Apelan a la Convención de la Haya: "La sangre derramada no era de los enemigos" Obispos de Myanmar critican el ataque del Ejército contra la iglesia de Kayan Tharyar

Iglesia de Myanmar
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La Conferencia Episcopal de Myanmar ha criticado al Ejército por el ataque con artillería contra una iglesia en el este del país que causó cuatro muertos y ocho heridos entre los civiles que se encontraban allí refugiados

Cardenal Bo "La sangre derramada no era la de enemigos, aquellos que murieron o fueron heridos son ciudadanos de este país. No estaban armados, estaban dentro de la iglesia para proteger a sus familias"

"El ataque hizo que esta gente sin ayuda huyera hacia la jungla (...) No hay manera de encontrarles. Niños y ancianos iban con el grupo, forzados a morir de hambre y sin ayuda médica. Es una enorme tragedia humanitaria"

Tras meses de manifestaciones pacíficas contra el golpe de Estado militar del 1 de febrero, muchos opositores han decidido tomar las armas, acudiendo a la guerrilla para recibir cursos de formación 

La Conferencia Episcopal de Myanmar ha criticado al Ejército por el ataque con artillería contra una iglesia en el este del país que causó cuatro muertos y ocho heridos entre los civiles que se encontraban refugiados en el recinto religioso.

El ente religioso recordó a los militares que los lugares de culto, al igual que escuelas y hospitales, están protegidos bajo los tratados de laConvención de la Haya.

"La sangre derramada no era la de enemigos, aquellos que murieron o fueron heridos son ciudadanos de este país. No estaban armados, estaban dentro de la iglesia para proteger a sus familias", apuntó el cardenal Charles Maung Bo en el comunicado publicado anoche a través de las redes sociales.

Un artefacto explosivo disparado por las Fuerzas Armadas impactó contra el techo de la Iglesia del Sagrado Corazón de la ciudad de Loikaw, en el este del país, alrededor de la 1:00 de la madrugada de este lunes (18.30 GMT del domingo).

La deflagración causó cuantiosos daños en el edificio, que se derrumbó parcialmente sobre varias personas que habían acudido a refugiarse en la iglesia cristiana por miedo a los combates entre el Ejército contra civiles armados apoyados por un grupo rebelde.

"El ataque hizo que esta gente sin ayuda huyera hacia la jungla (...) Comida, medicina y productos de higiene son urgentes, pero no hay manera de encontrarles. Muchos niños y ancianos iban con el grupo, forzados a morir de hambre y sin ayuda médica. Es una enorme tragedia humanitaria", indica el cardenal, que cifra en más de 20.000 las personas desplazadas por los combates en Loikaw.

Tras meses de manifestaciones pacíficas contra el golpe de Estado militar del 1 de febrero, muchos opositores han decidido tomar las armas ante los escasos avances de las protestas, huelgas y el popular movimiento de desobediencia civil.

Algunos civiles han huido a zonas controladas por las guerrillas étnicas que combaten al Ejército desde hace décadas para recibir cursos de formación e iniciar la lucha contra los soldados.

Al menos 827 personas han perdido la vida desde la asonada a raíz de la brutal represión ejercida por las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.

El Ejército justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre, en los que arrasó el partido de la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que cuentan con el aval de los observadores internacionales.

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