sucesor de Pedro era esperado en el Líbano desde 2021, cuando el papa Francisco, respondiendo a una pregunta del periodista Imad Abdul Karim Atrach (Sky News Arabia), reveló la promesa hecha al patriarca maronita Bechara Boutros Raï de viajar al país.

Cinco meses después del inicio de su pontificado, el papa León XVI ha aceptado la invitación formulada por el presidente de la República Libanesa, Joseph Aoun, durante la audiencia del 13 de junio de 2025, y visitará el país en un momento decisivo de su historia. La noticia ha sido recibida con entusiasmo, como un signo de cercanía y esperanza para toda la nación.

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Para los libaneses, este primer viaje apostólico tiene un profundo significado. En su reducido territorio de 10.452 km², el país, marcado por crisis recurrentes y por una dolorosa «hemorragia humana» causada por la emigración, conserva un papel histórico, cultural y social singular en Oriente Medio y en la cuenca mediterránea.

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Mosaico de comunidades cristianas y musulmanas, el Líbano sigue siendo, pese a sus desafíos, un modelo único de convivencia. «Único e indispensable para la región y para el mundo entero», subrayó el presidente Aoun ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, afirmando que «salvar al Líbano es un deber fundamental de la humanidad».

El papa Francisco, en el vuelo de regreso de su viaje a Irak, había dicho: «El Líbano es un mensaje. El Líbano sufre. Tiene la debilidad de sus diversidades, algunas aún no reconciliadas, pero también la fortaleza del gran pueblo reconciliado, como la fortaleza de los cedros. […] El Líbano está en crisis, en una crisis de vida».

Muchos libaneses esperan poder compartir con el Papa León XVI ese mismo sufrimiento, confiando en su apoyo durante este «despertar libanés» impulsado por el presidente Aoun, quien ha prometido reconstruir un país eficiente y soberano. «Para salvarlo, basta con comprometerse con determinación, con palabras y con hechos -ha afirmado-, para liberarlo de toda ocupación y garantizar la soberanía exclusiva del Estado libanés sobre todo su territorio, a través únicamente de sus fuerzas armadas legales y legítimas».

«El Líbano se encuentra en una encrucijada: o avanza hacia un Estado que promueva la ciudadanía y el buen gobierno, o se estanca en la parálisis», señala a Agencia Fides el padre Raphael Zgheib, profesor de la Universidad Saint Joseph de Beirut y miembro del grupo de reflexión ecuménica Elegimos la vida. «Los cristianos del Líbano no son una minoría y el país sigue siendo hoy un oasis de libertad de expresión».

«La visita del Pontífice -prosigue el sacerdote- llega en un momento de agotamiento colectivo. El Líbano intenta salir del abismo. Es necesario renovar la invitación de Juan Pablo II a “emprender un itinerario de oración, penitencia y conversión” que permita a los cristianos libaneses interrogarse ante el Señor sobre su fidelidad al Evangelio y su compromiso efectivo con el seguimiento de Cristo», como escribió el Papa polaco en su exhortación apostólica ‘Una nueva esperanza para el Líbano’. Un llamado, concluye el padre Zgheib, «a edificar juntos el Cuerpo de Cristo con verdadero espíritu eclesial».

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