Más de 750 personas pasan la noche en la misión salesiana por el pánico a las nuevas réplicas Salesianos de Alepo: "Con el nuevo terremoto, volvemos a empezar de cero"

Víctimas del terremoto, acogidas en la Casa Don Bosco, de Alepo
Víctimas del terremoto, acogidas en la Casa Don Bosco, de Alepo Misiones Salesinas

Dos semanas después del devastador terremoto que ha afectado sobre todo al sur de Turquía y al noroeste de Siria, el miedo sigue muy presente entre la población. Cada nueva réplica fuerte saca a la calle a los supervivientes y vuelve a llenar el Centro Don Bosco de Alepo

Los misioneros salesianos han iniciado una nueva fase de la emergencia para tratar los traumas y realizar terapias con las personas más afectadas. La solidaridad salesiana mundial ha cubierto ya el primer proyecto de emergencia y las otras dos obras salesianas en Siria, Damasco y Kafroun, se suman a la acogida y atención de población desplazada por el seísmo

(Misiones Salesianas).- "Con este nuevo terremoto ha sido como comenzar otra vez desde cero. El temblor se ha sentido muchísimo. Eran las siete de la tarde, ya de noche, y hemos revivido escenas de pánico. Decenas de familias y muchas personas muy mayores han llegado a nuestra casa para pedir si podían quedarse. Por supuesto tratamos de hacer todo lo posible para atenderlas en lo más básico”, explica Alejandro León, responsable de los Salesianos en Oriente Medio desde Alepo.

Dos semanas después del terremoto de 7,8 grados que afectó al sur de Turquía y al norte de Siria, una nueva réplica de 6,4 grados de magnitud volvió a desatar el pánico ayer por la tarde en las zonas afectadas por la tragedia. Miles de personas volvieron a salir a la calle y buscaron un lugar seguro en el que refugiarse. Con un balance provisional de al menos seis personas fallecidas y 700 heridas, más de 750 personas acudieron a la misión salesiana de Alepo para pasar allí la noche.

“Seguro que muchas personas han quedado bajo los escombros porque muchos edificios dañados se han derrumbado”, comenta Mateo Colmenares, voluntario en Alepo. “Este temblor nos obliga a empezar un poco de nuevo”, añade. “No teníamos mantas ni colchonetas para todos porque muchas ya las habíamos guardado, y hemos sufrido por las personas mayores, ya que algunos de ellos han pasado la noche tratando de dormir en sillas en los pasillos. Necesitamos ayuda, porque la emergencia será larga en el tiempo”, recalca.

Los misioneros salesianos se han visto obligados “a abrir nuevos espacios para atender a más personas. Muchos centros de acogida ya habían cerrado, así nos organizaremos de nuevo para poder a tender a más de 600 personas de media durante un par de semanas porque muchas no van a poder regresar a sus casas”.

La hora de atender a las personas

Han pasado 15 días desde el primer gran terremoto con epicentro en el sur de Turquía y las escalofriantes cifras no dejan de aumentar: más de 45.000 personas fallecidas, más de 123.000 heridas, al menos 260.000 viviendas destruidas y casi medio millón de personas evacuadas. La ONU estima que sólo en Siria casi nueve millones de personas necesitan ayuda de emergencia para poder vivir. El país vive una emergencia humanitaria continua desde que comenzó la guerra hace 12 años.

“La noche del jueves y el viernes de madrugada sentimos dos nuevas réplicas, muy fuertes, y de nuevo muchas familias vinieron a la Casa Don Bosco en Alepo en busca de un refugio seguro”, asegura Mateo Colmenares, voluntario salesiano en Alepo. “La primera fase de shock va desapareciendo y comienzan a aflorar los recuerdos, el dolor por lo perdido y la incertidumbre por el futuro. Por eso en Don Bosco queremos comenzar una nueva fase de la emergencia; seguiremos acogiendo y atendiendo a quien lo necesite, pero trataremos de centrarnos más en la ayuda y la reconstrucción de las personas”, comenta Alejandro León, superior de los Salesianos en Oriente Medio.

Una treintena de voluntarios

Alrededor de una treintena de jóvenes voluntarios de centro juvenil Don Bosco ayuda a diario en la casa salesiana para atender a las personas acogidas. “El día comienza con la eucaristía a las 8.30 y la iglesia se llena. Es impresionante que digan que, a pesar de todo, tienen que dar gracias a Dios por estar vivos”, comentan los Salesianos. Los voluntarios se encargan de preparar el desayuno, limpiar la casa, organizar actividades de ocio para los más pequeños, casi un centenar, que hay en la casa y el almuerzo.

“La sala de juegos siempre la tenemos abierta, y por la tarde ponemos una película y siempre se organizan juegos para los niños. Por la noche, tras la cena y el rosario hay un momento de música y, a pesar del dolor, todos participan y cantan en cuanto suena un instrumento”, añade Colmenares.

Segunda fase de la emergencia

La segunda fase de la emergencia que quieren comenzar los Salesianos tiene que ver con la reconstrucción personal y la superación de los traumas. “En Siria no hay psicólogos y nosotros tenemos la suerte de tener uno en Don Bosco. Queremos organizar a las personas en grupos para realizar formaciones y terapias, y acompañarlas también de las ayudas para reconstruir sus viviendas dañadas”, explican los misioneros salesianos.

La solidaridad salesiana mundial ha completado ya el primer proyecto de emergencia en Siria, que tenía unas necesidades valoradas en 700.000 euros. Desde Misiones Salesianas hemos enviado ya 120.000 euros para ayudar a las personas damnificadas que atienden los Salesianos en Siria, y seguiremos enviando nuevas partidas de dinero a los nuevos proyectos que se desarrollaran en Damasco y Kafroun para seguir atendiendo la población por las consecuencias del terremoto. La Fundación Reina Sofía ha colaborado con 35.200 euros en la compra y distribución, por parte de Don Bosco Alepo, de artículos de primera necesidad para cubrir las necesidades básicas de la población.

“La situación económica en Siria es crítica y el terremoto ha agudizado esa situación. No hay trabajo, los alimentos son muy caros, el combustible está inalcanzable y sólo hay dos horas de luz al día, por lo que el devaluado sueldo se va en contratar amperios para tener energía en invierno. Necesitan más ayuda que nunca”, finalizan los Salesianos.

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